Tunecina de nacimiento, Claudia Cardinale enamoró ya a la cámara cinematográfica por su espectacular belleza y sus dotes naturales para la actuación en su segunda película, la divertidísima “Rufufú”. Después, fue dirigida por los mejores nombres del cine italiano. Pietro Germi en “Un maldito embrollo”, Federico Fellini en “Fellini 8 1/2”, Luigi Comencini en “La ragazza di Bube” o Luchino Visconti en “Rocco y sus hermanos” y “El gatopardo”. También trabajó a las órdenes de Blake Edwards en “La pantera rosa” o de Henry Hathaway en “El fabuloso mundo del circo”. Y compartió cartel con Jacques Perrin en “La chica con la maleta”, Marcello Mastroianni en “El bello Antonio”, Anthony Quinn en “Mando perdido” o Lee Marvin y Jack Palance en “Los profesionales”. En su fructífera carrera interpretativa, dos grandes personajes femeninos. Su Jill McBain de “Hasta que llegó su hora” y su Ida Ramundo en la serie de televisión “La historia”.
Tras una estimable carrera en la televisión, Grace Kelly deslumbraba a la gran pantalla con su elegante belleza en “Solo ante el peligro”. Bajo las órdenes de John Ford rodó “Mogambo” y fue elegida por Alfred Hitchcock como protagonista de tres de sus historias: “Crimen perfecto”, “La ventana indiscreta” y “Atrapa a un ladrón”, formando con Cary Grant en ésta última una de las parejas más impresionantes de la gran pantalla. Compartió cartel con Bing Crosby en “La angustia de vivir” y “Alta sociedad”, y junto a Alec Guinness y Louis Jourdan en “El cisne”, su penúltima película, donde daba vida a la Princesa Alexandra.
Vivien Leigh debutó en la gran pantalla en 1935 en “Things are looking up”. Después vendrían otros títulos como “La mujer enigma” o “Un yanqui en Oxford” antes del que sería indiscutiblemente el papel de su carrera cinematográfica, la singular Scarlett O’Hara de “Lo que el viento se llevó”. Junto a su marido, Laurence Olivier, formó una de las más impresionantes parejas del cine en cintas como “Fuego sobre Inglaterra”, “21 días” y “Lady Hamilton”. Pero Vivien también nos dejó otros personajes inolvidables, como su Myra de “El puente de Waterloo”, su Anna Karerina en la película de título homónimo y, por supuesto, su Blanche Dubois de “Un tranvía llamado deseo”.
Tras hacerse un rostro familiar en la pequeña pantalla, Michelle Pfeiffer debutó en el cine en 1980 con “Volvió el amor”. Y la pudimos ver también en otros títulos como “El precio del poder” y “Cuando llega la noche” antes de maravillarnos con su impresionante belleza como Isabeau en “Lady Halcón”. Después llegarían “Las brujas de Eastwick”, “Conexión Tequila”, “Las amistades peligrosas”, “Los fabulosos Baker Boys”, “Frankie y Johnny”, “Intimo y personal” o “Heredarás la tierra”.
Natalie Wood debutó en la gran pantalla a la edad de cinco años en “The moon is dowd”. A este título seguirían otros como “De ilusión también se vive”, “El fantasma y la señora Muir” o “La promesa verde”. Y a lo largo de su carrera nos dejó también inolvidables personajes como su Judy de “Rebelde sin causa”, su Debbie de “Centauros del desierto”, su Wilma de “Esplendor en la hierba”, su Maggie de “La carrera del siglo” o su Daisy Clover de “La rebelde”. Y, por supuesto, su maravillosa María de “West Side Story”.
“Vacaciones en Roma” supuso el descubrimiento para el cine de una cara con ángel que respondía al nombre de Audrey Hepburn. Tras este personaje, otros tan encantadores como los de “Sabrina”, “Guerra y paz”, “Arianne”, “Historia de una monja”, “La calumnia”, “Charada” o “My fair lady”. Y por supuesto, Holly Golightly, inolvidable Audrey en “Desayuno con diamantes”.
Uno de los indiscutibles sex symbol del cine por excelencia, Brigitte Bardot inició su carrera cinematográfica a los 18 años con “Le trou normand”. Título al que seguirían otros como “Un médico en la marina”, “Las maniobras del amor”, “Y Dios creó a la mujer”, “¡Viva María!”, “Historias extraordinarias”, “Shalako” o “Las petroleras”, película ésta que la emparejaría con Claudia Cardinale.
