“Entre
la oscuridad y la luz del día,
cuando
la noche comienza a desaparecer,
viene
una pausa en las ocupaciones diarias
que
se conoce como la hora de los niños”
(Estrofa inicial de “The
children’s hour” poema del escritor americano Henry Wadsworth Longfellow
publicado en 1860 en “The Atlantic Monthly” )
El 20 de Noviembre de 1934 era estrenada en el Maxine Elliot’s Theatre en Broadway
“The children’s hour”, exitosa obra teatral escrita por Lillian Hellman que
llegó a las 691 representaciones.
Esta
obra estaba inspirada en un caso real ocurrido en 1810 en Edimburgo (Escocia),
en el que dos maestras de escuela, Jane Pirie y Marianne Woods, eran falsamente
acusadas por Jane Gordon, una de sus alumnas, de mantener una relación sentimental. Dame
Cumming Gordon, la abuela de la niña, influía activamente en el hecho de que
los padres de las alumnas restantes se apresuraran a sacar a éstas del colegio,
siendo éste cerrado y presentando las maestras posteriormente una demanda por
difamación contra la abuela de la criatura. Ganaron el caso las maestras, pero
su vida y su reputación quedaron ya prácticamente destruídas.
El
también escritor Dashiell Hammett, entonces compañero sentimental de Lillian
Hellman, fue quien le dio a conocer esta historia, apresurándose ella a
convertirla en obra de teatro, representación escénica que no careció de
controversia en su estreno por el espinoso tema que trataba.
El
productor Samuel Goldwyn vio en esta historia un buen proyecto cinematográfico
y eligió a William Wyler como director del mismo. La
propia Lillian Hellman adaptó su obra como guión para la gran pantalla,
convirtiéndose ésta en la primera ocasión en la que ella trabajaba con William Wyler, formando
sin duda alguna uno de los tándem más fructíferos y exquisitos de la historia
del cine.
Debido
al tema al que hacía referencia la obra, la Oficina Hays se negó a permitir el
título original ni ninguna mención en la película o en la publicidad de la
misma. En un primer lugar, la película fue titulada “La mentira” antes de ser
cambiada definitivamente por “Esos tres”.
En
la obra, la niña lanzaba la mentira de la relación sentimental entre las dos
maestras. En la película, esta mentira tuvo que ser cambiada por la supuesta
relación sentimental de ambas mujeres con el protagonista masculino, oficialmente novio de una
de ellas. A Hellman le pareció bien este cambio al considerar que lo
fundamental de esta historia eran las tremendas consecuencias que traía consigo
esta calumnia más que lo que trataba la calumnia en sí.
Para
la banda sonora de la película se contó con Alfred Newman, gran compositor
cinematográfico que tras este título nos dejó otras maravillas musicales como
“Cumbres borrascosas”, “¡Qué verde era mi valle!”, “Eva al desnudo” o “La
historia más grande jamás contada”.
Y
en la fotografía, otro nombre que comenzaba aquí su singular carrera con
William Wyler. Gregg Toland ya nos había regalado la imagen de títulos como
“Flor del desierto”, “La reina Kelly” o “Noche nupcial”. “Esos tres” suponía el
primero de los siete títulos que firmaría junto a Wyler.
Merle
Oberon hizo su debut cinematográfico en 1929 y llevaba ya en su carrera títulos
como “La vida privada de Enrique VIII”, “La pimpinela escarlata” o “El ángel de
las tinieblas” cuando fue elegida para interpretar a Karen Wright, una de las
dos maestras de la escuela.
Miriam
Hopkins, Martha Dobie, la otra maestra de esta historia, llevaba un año menos
en el cine pero ya había sido dirigida por Rouben Mamoulian en “El hombre y el
monstruo”, por Ernst Lubitsch en “Un ladrón en la alcoba” y “Una mujer para
dos” y por el propio William Wyler (finalmente sustituido por Howard Hawks) en
“Ciudad sin ley”.
William
Wyler quería para el personaje del doctor Joseph Cardin al actor Leslie Howard,
pero fue elegido en su lugar Joel McCrea, rostro ya conocido en la gran
pantalla americana a través de títulos como “Ave del paraíso”, “Tentación” o
“Ciudad sin ley”.
Catherine
Doucet, actriz americana procedente del mundo teatral, era en “Esos tres” Lily
Mortar, la insufrible tía de Martha.
Alma
Kruger, otra gran figura teatral, hacía aquí un impecable debut cinematográfico
como Amelia Tilford, la abuela de la niña acusadora.
Niña
que llevaba el nombre de Mary Tilford y era extraordinariamente interpretada
por Bonita Granville, muy acertadamente elegida por el propio Wyler entre una
larga lista de candidatas.
Granville
debutó en el cine a los nueve años de edad, interviniendo en títulos como “Las
cuatro hermanitas”, “Canción de cuna” o “Anne of Green Gables” antes de hacerse
mundialmente conocida como Mary Tilford, papel que la hizo merecedora de una
nominación al Oscar como mejor actriz secundaria.
La
otra niña de esta historia, Rosalie Wells, era magníficamente interpretada por
Marcia Mae Jones, actriz infantil que debutó en 1926 y participó también en
títulos como “El rey del jazz”, “El campeón”
o “Imitación a la vida”.
