El
pasado 25 de octubre nos dejaba, a sus 80 años de edad, Amparo Soler Leal, una
de las más grandes actrices de nuestra escena.
“Mis
padres no querían por nada del mundo que me dedicara a las tablas y casi nunca
iba al teatro”
Hija
de los también actores Salvador Soler Marí y Milagros Leal, Amparo Soler Leal
nacía el 23 de agosto de 1933 en Madrid, debutando en los escenarios con tan
sólo quince años de edad con la obra de Alfonso Paso “No me mientas tanto”.
Más
adelante, Amparo se incorporaba a la compañía del Teatro María Guerrero, bajo
la dirección de Luis Escobar…
“Maravilloso
y muy didáctico. Encantador con todos los torpes,
entre los que me encontraba
yo”
…
y, tras pasar por otras compañías teatrales, formaba la suya propia
interpretando con ella obras de Pirandello, Chejov o Sartre. Con el tiempo, formó
también el grupo Teatro Realista.
En
1975, tras protagonizar en los escenarios “La señorita Julia”…
“Una
obra muy difícil y ácida que exigía un gran esfuerzo día tras día, aunque me
dio muchas satisfacciones”
…
se apartó durante una larga temporada de los escenarios para centrarse en su ya
consolidada carrera cinematográfica. Más tarde volvería al teatro, dejándonos
sus interpretaciones en obras como “Vestir al desnudo”, “La zapatera
prodigiosa”, “Las buenas personas”, “La gaviota”, “Ondina”, “¡Ay, infeliz de la
que nace hermosa!”… Y también “Amanda”, “El zoo de cristal”, “La Celestina”, “Don
Juan Tenorio”, “Las mariposas son libres” o “Al menos no es Navidad”.
“Siempre
despertó en mí gran simpatía,
y la he admirado mucho como actriz”
y la he admirado mucho como actriz”
(Vicky
Peña)
A
toda pantalla debutaba Amparo Soler Leal en 1953, y a las órdenes de Antonio
del Amo, en “Puebla de las mujeres”, película basada en la obra homónima de los
hermanos Álvarez Quintero. Ese mismo año era Pitita en la preciosa “Así es
Madrid”…
…
y más adelante, Margarita en “Usted puede ser un asesino”, bajo la dirección de
José María Forqué sobre la divertida obra de Alfonso Paso.
“Todos
los actores tenían un gran sentido del humor que, unido al guión, hizo de ese
rodaje algo especial”
Tras
su genuina Marilú de “Plácido”, Amparo aparecía también en “Vamos a contar
mentiras”, en “El grano de mostaza” y, como Mercedes, en “Vuelve San Valentín”.
Otra
Mercedes, ésta inolvidable, era Amparo también en “La gran familia”…
“Fernando
Palacios llevaba un orden y una organización muy estrictos, aunque no lo
parezca. Lo que llevé peor es que yo era muy joven y una de mis hijas era mayor
que yo. ¡Y a la segunda la debí de parir con tres años! Era algo irreal…”
“Una
gran actriz, tan divertida, tan ocurrente, tan inteligente, tan sexy”
Fue
también una simpatiquísima Francisca en “Las que tienen que servir”, junto a
una no menos simpática Concha Velasco y unos geniales Alfredo Landa y Manolo
Gómez Bur.
También
Pacucha en “El bosque del lobo”, junto a José Luis López Vázquez. Y Amparo
Soler-Leal en “El discreto encanto de la burguesía”, Gerarda en “Marianela”, Amparo
en “El amor del capitán Brando”, Directrice en “Tamaño natural”, Sagrario en
“Los nuevos españoles” y Alicia en “Jó, papá”.
Y
Adela en “Retrato de familia”, Doña Nati en “Vuelve, querida Nati” y Aurora en
“Mi hija Hildegart”.
“En
el rodaje Berlanga era muy simpático, no se le veía mucho y a los actores nos
dejaba hacer lo que quisiéramos. Hay que tener en cuenta que él casi siempre
trabajaba con los mismos… En parte éramos como una gran familia”
“Berlanga
era un genio, y yo siempre me he sentido chica Berlanga: rodé siete películas a
sus órdenes”
“Una
mujer muy clave, muy divertida, muy inteligente y con muchísimo sentido del
humor, además de una gran actriz”
Amparo
Soler Leal también fue Varona en “El crimen de Cuenca”…
“Fue
duro por muchas razones. Rodamos en Mota del Cuervo, que era triste. La
historia era triste, mi papel era triste… Trabajar con un pañuelo en la cabeza
todo el día fue triste e incómodo. Y Pilar Miró me perseguía todo el día para
ver si llevaba suficientes ojeras”
…
Carmen en “Gary Cooper, que estás en los cielos”, Celia en “127 millones libres
de impuestos”, la profesora Castañeta en “Las aventuras de Enrique y Ana” y María
Rosa en “Hablamos esta noche”.