La singular belleza de Halle Berry apareció en pantalla por vez primera en 1991 en la película “Fiebre salvaje”. A este título siguieron “Strictly Business”, “El ultimo boy scout” y “Los Picapiedra”. Más tarde, la pudimos ver también en “X-Men”, “Monster’s Ball”, “Muere otro día” o “Catwoman”.
El animal más bello del mundo, Ava Gardner, debutó en la gran pantalla junto a Myrna Loy y William Powell en 1941 en la película “La sombra de los acusados”. Y apareció después junto a Bela Lugosi en “La casa encantada” antes de deslumbrarnos con su espectacular belleza en “Forajidos”, esta vez junto a Burt Lancaster. A este título siguieron otros como “Venus era mujer”, “Pandora y el holandés errante”, “Magnolia”, “Las nieves del Kilimanjaro” o “Los caballeros del rey Arturo”. Descubrimos su lado más divertido en “Mogambo” o “La cabaña” y nos dejó personajes para la historia del cine como su María Vargas de “La condesa descalza”, su baronesa Natalie de “55 días en Pekín”, su Maxime de “La noche de la iguana” o su impresionante Lily Langtry de “El juez de la horca”.
Dos años después de su debut cinematográfico, Romy Schneider fue conocida en la gran pantalla a través de Sissi, personaje que repetiría en otros cuatro títulos cinematográficos. Y pudimos seguir admirando su increíble belleza en clásicos como “A pleno sol”, “El cardenal”, “La piscina”, “Lo importante es amar” o “Testimonio de mujer”, su último papel para el cine.
Rita Hayworth comenzó su carrera en el cine como extra en 1934. Compartió más adelante cartel con Cary Grant en “Sólo los ángeles tienen alas”, con James Cagney en “La pelirroja”, con Tyrone Power en “Sangre y arena”, con Orson Welles en “La dama de Shangai” y, por supuesto, con Glenn Ford en “Gilda”. Y bailó con Gene Kelly en “Las modelos” y con Fred Astaire en “Desde aquel beso” y “Bailando nace el amor”.
Nunca hubo una mujer como Rita.
Nunca hubo una mujer como Rita.
En 1957, en “Santa Juana”, debutaba en la gran pantalla Jean Seberg, bellísimo rostro que nos seguiría enamorando en otros títulos ya clásicos como “Buenos días, tristeza”, “Al final de la escapada” o “Lilith”. Jean fue también Elizabeth en la genial “La leyenda de la ciudad sin nombre”.
Charlize Theron debutó en el cine en la tercera entrega de “Los chicos del maíz", título al que siguieron “The Wonders”, “Pactar con el diablo”, “La cara del terror” o “Las normas de la casa de la sidra”. Charlize también fue Laura Kensington en “La maldición del escorpión de jade”, Stella en “The italian job” y Aileen en “Monster”.
En 1940 Gene Tierney se asomaba a la gran pantalla compartiendo cartel con Henry Fonda en “La venganza de Frank James”. A este título siguieron otros clásicos del cine como “La ruta del tabaco”, “El hijo de la furia” o “El diablo dijo no” antes de dar vida Gene a uno de los personajes fundamentales de su carrera en “Laura”. Fue también Ellen en “Que el cielo la juzgue”, Isabel en “El filo de la navaja”, Lucy en “El fantasma y la señora Muir” y Dolly Harrison en “Tempestad sobre Washington”.
La personalísima belleza y elegancia de Katharine Hepburn acompañó a la actriz durante toda su carrera cinematográfica. En 1932 debutaba en la gran pantalla en “Doble sacrificio” bajo las órdenes de George Cukor, director con el que también coincidiría en su primera etapa en otros títulos ya clásicos como “La gran aventura de Sylvia” o “Vivir para gozar”. Perfecta pareja en la comedia clásica americana de Spencer Tracy y de Cary Grant, Katharine forma parte ya de la historia del cine a través de un sinfín de personajes que parecían escritos expresamente para ella. Jo March (“Las cuatro hermanitas”), Susan Vance (“La fiera de mi niña”), Tracy Lord (“Historias de Filadelfia”), Amanda Bonner (“La costilla de Adán”), Rose Sayer (“La reina de África”), Jane Hudson (“Locuras de verano”), la condesa Aurelia (“La loca de Chaillot”) y, por supuesto, la encantadora Ethel Thayer (“En el estanque dorado”).
"Supe que era inusual, distinta, no había ninguna como ella. Kathy no se parecía a los años 30, sino a sí misma. Luego las mujeres empezaron a imitarla y la década se pareció a ella"
"Supe que era inusual, distinta, no había ninguna como ella. Kathy no se parecía a los años 30, sino a sí misma. Luego las mujeres empezaron a imitarla y la década se pareció a ella"
(George Cukor)