En
1954, Giuseppe Tomasi di Lampedusa comenzaba a escribir la que iba a ser su
única novela, “Il Gatopardo”...
… obra que finalizaría en 1957 pero que no sería publicada hasta un año después,
tras el fallecimiento del escritor siciliano.
En
1963, Luchino Visconti adaptaba magistralmente esta novela a la gran pantalla.
El excepcional director milanés había debutado en 1943 detrás de las cámaras
con “Ossessione” y ya nos había dejado otras maravillas como “Bellísima”,
“Senso”, “Rocco y sus hermanos”... Un auténtico maestro del cine.
El
guión de “El Gatopardo” venía firmado por Suso Cecchi D’Amico, Pasquale Festa
Campanile, Enrico Medioli, Massimo Franciosa y el propio Luchino Visconti.
La
extraordinaria fotografía era obra de Giuseppe Rotunno, en el cine desde 1955 y
ya con títulos como “Pan, amor y…”, “La gran guerra”, “La hora final”, “Rocco y
sus hermanos” o “Crónica familiar”.
Completaban
la buena factura de la película el maravilloso diseño de vestuario de Piero
Tosi (quien ya había trabajado con Visconti en “Bellísima”, “Senso” o “Rocco y
sus hermanos”), la exquisita escenografía de Mario Garbuglia, el acertado
montaje de Mario Serandrei…
Y
una preciosísima banda sonora compuesta por un extraordinario Nino Rota en la
que, además de su maravilloso tema principal, podíamos disfrutar tanto de una
polka como de una mazurca, un vals, una quadriglia, un galop... e incluso de un
arreglo del propio Rota del “Valzer brillante” de Giuseppe Verdi. Lo dicho, una
auténtica delicia musical esta banda sonora.
“Obra
maestra, profunda reflexión de la decadencia y una de las películas más
importantes y alabadas de Luchino Visconti”
(Miguel
Ángel Palomo, Diario El País)
Para
dar vida a Don Fabrizio, personaje principal de esta película, Visconti
quería a Laurence Olivier, pero los productores de la misma preferían una
estrella de cine con mayor influencia en la taquilla. La Fox le dio entonces a
elegir entre Anthony Quinn, Spencer Tracy y Burt Lancaster, actor
este último por el que finalmente se decidió el cineasta italiano tras verle en
“Vencedores o vencidos”. Lancaster volvería a trabajar más adelante con
Visconti en “Confidencias” (1974).
Burt
Lancaster era, pues, Don Fabrizio, príncipe de Salina. Burt había debutado en el
cine en 1946 con “Forajidos” y ya llevaba tras de sí, entre otros muchos
títulos, “El halcón y la flecha”, “El temible burlón”, “De aquí a la
eternidad”, “Su majestad en los mares del sur”, “Veracruz”, “Trapecio”, “Duelo
de titanes”, “Mesas separadas”, “El fuego y la palabra” o “El hombre de
Alcatraz” antes de su correctísima composición en “El Gatopardo”.
Warren
Beatty y Horst Buchholz fueron considerados para el papel del joven Tancredi,
pero ambos rechazaron la oferta.
Y
así le llegó la oportunidad de interpretar a Tancredi Falconeri, sobrino del
príncipe, a Alain Delon, en la gran pantalla desde 1957 y ya conocido por
títulos cinematográficos como “A pleno sol”, “Rocco y sus hermanos”, “El eclipse”
o “Gran jugada en la Costa Azul”.
Una
espectacular y guapísima Claudia Cardinale daba vida a Angélica, la hija de Calogero
Sedara. Claudia llevaba asomándose a la gran pantalla desde 1958 y contaba ya
tras de sí con maravillosos títulos del cine italiano
como “Rufufú”, “Un maldito embrollo”, “El bello Antonio”, “Rocco y sus
hermanos”, “La chica con la maleta” o “Fellini 8 1/2”.
El
extraordinario Paolo Stoppa era para nosotros Don Calogero Sedara. En el cine
desde 1934, Stoppa ya había sido visto en una larguísima lista de clásicos
cinematográficos entre los que se encontraban “Milagro en Milán”, “El enemigo
público número 1”, “La bella campesina”, “Mi tío Jacinto”, “Los jueves,
milagro”, “Cartago en llamas”, “Rocco y sus hermanos” o “El juicio universal”.
Completaban
el reparto Romolo Valli (Padre Pirrone), Rina Morelli (Princesa Maria Estella
de Salina), Giuliano Gemma (General de Garibaldi), Pierre Clementi (Francesco
Paolo), Giovanni Melisenda (Don Onofrio Rotolo)…
…
Lucilla Morlacchi como Concetta y un jovencísimo Terence Hill, que aquí
aparecía con su nombre auténtico, Mario Girotti, en el papel del Conde
Cavriaghi. Mario había debutado a toda
pantalla, y con catorce años, en 1953 y tras él llevaba ya 27 títulos
cinematográficos entre los que se encontraban “Prisionero del mar”, “Aníbal” o
“Cartago en llamas”. En 1967, ya como Terence Hill, rodaba “Dios perdona… ¡Yo
no!”, spaguetti western en el que coincidía por vez primera con Bud Spencer. El
resto forma parte ya de la historia del cine.
Producción
de Goffredo Lombardo para la 20th Century Fox, “El Gatopardo” (Il Gattopardo)
era estrenada en Italia, hace hoy ya 50 años, el 28 de marzo de 1963.
Nominada
al Oscar al mejor diseño de vestuario, obtuvo la Palma de Oro en el Festival de
Cannes y el David di Donatello a la mejor producción, compartiendo este último galardón con la
película italofrancesa “Dos son culpables”.
Asimismo,
Alain Delon fue nominado en los Globos de Oro como mejor actor promesa.
“El
Gatopardo” fue rodada durante once de las semanas más calurosas del año. Cambiándose
las velas a cada hora y reponiéndose a diario las flores de los salones…
... el
rodaje de las escenas de baile comenzaba a media tarde y duraba hasta el
amanecer. Un buen número de los extras que intervinieron en dichas escenas eran
los reales herederos de la aristocracia siciliana que presentaba la película.
Una
gran obra cinematográfica. Y es que estamos hablando de todo un maestro, Luchino
Visconti, el director más artístico de toda la historia del cine.
“Un
maestro dirige, organiza los elementos hasta conseguir un todo coherente…
Maestro también significa profesor, pero yo no doy clases a aquellos con los
que trabajo, aunque espero que el público aprenda algo”
(Luchino Visconti)