¿Que
cuál es mi película favorita? Difícil, difícil, muy difícil… No, no creo tener una
película favorita sino un selecto puñado de títulos que están ahí, en lo más
alto, compartiendo la cima.
¿Mi
libro favorito? Eso sí, eso lo tengo más que claro… “El Principito”, de Antoine
de Saint-Exupéry. Se convirtió en mi libro favorito nada más leérmelo por
primera vez, hace ya… la tira de años. Lo sigue siendo hoy, y eso tras haberme leído
muchos otros libros que me han llegado también a maravillar hasta el punto de
querer leérmelos una segunda, tercera, cuarta vez…
Pero
ninguno ha logrado quitarle el puesto a “El Principito” como mi libro favorito.
Tengo varias ediciones suyas, incluida una en francés que me trajo de la
mismísima Francia mi querido hermano, y sigo con la colección, me lo he leído
ya infinidad de veces, la última esta ya pasada semana… Y aunque me sé frases del
libro de memoria y conozco muy, muy bien su historia, personajes, lo que va a
venir a continuación… sigo disfrutando enormemente con su lectura, sigo sonriendo
con él, emocionándome con él… llorando con él, saboreando todos y cada uno de
sus sabios capítulos, en todos sus párrafos, en cada una de sus frases, y
admirando los preciosos dibujos que acompañan a tan incomparable texto…
Me sigue
llegando directamente al corazón, me parece realmente maravilloso, una pequeña historia
en apariencia sencilla y que te lees en nada de tiempo pero que te ofrece tanta
autenticidad, tanta sensibilidad, tan buena enseñanza… Tanta sabiduría… Y todo
a través de una pequeña personita que, en realidad, es un gran, un enorme e
importante personaje.
Así
que hoy, mis queridos espectadores, no puedo por menos que unirme de nuevo a mi
amigo Noelio en su humilde celebración del 70 aniversario de este maravilloso libro. Aquí lo haremos, por supuesto, a
toda pantalla, a través de una mágica y cinematográfica adaptación musical de
esta entrañable historia.
Acomódense,
pues, en sus butacas y permanezcan muy atentos a esta gran pantalla. Muy, muy,
muy atentos…
PARAMOUNT PICTURES
PRESENTS
El
7 de noviembre de 1974 era estrenada en Estados Unidos “El pequeño príncipe” (The little prince), una preciosísima
producción musical de Stanley Donen para la Paramount Pictures.
Stanley
Donen firmaba también la dirección de esta película. Donen asistía ya de niño a clases de baile y debutaba en Broadway a sus 17 años de edad. Este
genial bailarín, coreógrafo y director norteamericano se estrenó tras las
cámaras cinematográficas en 1949 con “Un día en Nueva York”, título ya clásico
de la historia del cine al que siguieron otros igual de míticos en su
filmografía como director: “Bodas reales”, “Cantando bajo la lluvia”, “Tres
chicas con suerte”, “Siete novias para siete hermanos”…
…
“Siempre hace buen tiempo”, “Una cara con ángel”, “Indiscreta”, “Página en
blanco”, “Charada”, “Dos en la carretera” o “La escalera” antes de regalarnos “El
pequeño príncipe”. Todo un clásico del cine Stanley Donen, sin duda uno de los
grandes del llamado séptimo arte.
“El
pequeño príncipe” basaba su precioso argumento en “El Principito”, maravillosa
obra literaria escrita en 1943 por Antoine de Saint-Exupéry. El dramaturgo y
letrista neoyorkino Alan Jay Lerner firmaba la acertada adaptación a la gran
pantalla de esta inmortal historia.
Una
muy mágica fotografía creada por Christopher Challis, la impecable dirección
artística a cargo de Norman Reynolds y el adecuado montaje de Peter Boita y
George Hively redondeaban la buena factura de esta producción…
“I need air”, “Be happy”,
“I’m your side”,
“You’re a child”, “Little prince”…
…
que se completaba de manera magistral con la preciosísima banda sonora compuesta para
la película por ese musical tándem de lujo que formaron Alan Jay Lerner y
Frederick Loewe, quienes ya nos habían dejado auténticas joyas en títulos como
“Gigi”, “My fair lady” o “Camelot”. Qué maravilla.
“Cuando
yo tenía seis años vi en un libro de ciencias naturales que trataba de la selva
vírgen
una foto impresionante……
…
Era una boa constrictor tragándose a una fiera…”
“Por favor, dibújame una
oveja…”
Tras
aparecer en diversos anuncios publicitarios era elegido para interpretar al
Principito el británico Steven Warner, un pequeño que contaba entonces ocho
años de edad y que debutaba como actor en esta película, título cinematográfico
al que luego tan sólo seguiría otro, “El pájaro azul”, y “The mayor of
Casterbridge”, una miniserie británica tras la cual Warner se retiraba del
mundo de la interpretación.
Steven
nos regalaba en “El pequeño príncipe” una tremendamente mágica creación de su
maravilloso personaje repleta de naturalidad, ternura y sensibilidad.
“Lo
que tú no comprendes es que haya alguien que ame a una flor que sólo crece en
una estrella entre los millones y millones de estrellas que hay en el cielo y
que le baste con mirar a las estrellas para sentirse feliz y se diga: ‘En
alguna parte de ahí arriba está mi flor…’. Pero si una oveja se come la flor,
para él se habrán apagado todas las estrellas.
¿Y tú crees que eso no es
importante?”