“Yo
soy una actriz de tripas, no de métodos. Lo llamo así porque me sale, porque
soy muy espontánea. No soy de las que necesita correr para luego parecer que
está muy emocionada o acordarme de mis muertos para ponerme a llorar”
…
y su Dolores de “Las bicicletas son para el verano”.
Y
fue también Patricia en “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”, Encarna en “La
vaquilla”, Ana en “Hay que deshacer la casa” y Acacia en “Cara de acelga”. Y Elvira
en “Todos a la cárcel”, Doña Obdulia en
“El ángel de la guarda” y Encarna en “París, Tombuctú”.
Amparo
también se asomó a nuestra pequeña pantalla a través de series como “Tres eran
tres”, “El olivar de Atocha”, “Querido maestro”, “Paco y Veva” o “Un paso
adelante”.
A
lo largo de su extensa y fructífera carrera, Amparo Soler Leal recibió, entre
otros muchos galardones, el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos
por “La gran familia”, por “Jó, papá” y por “Bearn o la sala de las muñecas”; el
Premio ACE de Nueva York por “El crimen de Cuenca”, el Premio Pepe Isbert, la Medalla
de Oro al Mérito de las Artes y el Premio Miguel Mihura.
“Uno
necesita que le digan que ha estado bien, cierto estímulo. Estar como siempre
también puede significar estar mal, como siempre”
El
pasado 7 de noviembre se nos iba también, a sus 88 años, Amparo Rivelles, otra
grandísima actriz de nuestro cine, de nuestro teatro, de nuestra televisión.
“Mi
madre quería que estudiara, y yo al principio también. Quería ser abogado, pero
no me gustaba mucho estudiar y me
dediqué al teatro porque había que estudiar menos y, ya ve, en esta profesión
hay que estudiar muchos guiones…”
Hija
de los también actores Rafael Rivelles y María Fernanda Ladrón de Guevara,
Virgen de los Desamparados Rivelles Ladrón de Guevara nacía el 11 de febrero de
1925 en Madrid, debutando en los escenarios con tan sólo trece años de edad con
la obra de Adolfo Torrado “La madre guapa”.
“De
mi madre aprendí todo lo que soy, a moverme en el escenario, a hablar… Ella
siempre me decía: ‘tú haz lo que yo te diga pero hazlo siempre con tu
temperamento, con tu personalidad’”
Con
el tiempo, Amparo aparecería en otras obras teatrales como “El abanico de Lady
Windermere”, “La loca de Chaillot”, “Rosas de otoño”, “Los árboles mueren de
pie”, “Los padres terribles”, “La brisa de la vida”…
“Una
gran señora, una gran persona y una mujer adelantada a su época. Era también
una gran compañera y tenía una gran calidad como persona. Fue también muy
moderna en su interpretación y en la vida social”
(Juanjo
Seoane, empresario teatral con el que Amparo hizo sus últimas obras)
“La
duda” fue la obra con la que quiso despedirse de los escenarios por ser la
última que había hecho su padre.
“Es
muy curioso que habiendo sido mi madre mi maestra, la gente diga que trabajando
me parezco a mi padre… deben de ser los genes… no puede ser otra cosa”
“Una
de las grandes damas de la escena, una mujer extraordinaria con una
personalidad arrolladora; una gran actriz que hizo todo y todo lo hizo bien”
Amparo
Rivelles fue también la gran estrella del cine español contratada en exclusiva
por Cifesa y formando pareja de manera frecuente con Alfredo Mayo, Rafael Durán
o Jorge Mistral.
“El
cine me convirtió en una estrella pero el teatro me ha dado otra categoría
profesional, el teatro es el contacto directo con el público, la respuesta
inmediata de la gente. Me siento mucho más a gusto en el teatro”
Y
también lució su estrella en México, donde se trasladó a finales de los años
cincuenta, permaneciendo ahí durante más de veinte años y obteniendo un gran
éxito en su cine, teatro y televisión, en todos los campos “menos en el circo”,
como decía ella.
