Según nos cuentan en una autorizada biografía sobre Dirk Bogarde, existen cuatro posibles razones para que el actor británico no se convirtiera en toda una estrella de Hollywood.
El que “Sueño de amor”, su lanzamiento allí en 1960 fuera un fracaso podría ser una de ellas. También que su indiscutible talento interpretativo no se considerara en ese momento especialmente diferente al de Montgomery Clift, John Cassavetes o Anthony Perkins, y no hubiera posibilidad para él de competir en la comedia ligera con Cary Grant o Rock Hudson.
En tercer lugar, el ferviente deseo del actor de hacer películas que realmente demostraran que era un actor serio. Y en cuarto, lo que más le condicionó, su tajante negativa a acceder, para su promoción, a un matrimonio arreglado con una starlett, negativa que no gustó nada a los grandes productores de Hollywood.
El 28 de Marzo de 1921 nacía, en un suburbio londinense de Hampstead (Inglaterra), Derek Jules Gaspard Ulric Niven van den Bogaerde.
“La infancia fue para mí básicamente un patio trasero, una pala y un cubo de barro y alguien que me cuidaba”
Hijo de Ulric van den Bogaerde, editor artístico del periódico The Times y de la actriz Margaret Niven, el pequeño Derek tenía, además, dos hermanos, Elizabeth y Gareth.
Educado en la escuela de Glen Allen, en Glasgow, asistió después a la universidad de Londres, especializándose en arte comercial. Aunque la intención de su padre era que se quedara en The Times como crítico de arte, Derek se convirtió después en estudiante de teatro, trabajando también como artista comercial y diseñador de escena.
Aprendió a desenvolverse como actor en la Amersham Repertory Company, y se inició en el escenario londinense en 1939 con un papel en donde sólo tenía una frase. Su debut en el London’s West End llegó unos meses más tarde con la obra “Cornelius”, donde figuraba como Derek Bogaerde. Su debut cinematográfico sería ese mismo año como extra en la comedia “Come on George!”.
Pero su recién iniciada carrera como actor se vio pronto interrumpida por la irrupción de la Segunda Guerra Mundial. Se unió al ejército, alcanzando el rango de capitán, y estuvo en las batallas de Europa y el Pacífico como oficial de inteligencia.
Fue uno de los primeros oficiales aliados en llegar al campo de concentración Bergen-Belsen en Alemania, una terrible experiencia de la que no pudo hablar durante mucho tiempo. No en vano, siempre fue “Rey y patria” (1977) su película favorita de su filmografía por reflejar tan claramente su claro punto de vista antibelicista.
Tras la guerra, Derek fue contratado por la Rank Organization para comenzar, al fin, su carrera como actor cinematográfico, ya con el nombre de Dirk Bogarde.
“Estaba tan flaco como una gallina desplumada. La Rank Organization me abastecía con pesas. Me ponía dos jerseys debajo y encima la camisa”
Tras títulos como “El farol azul” y “Extraño suceso”, Bogarde obtuvo su primer éxito cinematográfico en 1954 dando vida a Simon Sparrow en “Un médico en la familia”, éxito que le llevó en los años siguientes a repetir este mismo personaje en “Un médico en la Marina” (donde compartía cartel con Brigitte Bardot), “Un médico fenómeno” y “Los problemas del doctor”.
“Primero fue la guerra y después la paz, y de repente yo era una estrella de cine. Todo sucedió muy pronto”
En ese mismo año de 1954, era elegido por vez primera por el director americano Joseph Losey para protagonizar “El tigre dormido”, título que iniciaría su trabajo conjunto con el director que se completaría con “El sirviente”, uno de las más memorables interpretaciones del actor, “Rey y patria”, “Modesty Blaise” y “Accidente”.
La década de los 50 traería a Bogarde otros trabajos en películas como “El jardinero español”, “La dinastía del petróleo”, “El viento no sabe leer” o “Historia de dos ciudades”, adaptación cinematográfica de la novela de Charles Dickens.
Los años 60 nos presentaban a un Dirk Bogarde ya más formado como actor, tal como se demuestra en la variedad de registros de sus personajes. Papeles como el de “El ángel vestido de rojo”, “Sueño de amor” (donde daba vida al compositor Franz Liszt) o su teniente de “Motin en el Defiant”, un mano a mano con Alec Guinness, contrastaban con los más intrigantes que interpretó en “Víctima” o “El extraño caso del Dr. Longman”.
O “A las nueve cada noche”, inquietante historia dirigida magistralmente por Jack Clayton sobre siete hermanos, niños todos ellos, en la que Bogarde brillaba con luz propia como el supuesto padre de las criaturas.
También en esta década, Dirk fue dirigido por John Schlesinger en “Darling”, junto a Julie Christie, por George Cukor en “Justine”, junto a Anouk Aimée, y por Luchino Visconti en “La caída de los dioses”.