“A
pesar de lo mal que se me da el dibujo, no tratándose de boas constrictor y
elefantes, decidí dibujarlo… así no le olvidaría. Después de todo, él era un
amigo. No todo el mundo tiene un amigo,
y yo menos que nadie”
El
norteamericano Richard Kiley, más que estimada voz cantante de la escena
teatral de Broadway, debutaba a toda pantalla en 1951 y había ya aparecido
también en otros títulos cinematográficos como “Manos peligrosas”, “Semilla de
maldad” o “Péndulo” y en infinidad de series televisivas como “Doctor Kildare”,
“Los defensores”, “Bonanza”, “Centro Médico”, “La ley del revólver” o
“Colombo”. Mucho más adelante le veríamos también en la pequeña pantalla como
el padre de la protagonista de “El pájaro espino”, como Claudio en “Anno Domini”
o como padre de familia en la preciosa “Un año en la vida”.
Richard
nos ofrecía en “El pequeño príncipe” una entrañable y emotiva composición del
piloto de esta historia. Maravilloso.
“Le
llevé agua y se la seguí llevando todos los días… Hice cuanto pude por ella…”
La
Rosa a la que el Principito llevaba agua todos los días era interpretada en la
película por Donna McKechnie, actriz americana procedente de Broadway que tan
sólo había aparecido anteriormente en un título cinematográfico y dos series
televisivas.
“Empecé
a darme cuenta de que, en verdad, no comprendía nada… Así que decidí dejar mi
planeta e ir a recorrer el universo para intentar aprender algo…”
“Éste
es un planeta muy pequeño, majestad,
¿por qué necesitáis fronteras?”
El
actor británico Joss Ackland daba vida al Rey. Ackland debutó a toda pantalla
en 1949 y el público americano le había visto ya también en “Los hijos del
capitán Grant”, “Rasputín” o “Hitler, los últimos diez días” y, sobre todo, en
infinidad de series televisivas.
“Si
yo fuera dueño de una flor, haría algo por ella.
¿Tú qué harás por las
estrellas?”
El
Hombre de negocios venía encarnado por Clive Revill, respetado actor
neozelandés de teatro, cine y televisión que debutó en la gran pantalla en 1958
con “Un genio anda suelto”, título al que siguieron otros como “El rapto de
Bunny Lake”, “Las sandalias del pescador”, “La vida privada de Sherlock
Holmes”, “¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?” o “La leyenda de la mansión
del infierno” antes de dar vida en “El pequeño príncipe” a su peculiar hombre
de negocios, más que obsesionado con el recuento de las estrellas que, además,
consideraba de su propiedad.
“Me
gusta mi trabajo, inventar cosas…
Soy historiador”
Victor
Spinetti era el Historiador. Actor galés que debutó a toda pantalla en 1958 y
al que el público cinematográfico ya había visto en títulos como “Becket”,
“¡Qué noche la de aquel día!” o “La mujer indomable”, Spinetti daba vida en “El
pequeño príncipe” al mejor cronista de la Historia… inventada.
“No
hay ninguno, ¡torpe! ¡Primero hay que formar un ejército y luego encontrar un
enemigo!”
Graham
Crowden daba vida al General. Prolífico actor escocés de exquisita trayectoria
teatral y televisiva, Crowden ya había aparecido en infinidad de series de la
pequeña pantalla y también en títulos cinematográfico como “Morgan, un caso
clínico”, “If…”, “Leo, el último”, “La muchacha que llegó de la lluvia” o
“Abdicación” antes de su intervención en “El pequeño príncipe”.
“Las
estrellas son preciosas. Como mi rosa.
Como el desierto”
“La
encontré enroscada en un árbol al empezar el desierto, no muy lejos de aquí…”
La
Serpiente venía encarnada por un más que extraordinario Bob Fosse, una de las
más grandes figuras del panorama musical americano. Actor, bailarín,
coreógrafo, director… Fosse debutaba en la gran pantalla en 1953 con “The
affairs of Dobie Gillis”, y había sido visto ya por el público americano en
otros títulos musicales como “Bésame, Kate”, “Tres chicas con suerte”, “Mi
hermana Elena” o “Malditos yanquis”, figurando en alguno de estos títulos
también como coreógrafo. También había dirigido ya “Noches en la ciudad” y
“Cabaret”.
Stanley
Donen le dirigió a él en “Tres chicas con suerte” y “Malditos yanquis”. Para
“El pequeño príncipe” le elegía para dar vida a la serpiente...
Y
qué decir a estas alturas de su magistral interpretación… Sensacional. Y en
letras mayúsculas.
“Él
ya no era como los demás zorros del mundo, yo lo había domesticado y ahora era
único,
al menos para mí”
Y
Gene Wilder era el Zorro. Gene había debutado a toda pantalla en 1967 con “Bonnie
and Clyde”, título al que siguieron otros como “Los productores”, “Todo lo que
usted siempre quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar” o
“Sillas de montar calientes”…
…
antes de su entrañable intervención en “El pequeño príncipe”…
…
Preciosa interpretación la suya.
“Te
he traído un regalo,
como es un secreto te lo he escrito…
…
Sólo con el corazón se puede ver con claridad…
Lo esencial es invisible a los
ojos”
Nominada
al Oscar a la mejor canción original (“Little prince”) y a mejor banda sonora
original, "El pequeño príncipe" obtuvo el Globo de Oro a la mejor banda sonora original.
Y
fue también candidata en los Globos de Oro a mejor película, mejor actor
promesa (Steven Warner) y mejor canción original (“I never met a rose”).
“Me
oirás reir como no me has oído nunca, porque reiré desde una de esas estrellas,
aunque tú no sabrás desde cuál, para ti será como si rieran todas las
estrellas, como si colgara una campana de cada una de las estrellas del cielo…
Así oirás mi risa”
(El
Principito en “El pequeño príncipe”)
A Stanley Donen. Y a Antoine de Saint-Exupéry.
Y, por supuesto, al Principito.