“Estará
siempre en la historia del cine, el teatro y la televisión de este país, de
México y de otros muchos. Una persona de una generosidad extraordinaria, con un
sentido del humor increíble hasta el último momento. La echaremos mucho de
menos”
A
toda pantalla debutaba Amparo Rivelles en 1940, y a las órdenes de Armando
Vidal, en “Mari Juana”.
Fue
después Eloísa en “Alma de Dios” y apareció también en “Los ladrones somos
gente honrada”, según la obra de Enrique Jardiel Poncela.
Malvaloca
en “Malvaloca”, María Espinosa en “Deliciosamente tontos”, Mariana en “Eloísa
está debajo de un almendro”, de nuevo Jardiel Poncela…
“Una
grandísima actriz que además era muy inteligente y muy divertida. Siempre veía
el lado bueno de las cosas, incluso en los momentos más trágicos”
También
fue Blanca en “El clavo”.
Después
sería Eugenia de Montijo en “Eugenia de Montijo”, Laurencia en “Fuenteovejuna”,
Marta Osuna en “La fe” y Pilar en “La calle sin sol”.
Y,
dirigida por Luis Lucia, “La duquesa de Benamejí”. Y bajo las órdenes de Juan
de Orduña, María de Pacheco en “La leona de Castilla”.
Amparo
fue la reina Isabel la Católica en “Alba de América”. Y también se llamó Isabel
en “La herida luminosa”. Y Magdalena en “El batallón de las sombras”, María Díaz
en “Los hijos del divorcio”… Y Mrs. Morales en “El esqueleto de la señora
Morales”.
Fue
Claudia Montesinos en “Cuando los hijos se van”, Mercedes en “La madrasta”,
Rufina en “Presagio” y Micaela en “La
coquito”.
Y
Bernarda Alba en “La casa de Bernarda Alba”, y Doña Mercedes en “Soldados de
plomo”…
“Estaba
dotada de un talento descomunal y era una profesional impecable. Era una
maestra, generosa, con un conocimiento descomunal de, por ejemplo, saber contar
historias con su cuerpo. No encontrarás a nadie que hable mal de ella, porque
era una gozada trabajar con ella”
…Isabel
de Farnesio en “Esquilache”, María Teresa Murillo en “El día que nací yo” y
Retamar en “Mar de luna”.
“Me
gustaría que me recordaran como una buena persona, porque creo que sí lo soy”
“Una
mujer con una extraordinaria inteligencia y un agudo sentido del humor”
(Fernando
Méndez Leite)
Amparo
también se nos hizo un rostro familiar en la pequeña pantalla a través de
series como “Sor Juana Inés de la Cruz”, “Cristina Guzmán”, “La Regenta”, “Una
de dos”...
Y por supuesto, a través de su elegantísima Doña Mariana de “Los gozos y las sombras”.
Y por supuesto, a través de su elegantísima Doña Mariana de “Los gozos y las sombras”.
A
lo largo de su extensa y fructífera carrera, Amparo Rivelles recibió, entre
otros muchos galardones, el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos
por “La fe” y por “Fuenteovejuna”, el Premio ACE de Nueva York por “La coquito”,
el Premio Goya por “Hay que deshacer la casa”, el Premio Nacional de Teatro, el
Premio Pepe Isbert y la Medalla de Honor del Círculo de Escritores.
“Si
volviese a nacer, elegiría de nuevo esta profesión, porque la interpretación te
permite vivir diferentes vidas. Dejas de ser tú para convertirte en el
personaje. Eso es muy duro en un drama, pero muy divertido cuando se trata de
una comedia. En cualquier caso, es algo apasionante”
(Amparo
Rivelles)
Estas
navidades, cuando nos encontremos con “La gran familia”, Mercedes nos emocionará
de especial manera. Claro que si nos encontramos con “Los gozos y las sombras” también
nos emocionaremos de manera especial con Doña Mariana…
Gracias
a las dos, y de todo corazón. Por vuestro arte interpretativo, por saber hacernos
reír, por saber hacernos llorar, por sabernos transmitir un sinfín de emociones. Por vuestro sentido del humor, por vuestra simpatía, por vuestra calidad humana. … Y por
haceros tan nuestras, tan entrañables, tan cercanas.
Amparo
Soler Leal, Amparo Rivelles… Un mismo nombre para dos estrellas.