A finales de los años 60 decidió trasladarse a Europa viendo que su carrera se inclinaba más hacia la clase de películas que se producían en Italia, Francia y Alemania que a las producidas en Inglaterra o Estados Unidos. En Francia llegó a vivir alrededor de veinte años cumpliendo así una ambición que tenía desde su adolescencia.
Y en 1971 vendría esa obra maestra, rodada también a las órdenes de Visconti, que se llamó “Muerte en Venecia”, donde Dirk Bogarde llegó a la cumbre de su profesionalidad (que ya nos había demostrado con creces en “El sirviente”), brindándonos con su Gustav von Aschenbach uno de los personajes más recordados de la historia del cine.
El resto de los años 70 sería completado con títulos como “El serpiente”, “El portero de noche”, dirigido por Liliana Cavani, “Providence”, a las órdenes de Alain Resnais y “Un puente lejano”, título bélico dirigido por Richard Attemborough donde junto a Bogarde se paseaban por la película nombres tan conocidos ya como Robert Redford, Sean Connery, Gene Hackman, Anthony Hopkins, Michael Caine, Laurence Olivier, James Caan o Maximiliam Schell.
Y aún nos dejó dos últimos trabajos como buen testimonio de su buen hacer. “The Patricia Neal story” (1981), película para la televisión donde Bogarde encarnaba al escritor Roald Dahl, y, a las órdenes de Bertrand Tavernier, “Daddy nostalgie” (1990), una bonita historia en la que Jane Birkin hacía el papel de su hija.
La carrera de 70 títulos de Dirk Bogarde pudo haber sido aún más extensa. El actor fue considerado para el papel de Thomas Cromwell en “Un hombre para la eternidad”, para el de Louis Jourdan en “Gigi” y para el de Omar Shariff en “Doctor Zhivago”.
Y rechazó el de Glenn Ford en “Los cuatro jinetes del Apocalipsis” y el de Jeremy Irons en “La Misión”. Tampoco quiso participar en “El día más largo”.
“Rex Harrison es el actor del que más he aprendido. Cuando tenía que pensar en cómo iba a desempeñar un papel, pensaba en cómo lo enfocaría él”
Gran amigo de Rex Harrison, actor que más le influyó en su decisión de dedicarse a la actuación, Bogarde consideró la idea de retirarse en 1974 tras el rodaje de “Portero de noche”, título que le había dejado emocionalmente agotado.
“Ocurre algo malo con los actores, siempre hemos sido una raza sospechosa. Socialmente, me encuentro más admitido en Inglaterra porque he escrito libros”
En 1977 empezó a vislumbrarse su segunda pasión, la escritura. Pronto se convirtió en un prolífico escritor, con “A postillion struck by lighting”, primero de los siete volúmenes que formarían su autobiografía.
Y seis novelas que se convirtieron en best-seller, “A gentle occupation”, “Voices in the garden”, “West of sunset”, “Jericho”, “A period of adjustment” y “Closing ranks”.
“El tipo de actuación que yo solía hacer ya no existe debido a que lo que prima hoy es el presupuesto, el tiempo de rodaje y si lo van a entender en Milwaukee”
A lo largo de su carrera cinematográfica, Dirk Bogarde fue galardonado con multitud de premios. Obtuvo el británico Premio Bafta por “El sirviente” y por “Darling”, siendo también nominado por “Víctima”, “Accidente”, “Muerte en Venecia” y “A las nueve cada noche”.
También fue candidato a los Globos de Oro por “Sueño de amor” y “The Patricia Neal Story”.
Nombrado miembro del British Film Institute en reconocimiento a su destacada contribución a la cultura cinematográfica, fue también Presidente del Jurado en el Festival de Cine de Cannes en 1984.
Bogarde fue asimismo distinguido con el Chevalier de l’Ordre des Lettres del gobierno francés en 1982. En 1985 la Universidad St. Andrews en Escocia le concedió el doctorado honorario de literatura. Y fue también distinguido con el Knight Bachelor de la Orden del Imperio Británico en 1992 por sus servicios al teatro, siendo nombrado caballero de forma oficial.
Dirk Bogarde nos dejaba, muy tristemente, a los 78 años de edad, el 8 de Mayo de 1999. Gracias, Dirk, por tu saber estar ante las cámaras, tu naturalidad, tu elegancia, tu magnética personalidad y tu impecable profesionalidad en todos y cada uno de los papeles que interpretaste. Y gracias también por demostrarnos con creces que, realmente, no necesitabas a Hollywood.
Porque siempre nos quedará tu partitura de Liszt en “Sueño de amor”, tu antibélico capitán de “Rey y patria” y tu teniente general de “Un puente lejano”, tu Maximiliam de “El portero de noche”, tu tremendamente inteligente Barrett de “El sirviente”, tu perverso Charlie Hook de “A las nueve cada noche”, tu maravilloso Roald Dahl y tu entrañable testimonio final en “Daddy nostalgie”.
Y siempre, siempre nos quedará Venecia…
"Amo a la cámara y la cámara me ama a mí. Bueno, no mucho a veces. Pero somos buenos amigos”
(DIRK BOGARDE)