sábado, 5 de febrero de 2011

Chaplin en estado puro

Debido a su pobreza, una mujer se ve obligada a abandonar a su propio hijo. El niño es encontrado por un vagabundo, que decide acogerlo y criarlo a su manera.

Una película con una sonrisa, y quizá con una lágrima


"El chico" ("The kid"), una de las indiscutibles obras maestras de Charles Chaplin, era estrenada en Nueva York el 21 de Enero de 1921, hace ya 90 años.

Producida, dirigida y escrita por el propio Chaplin, quien también fue el artífice de su montaje, “El chico” fue la primera película de largo metraje del genial cineasta.

Hay casi tantas lágrimas como risas, lo cual prueba la aseveración de que Charlot es casi tan buen trágico como cómico. El chico puede ser considerada como una obra maestra de la pantalla
(Theatre Magazine)


La madre del chico más famoso de la historia del cine fue interpretada por la actriz Edna Purviance, quien ya había intervenido en más de veinte cortometrajes de Charles Chaplin antes de este film y completaría más adelante su filmografía con el director con “Una mujer de París”, “Monsieur Verdoux” y “Candilejas”.

La presentación de su chico golfillo sentado en el bordillo de la acera y sus instrucciones al niño en normas de conducta profesional quedarán registradas como una de las mejores cosas que Chaplin haya hecho jamás
(Variety)
 

Seis años tenía Jackie Coogan cuando fue elegido por Chaplin para esta película. “El chico” fue la tercera interpretación cinematográfica del pequeño actor tras “Skinner’s baby” y “Un día de placer”. Interpretación que sólo puede calificarse de genial.


El chico es la comedia que ya se presentía en los primeros trabajos cortos de Chaplin. También hay que hacer mención a una nueva figura de su compañía, fuente de inmensas delicias, un maravilloso niño que se llama Jackie Coogan. Aunque sea inconscientemente, resulta un actor tan acabado como todo el conjunto de actores cinematográficos que le acompañan. Es “el chico” por excelencia, y siempre será recordado junto con la imagen de Charlot
(The New York Times)

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Un vagabundo conoce a una muchacha ciega, vendedora de flores, y de forma indirecta se convierte en su benefactor.


Hace ya 80 años, el 30 de Enero de 1931, se estrenaba en Los Ángeles otra obra cumbre de Charles Chaplin, “Luces de la ciudad” ("City lights").

Producida, dirigida y escrita por Chaplin, que también firmaba su música y montaje, fue la primera película del cineasta en la nueva era del sonido.

La voz rompe la fantasía, la poesía, la belleza del cinematógrafo y de sus personajes. Hacerlos hablar es aniquilar todo su encanto


Convencido de que “Luces de la ciudad” debía ser un film mudo, Chaplin consiguió finalmente rodarla así, pese a las presiones que recibió a su alrededor. Y con su acostumbrada maestría, el acompañamiento musical ocupó el lugar de las palabras y los efectos sonoros subrayaron las secuencias más cómicas.

Luces de la ciudad demostró que el silencio - si es Chaplin quien se mantiene silencioso - es todavía oro. Si el film hubiera sido hablado, las risas y los aplausos del público durante la proyección habrían ahogado las palabras
(New York Evening Journal)


A pesar de no tener experiencia previa como actriz (tan sólo había aparecido como extra tres años atrás), Virginia Cherrill consiguió el papel de la vendedora de flores entre varias candidatas. Personaje clave hoy en la filmografía del mítico Charlot.

Luces de la ciudad” era la película favorita de Orson Welles. Su estreno lo compartió Charles Chaplin con Albert Einstein. George Bernard Shaw acompañó al cineasta en su estreno en Inglaterra.


Luces de la ciudad confirma la perennidad del arte de Chaplin, no sólo como actor sino también como realizador. Mientras continúe haciendo cine así, puede permitirse ignorar las películas habladas
(New York Evening Post)

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Apresado por la era del modernismo, Charlot es obrero en una fábrica en cadena, consistiendo su trabajo, prácticamente, en apretar los tornillos en una cinta móvil.


El 5 de Febrero de 1936, hace hoy 75 años, tenía lugar el estreno de “Tiempos modernos” ("Modern times"), otro título inmortal en la filmografía de Charles Chaplin.

Producida, dirigida y escrita por Chaplin, que también fue el autor de su música y montaje, fue la última película que rodó sin diálogos, aunque sí contaba con efectos sonoros e incluso se oía su propia voz entonando una pequeña canción.


Me pareció un buen tema para una película. Producimos mucho, pero nos encontramos con que no podemos disponer de lo que producimos. Para simbolizar nuestro tiempo, he presentado grandes máquinas en las cuales me extravío


Su compañera en esta historia fue Paulette Goddard, actriz que ya llevaba en la gran pantalla desde 1929. Durante el rodaje de “Tiempos modernos”, Paulette continuó trabajando como corista para los estudios Goldwyn. Y en el mismo año de la película, 1936, contrajo matrimonio con Chaplin.

"Chaplin conserva su modo característico de hacer comedias basándose estrictamente en la pantomima, tanto en lo que se refiere a su propio trabajo como al del cuadro de actores que lo secundan
(New York Daily News)


Originalmente se filmó un final muy distinto al que conocemos, sufriendo el vagabundo un ataque de nervios y siendo atendido en el hospital por la chica, ahora convertida en monja. Pero Chaplin lo desechó finalmente, rodando ese maravilloso final, más esperanzador, que forma ya parte de la mítica película.

