“Cuando
las luces del cine se apagan,
empieza la magia…”
El
29 de septiembre de 1988, en el italiano Bari EuropaCinema
Festival era proyectada por vez primera “Cinema Paradiso” (Nuovo Cinema
Paradiso), una de las más extraordinarias películas del séptimo arte magistralmente dirigida por Giuseppe Tornatore.
“Alfredo,
no lo entiendo… Si los cortes son míos,
¿por qué tienes que guardarlos tú?”
Totò,
Salvatore Di Vita, el protagonista de esta preciosa historia, estaba encarnado
en su infancia por un mágico Salvatore Cascio.
A
sus ocho años de edad, el pequeño Salvatore debutaba como actor en este “Cinema
Paradiso”, llegando después para él otros títulos cinematográficos como “Están
todos bien” (también a las órdenes de Giuseppe Tornatore), “The Pope must die”
o “Jackpot” y trabajos televisivos como la serie “Il ricatto” o los telefilmes
“Il morso del serpente” y “Padre Speranza”.
A
través de su tremendamente natural interpretación de Totò, Salvatore nos supo
transmitir el encanto, la ternura, la picardía, la simpatía y la magia de este maravilloso
personaje.
“Hay
películas enternecedoras, pero no una tan enternecedora”
(Rita
Kempley, Washington Post)
TOTÒ:
“Alfredo…”
ALFREDO:
“Dime”
TOTÒ:
“Ahora que ya soy mayor y voy a quinto curso…
…
bueno, no digo que pueda empezar a entrar en la cabina pero ¿qué te parece,
por qué no nos hacemos amigos?”
por qué no nos hacemos amigos?”
ALFREDO:
“Totò, yo elijo a mis amigos por su aspecto y a mis enemigos por su
inteligencia…
Y tú eres demasiado listo para ser amigo mío”
Y tú eres demasiado listo para ser amigo mío”
El
maravilloso Alfredo de “Cinema Paradiso”, el genuino, resuelto y muy entrañable
proyeccionista del cine del pueblo, nos llegaba directamente al corazón a través
de la extraordinaria interpretación de un sublime Philippe Noiret.
En
el cine desde 1949, Philippe ya había aparecido a toda pantalla en títulos como
“Zazie en el metro”, “Todo el oro del mundo”, “Lady L”, “La noche de los
generales”, “Siete veces mujer”, “Justine”, “Topaz”, “El serpiente”, “La gran
comilona”, “El desierto de los tártaros”, “Un taxi malva” o “La familia”. Tras
“Cinema Paradiso” disfrutaríamos también de su buen hacer interpretativo en “El
cartero (y Pablo Neruda)”, otro importante título de su carrera
cinematográfica.
ALFREDO:
“Siempre estás solo, ves cien veces la misma película porque no tienes otra
cosa que hacer. Te pones a hablar con Greta Garbo y Tyrone Power como un bobo,
siempre trabajas como un burro, incluso las fiestas, la Pascua, la Navidad…
Sólo estás libre el Viernes Santo, y te aseguro que si a Jesucristo no le
hubieran crucificado también se trabajaría
el Viernes Santo…”
el Viernes Santo…”
TOTÒ:
“Entonces… ¿no te gusta nada lo que haces?”
ALFREDO:
“Con el tiempo uno se acostumbra. Además, cuando desde aquí arriba oyes que el
cine está lleno, que la gente se ríe y se divierte, tú… también estás contento,
te alegra que los demás se rían, es como si fueras tú el que les haces reír,
haciéndoles olvidar las desgracias y las miserias…”
ALFREDO: “¿Les dejamos ver
la película
a esos pobres locos?”
a esos pobres locos?”
“Es
una dulce declaración de amor por el cine”
(Giuliano
Montaldo, director de cine, guionista y actor italiano)
Marco
Leonardi daba muy correctamente vida a Totò en su juventud. Marco había
debutado como actor un año atrás en “La esposa era bellísima” y llevaba ya en
su carrera otros tres títulos cinematográficos. Cuatro años después de “Cinema
Paradiso” veríamos a Leonardi como Pedro Muzquiz en “Como agua para chocolate”.
Y
Jacques Perrin nos presentaba de manera
magistral a un Totò ya maduro.
Jacques
había debutado en el cine en 1946 y llevaba ya tras de sí títulos como “La
chica con la maleta”, “Crónica familiar”, “Sangre en Indochina”, “Los raíles
del crimen” o “El desierto de los tártaros”. Más adelante le veíamos también en
“Están todos bien”…
…
así como en “Los chicos del coro”, título en el que Jacques, en el papel del
Morhange adulto, coincidía con Maxence, su hijo en la vida real, que en esta preciosa
película daba vida al mágico Pépinot.
“El
misterio del cine, su fascinación, su capacidad de hacer reír, llorar y soñar.