Agatha,
sufrida mujer al servicio de la señora Tilford, que intentaba, sin conseguirlo,
educar a la rebelde Mary, era interpretada por Margaret Hamilton, excelente
actriz de reparto ya conocida por títulos como “Estrictamente confidencial”,
“Contrastes” o “A través de la tormenta” que, tres años después, nos regalaría
su personaje más celebrado, la Malvada Bruja del Oeste de “El mago de Oz”.
Y
Walter Brennan componía un breve pero singular personaje (y cómo no) como el taxista del
pueblo. Brennan, en la gran pantalla desde 1925, llevaba ya un total de 134
títulos cinematográficos. “El rey del jazz” (donde coincidió con Marcia Mae
Jones), “El ciclón tejano”, “Camino de la horca”, “El hombre invisible”, “La
novia de Frankenstein” o “Ciudad sin ley” (donde coincidió con Miriam Hopkins y
Joel McCrea), son tan sólo algunos de ellos.
“Esos tres” (These three) se estrenaba el 18 de Marzo de 1936.
Y el 19 de Diciembre de 1961 era estrenada “La calumnia” (The
children’s hour), vuelta a esta misma historia, a través de un guión escrito
por John Michael Hayes bajo la supervisión de Lillian Hellman, en la que Wyler pudo finalmente tratar el mismo
tema que trató en su día la obra teatral que le daba nombre.
Dirigida
y producida por William Wyler para The Mirisch Company, esta nueva versión
contaba con el arte musical de otro ilustre compositor cinematográfico, Alex
North, que ya nos había regalado, entre otras, las bandas sonoras de “Un
tranvía llamado deseo”, “Espartaco” o “Vidas rebeldes”.
Y
con la fotografía en blanco y negro de Franz Planer, otro
nombre a tener en cuenta que nos había ya maravillado con las imágenes de títulos como “Carta de una
desconocida”, “Cyrano de Bergerac” y “Horizontes de grandeza”. Planer había también
coincidido anteriormente con Audrey Hepburn en “Vacaciones en Roma”, “Historia de una
monja” y “Desayuno con diamantes”.
Para
dar vida a Karen Wright en esta nueva versión fue elegida Audrey Hepburn, quien dos años después de debutar en la gran pantalla se hizo con el Oscar a la mejor
actriz por “Vacaciones en Roma”, dirigida, precisamente, por William Wyler.
Título éste al que seguirían otros como “Sabrina”, “Guerra y paz”, “Una cara
con ángel”, “Ariane”, “Historia de una monja” o “Desayuno con diamantes” antes
de “La calumnia”.
Shirley
MacLaine era en esta historia Martha
Dobie, la otra protagonista. Mac Laine llevaba en el cine desde 1955, año en el
que debutó con “Pero... ¿quién mató a Harry?” a las órdenes nada menos que de
Alfred Hitchcock, y ya nos había convencido como excelente actriz tanto en
drama como en comedia, e incluso en el género musical, con títulos como “Can-Can”, “Como un torrente” o “El apartamento”.
James
Garner, entonces conocido gracias a la pequeña pantalla y títulos
cinematográficos como “Sayonara”, “La escuadrilla Lafayette” o “Infierno bajo
las aguas”, era el encargado de interpretar al doctor Joe Cardin, tercer
personaje en discordia.
Miriam
Hopkins, que había encarnado a Martha Dobie en la versión anterior de 1936, era
aquí Lily Mortar, la insufrible tía de Martha. Entre ambas versiones, Hopkins había vuelto a trabajar con Wyler en “La heredera” y
“Carrie”.
William
Wyler le ofreció en un primer lugar a Merle Oberon, que había interpretado en
la primera versión a Karen Wright, el papel de Amelia Tilford, la abuela de la
niña. Wyler pretendía con esto homenajear a las dos actrices haciéndoles
partícipes también de esta nueva versión. Pero Merle desestimó este proyecto
por no querer interpretar un personaje de edad tan avanzada.
Y
así fue finalmente elegida para este papel Fay Bainter, entonces actriz teatral
de reconocido prestigio, que había dejado ya su huella en películas como “Olivia”,
“Jezabel”, “El joven Edison” o “La mujer del año” y en la pequeña pantalla.
Karen
Balkin debutaba en “La calumnia” como la consentida Mary Tilford. En este caso,
la elección de esta pequeña actriz no fue tan acertada. El propio Wyler
reconoció que ni siquiera él fue capaz de controlar sus exagerados gestos.
Por el contrario, Veronica Cartwright, que procedía de la pequeña pantalla y hacía aquí
su primer papel relevante, sí nos ofrecía una correcta Rosalie Wells.
Mismo
caso que Hope Summers como Agatha, la criada. Versátil actriz procedente del
mundo televisivo, Summers ya había aparecido en la gran pantalla en títulos
como “Ella, él y Asta”, “Quiero vivir” o “La herencia del viento”.
“La
calumnia” recibió cinco nominaciones en los Premios Oscar: mejor actriz
secundaria (Fay Bainter), mejor fotografía, mejor dirección artística, mejor
diseño de vestuario y mejor sonido.
Y
otras tres en los Globos de Oro: mejor director, mejor actriz (Shirley MacLaine)
y mejor actriz secundaria (Fay Bainter).
“Era
el director más grande de América. Tenía un sentido pictórico maravilloso,
sabía cómo meter tanto en una toma, que me parecía que yo podía dejar de decir
algunas cosas, porque sabía que Wyler haría que se vieran. Tuvimos que hacernos
amigos por fuerza, porque éramos las dos únicas personas del manicomio Goldwyn
que no estábamos completamente chifladas”