La película es una brillante sucesión de gags y proezas, unidas entre sí de acuerdo con el tradicional y personalísimo estilo de Chaplin"
(New York Post)

“El chico”, ”Luces de la ciudad” y “Tiempos modernos”… Chaplin en estado puro.

11 comentarios:

Pepe Cahiers dijo...

Chaplin fue un genio completo y aún me emociona aquel número final, junto a Buster Keaton, en "Candilejas", sincero homenaje a una epoca que no volverá. Buen Post, amiga Clementine.

El Tirador Solitario dijo...

Es que con Chaplin hay un maridaje perfecto entre lirismo y risas, poesía y vodevil; vi El chico hace dos navidades y es una auténtica delicia, como La quimera del oro, que la descubrí cuando la emitió Garci en QGEC hace ya 16 años.
En cambio debo confesar, con pudor por mi parte, que no he visto aún Tiempos modernos, y eso es algo que no tiene perdón...
(Por cierto, ¡que bellísima era Paulette Goddard!)
Un saludo, Clementine.

Gustavo dijo...

Aunque he visto más de una de Chaplin, la que más recuerdo con cariño es "El gran dictador". La vi un sábado hace bastantes años con la compañía de mi padre. Fue un momento especial, de risas en familia.

Ver a Chaplin jugando con la bola del mundo me dejó al mismo tiempo, mudo y emocionado.

Muchas gracias por este gran post!

Leí hace poco, Clementine, en un periódico local algo sobre la película de Disney Fantasía. Tengo curiosidad por verla porque no he tenido la ocasión y dicen que fue bastante arriesgada para la época.

Alicia dijo...

Poco más que añadir a los comentarios: era genial y genial y requetegenial.
Y cuanta gente sería más genial muda, ¿verdad?
Besos muditos

Roberto Béjar dijo...

"Tiempos modernos" es fabulosa, sobre todo si la situamos en su contexto histórico. Mira que he visto comedias, pero no sé por qué será que cada vez que veo la secuencia de la máquina para comer, siempre me parto de la risa. Esas caras de Chaplin, que el pobre hombre estaba encantado de servir de conejillo de indias con tal de comer... Y lo absurdo del invento: una máquina pensada para ahorrar tiempo al trabajador en almorzar. Genial la secuencia, genial "Tiempos modernos" y genial Chaplin.
Abrazos.

Clementine dijo...

La escena de la bola del mundo de "El gran dictador", Gustavo, es antológica de toda la historia del cine. Magistral. Y búscate ya la ocasión de ver "Fantasía", para mí la obra maestra de ese otro genio llamado Walt Disney. A ver si cuando hablemos de ella en La Gran Pantalla, que cae seguro, me pones en tu comentario que la has visto ya.
Pues sí, Alicia, mucha gente ganaría más siendo muda. Chaplin era un maestro en esto, cuando aceptó por fin el sonoro siguió siendo un gran cineasta.
Es que, Roberto, la escena de la máquina de comer, y la película entera, tienen al mismo tiempo parte cómica y fondo con mensaje. Y la ves ahora y te sigue valiendo lo que nos transmite. Menudo cerebro tenía este Charlot. Más abrazos para ti.

A. dijo...

Sólo no me he leído qué final se filmó de Tiempos modernos, que, Tirador, no he visto (y sé que tampoco tengo perdón ni excusa), por lo demás, genial entrada y genial Chaplin.

Tal vez mucha gente sería más genial muda, como señala Gustavo, pero prefiero saber lo que piensa esa gente realmente.

Saludos.

Clementine dijo...

Pues queda ya con Tirador, A., en el día para ver por fin "Tiempos modernos" y así te puedes leer la entrada entera. Aunque yo te cuento el final que se iba a filmar, no el que se filmó realmente (no cuento finales porque no me gusta que me los cuenten a mí).
Ah, y Gustavo en esta entrada se llama Alicia.

A. dijo...

Vaya, qué manera de liarme yo solo. A lo mejor me vencía ya el sueño. Lo que está claro es que me lié al leer 'final' y con los nombres. O que quería decir que lo de Chaplin con la bola del mundo es un escenón :)

Saludos a todos, especialmente a Tirador (por cierto, parece un dibujo de Tintín, lo que tienes por foto, ¿estoy en lo cierto?

El Tirador Solitario dijo...

Saludos, A, te explico.
Vas encaminado pero no es exactamente. Los dibujos que me sirven de avatar son nada menos que Blake & Mortimer, la obra principal de Edgard Jacobs, que en sus inicios trabajó a la sombra de Hergé.
Yo los descubrí en 1997, a raíz de un programa de la 2 que se llamaba "La mandrágora", y disfruto mucho con esos tebeos.
Como la anfitriona Clementine vale un potosí, se que no le importa que adjunte el enlace de mi blog donde homenajeo a esos personajes:

http://elblogdeltiradorsolitario.blogspot.com/2007_06_01_archive.html

Clementine dijo...

¿Ves, Tirador, qué bien lo explicas tú? Y no sólo no me importa que adjuntes el enlace, es que debes hacerlo, faltaría más.
A., lo de la bola del mundo de Chaplin no sólo es un escenón, es una de las mejores escenas de toda la historia del cine. Magistral.
Saludos mudos, de los buenos, para los dos.