Tornatore nos ofrece todas estas emociones en esta hermosa película en la que
cada uno de nosotros nos podemos reconocer en los momentos más auténticos de
nuestras vidas; la inocencia y curiosidad de la infancia, la angustia del
primer amor, las esperanzas,
los desengaños y la felicidad”
los desengaños y la felicidad”
(Francesco
Rosi, director de cine italiano)
El
siciliano Giuseppe Tornatore dirigía con absoluta maestría para la pantalla
esta maravillosa historia que contaba con un exquisito guión firmado por el
propio Tornatore y la directora italiana Vanna Paoli.
Giuseppe
Tornatore debutaba tras las cámaras cinematográficas en 1986 con ”El profesor”,
título al que seguiría, dos años más tarde, este mágico “Cinema Paradiso”. Dos años
después, Giuseppe nos regalaba otra maravilla cinematográfica: “Están todos
bien”, llegando más adelante otras películas como “Pura formalidad”, “El hombre
de las estrellas”, “La leyenda del pianista en el océano”, “Malena”, “La
desconocida”, “Baaria”, “La mejor oferta”… Maravilloso Giuseppe Tornatore,
maravilloso.
“Preciosa
película del recuerdo”
(Mike
Clark, USA Today)
ALFREDO:
“Las de ojos azules son las más difíciles… Hagas lo que hagas no consigues
nunca que sea tu amiga. Sí, poco se puede hacer, cuanto más insiste el hombre
más profundas son las huellas y si además está en medio el amor sufres, porque
sabes que estás en un callejón sin salida”
TOTÒ:
“Es precioso lo que has dicho,
pero es triste… ”
ALFREDO:
“Sí, aunque no es mío…
lo decía John Wayne en ‘El hombre tranquilo’…”
Agnese
Nano era Elena. Agnese había debutado a toda pantalla ese mismo año de 1988 en “Mañana
sucederá”, título al que seguiría este “Cinema Paradiso”. Con algún que otro
título cinematográfico más, Agnese se movería después más en la pequeña
pantalla apareciendo en un buen número de series televisivas.
La
actriz italiana Antonella Attili debutaba en el cine con “Cinema Paradiso”,
título al que después siguieron otros como “Están todos bien”, “Verso sera”,
“El hombre de las estrellas” o “Caos calmo”. Antonella nos ofrecía en “Cinema
Paradiso” una magistral composición de la madre de Totò, María Di Vita…
…
precioso personaje que era interpretado ya en su ancianidad por Pupella Maggio,
temperamental actriz italiana nacida en una familia teatral que debutó en el
cine en 1947, dejándonos su trabajo en títulos de la gran pantalla como “Dos
mujeres”, “Los cuatro días de Nápoles”, “La Biblia”, “Los secretos de la Cosa
Nostra” o Amarcord”.
El
italiano Blasco Giurato firmaba las mágicas imágenes de “Cinema Paradiso”.
Giurato había debutado a toda pantalla en 1976 y ya había trabajado junto a
directores como Eriprando Visconti (sobrino de Luchino), Enzo G. Castellari,
Dino Risi o el propio Tornatore en “El profesor”.
Y
la banda sonora de “Cinema Paradiso” llevaba el inconfundible y extraordinario
sello de Ennio Morricone, magistral compositor romano, en el cine desde 1961,
que ya nos había regalado, entre muchos otros títulos, la música de “Por un
puñado de dólares”, “La muerte tenía un precio”, “La batalla de Argel”, “El
halcón y la presa”, “Yo soy la revolución”, “El bueno, el feo y el malo”, “Cara
a cara”, “Los cañones de San Sebastián”…
…
“Hasta que llegó su hora”, “El clan de los sicilianos”, “Queimada”, “Dos mulas
y una mujer”, “Sacco y Vanzetti”, “El Decamerón”, “¡Agáchate, maldito!”, “Los
cuentos de Canterbury”, “El serpiente”, “Mi nombre es ninguno“, “Allosanfàn”…
…
“Novecento”, “La herencia Ferramonti”, “El desierto de los tártaros”, “Orca, la
ballena asesina”, “Días del cielo”, “Así como eres”, “Vicios pequeños”, “La
jaula de las locas”, “El profesional”, “Érase una vez en América”, “La misión”,
“Los intocables de Eliot Ness” o “Frénetico”.
Tras
“Cinema Paradiso” llegarían otros trabajos conjuntos de Ennio y Tornatore, sí, pareja de lujo, en títulos como “Están todos bien”, “Pura
formalidad”, “El hombre de las estrellas”, “La leyenda del pianista en el
océano”, “Malena”, “La desconocida”, “Baaria” o “La mejor oferta”. Grande,
grande, grande y absolutamente mágico Ennio Morricone.
“‘Cinema
Paradiso’ que se convierte en el credo
del que el arte es santo”
del que el arte es santo”
(Jay Scott, The globe and the
mail)
“¡NO!”
El genuino Padre Adelfio nos era magníficamente presentado por Leopoldo Trieste, actor italiano que debutaba en la gran pantalla en 1947 y en 1952 aparecía en “El jeque blanco” de Fellini junto a Alberto Sordi y Giuletta Masina.
Después
vendrían para Trieste otros títulos como “Los inútiles”, “El signo de Venus”,
“Adiós a las armas”, “Divorcio a la italiana”, “Las sandalias del pescador”,
“El secreto de Santa Vittoria”, “El clan de los sicilianos”, ”El padrino. Parte
II”, “Calígula”, “El corcel negro”, “Momo” o “El nombre de la rosa”. También
había sido visto ya este excelente actor en series como “Verdi” o “Quo Vadis?”.
Enzo
Cannavale era Ciccio Spaccafico, artífice del Nuovo Cinema Paradiso. En el cine
como actor desde 1949, Enzo llevaba ya tras de sí películas como “Las
tentaciones de Benedetto”, “La gran bacanal”, “El divorcio es cosa de tres” o
“Camorra”.
Anna,
la esposa de Alfredo, nos era ofrecida por Isa Danieli, reina del teatro
napolitano, en el cine desde 1962 y ya con 24 títulos a sus espaldas.
Leo
Gullota daba vida a Usher, el entrañable acomodador del Cinema Paradiso. Desde
1971 en la gran pantalla, Gullota ya había intervenido en títulos como “El
amante bajo la cama”, “La mujer perfecta” o “El profesor”, en esta última
dirigido por el propio Tornatore.
“La
plaza es mía, la plaza es mía, la plaza es mía…
Mía, mía, mía…”
Completaban
el sensacional reparto Nicola Di Pinto como el tonto del pueblo, Roberta Lena
como Lia, Nino Terzo como el padre de Peppino o Tano Cimarosa en el papel de
Blacksmith.
“En
esta película, una película acerca del cine, que muestra sinceridad y un
ambiente profundamente sencillo, los únicos protagonistas auténticos son el
público y sus sentimientos más profundos”
(Nanni
Loy, director de cine italiano)
Producción
de Franco Cristaldi y Giovanna Romagnoli para Producción Cristaldifilms/Les
Films Ariane, “Cinema Paradiso” recibió muy merecidamente el Oscar y el Globo
de Oro a la mejor película de habla no inglesa y el Premio Especial del Jurado
en el Festival de Cannes. Asimismo fue nominada como mejor película extranjera
por la Academia de Cine Japonés.
Los
británicos Bafta la premiaron en las categorías de mejor actor secundario
(Salvatore Cascio), mejor actor (Philippe Noiret), mejor película extranjera, mejor
banda sonora y mejor guión original, nominando además también su dirección, fotografia, diseño de
vestuario, montaje, maquillaje y diseño de producción.
“Cinema
Paradiso” obtuvo también el francés César al mejor póster, siendo además nominada
a estos galardones como mejor película extranjera. También recibió un David di
Donatello como mejor música, siendo asimismo candidata a mejor director, mejor
película, mejor producción y mejor actriz secundaria (Pupella Maggio).
A
Philippe Noiret le fue otorgado además el Premio del Cine Europeo al mejor
actor. Y a Salvatore Cascio un Premio Especial en los Young Artist Awards.
“En
el cine, la felicidad es cuando se termina una película, se encienden las luces
y uno sigue sentado en su butaca esperando que se vuelva a pasar la película”
(Suso
Cecchi D’Amico, prestigiosa guionista del cine clásico italiano)
La
intención de Giuseppe Tornatore con esta película no era otra que la de homenajear a los
cines tradicionales y a la industria del cine en general.
“La plaza es mía, la plaza
es mía, la plaza es mía…”
Tornatore
se hacía también en “Cinema Paradiso” su propio homenaje apareciendo en la película como el operario del proyector
que le presenta a Totò el precioso regalo de Alfredo.
Y
ya no os cuento más. Porque, si ya habéis visto “Cinema Paradiso”, es siempre buen momento para volver a verla y emocionaros de nuevo. Con ella y
con su magistral banda sonora. Pues como he hecho yo.
Ah, ¿que aún no conocéis esta película? Pues entonces os la recomiendo. Y mucho. Por
su maravillosa historia, por sus encantadores personajes, por su precioso
homenaje al cine…
Y
por su sensibilidad, por su ternura, por su cinéfila, muy cinéfila magia…
¿Que
tampoco conocéis su banda sonora? Pues también os la recomiendo mucho, también.
Y no sólo porque yo haya escrito esta entrada escuchándola y casi, casi de
continuo entre lágrimas. Sí, de acuerdo, una es de lágrima fácil y no, no me
vale llorar sólo con la película. Porque esta banda sonora es… de las mejores, de
las más bonitas, de las más emotivas de Ennio Morricone. Mucho más allá. De
toda la historia del cine.
Así
que no aceptaré comentarios de alguien que no haya visto aún “Cinema Paradiso”…
Bueno, vale, sí, os podéis asomar todos. Que ya os convenceré después.
“Hagas
lo que hagas, ámalo. Como amabas la cabina del Paradiso cuando eras niño”
(Alfredo
en “Cinema Paradiso”)