El 10 de Julio de 2010 fue un día triste para el spaghetti western. Aldo Sanbrell, uno de sus actores más representativos, nos dejaba huérfanos a los miles de cinéfilos que le habíamos seguido en este interesantísimo género cinematográfico.
Nacido el 23 de Febrero de 1931 en Vallecas (Madrid), Alfredo Sánchez Brell se trasladó a México con su padre a muy temprana edad. Con el tiempo, probó allí fortuna cantando rancheras (como Alfredo de Ronda) y como jugador de fútbol de la liga mexicana. Regresó a España en 1959, y jugó en el Rayo Vallecano, antes de dirigir sus pasos al mundo del cine.
Aldo debutó en la gran pantalla en 1962 como uno de los atracadores de la escena final de “Atraco a las tres” y rodó su primer western, “Tres hombres buenos”, a las órdenes de Joaquín L. Romero-Marchent, un año más tarde.
Su imponente aspecto físico, y su buen hacer, le llevó pronto a interpretar, alternativamente a otros papeles, a una serie de pistoleros, para pasar más adelante a villanos de mayor calibre, piratas o crueles mejicanos que asesinaban sin piedad a hombres, mujeres y niños.
Aprendió inglés en América e italiano y francés durante los rodajes de sus películas. Porque hubo títulos en los que él participó que se rodaron en varios idiomas (inglés, alemán, italiano, español…). Cada actor hablaba en su idioma, pero era esencial que se aprendiera bien el pie del otro actor.
"Me pareció que sonaba bonito y muy italiano; quizás por eso luego lo hayan transcrito muchas veces como Sambrelli. Hoy la familia me sigue llamando Alfredo, pero entre los amigos ya me quedé con lo de Aldo"
Ya conocido como Aldo Sanbrell (aunque ligeramente su nombre completo variaba a menudo de una producción a otra), intervino en los cinco grandes spaghetti western de Sergio Leone, al que conocía de la época en la que el director vino a España para dirigir “El coloso de Rodas”.
“En cierto modo se siente placer encarnando al villano”
“Por un puñado de dólares”, “La muerte tenía un precio”, “El bueno, el feo y el malo” (a punto estuvo de dar vida al “feo” que luego haría Eli Wallach), “Hasta que llegó su hora” y “Agáchate, maldito" son cinco verdaderas obras de arte del cine del Oeste donde Sanbrell plasmó impecablemente su papel de villano.
Pero también trabajó a las órdenes de George Cukor (“Viajes con mi tía”), Mario Monicelli, John Milius o Richard Lester (“El regreso de los tres mosqueteros”).
En el resto de su filmografía, títulos hoy tan conocidos como “Rey de reyes”, “Cleopatra”, “El viento y el león”, “Navajo Joe”, “El hombre de Río Malo”, “La isla del tesoro”, “Conan, el bárbaro” o “El río que nos lleva”.
Y en la pequeña pantalla, series como “Brigada Central”, “Don Quijote”, “Curro Jiménez” o “El comisario”
Y en la pequeña pantalla, series como “Brigada Central”, “Don Quijote”, “Curro Jiménez” o “El comisario”
Actor internacional en el más literal sentido de la palabra, Aldo Sanbrell trabajó en la “trilogía del dólar” junto a Clint Eastwood (“cuando acabábamos de rodar, se iba un rato a correr y luego aparecía”).
Y, también a las órdenes de Sergio Leone, con grandes nombres como Jason Robards (“un tipo estupendo, muy cordial”), Rod Steiger o Henry Fonda (“un hombre muy educado, muy caballeroso”).
O Gian María Volonté (“muy buen actor, un tanto introvertido”), James Coburn y Lee Van Cleef (“un monstruo cinematográfico, un gran actor”).
A las órdenes de otros directores, compartió cartel con figuras del calibre de Ernest Borgnine (“un hombre encantador, un tipo de origen latino que lo aleja del típico estadounidense”), John Carradine, Jack Palance (“un tipo formidable y uno de esos actores capaz de eliminarte cuando hacías una secuencia con él”), Yul Brynner o Anthony Quinn (“un tipo accesible, aunque mantenía su independencia”).
Y con actores españoles de la talla de Fernando Rey (“era un magnífico relaciones públicas y sabía moverse estupendamente”), Álvaro de Luna (“iba a todos lados con dos pesas para no perder la forma”), Fernando Sancho (“llevaba a todos sitios un puñado de fotografías suyas que iba regalando se las pidieras o no”) o Manuel Zarzo (“además de compañero, le considero un amigo al que le tengo mucho cariño. Es un gran profesional”). Y con bellezas como Claudia Cardinale, Raquel Welch, Candice Bergen o Sharon Stone.
Aldo también dirigió títulos como “Sol sangriento”, “La última jugada” (donde se reservó, para variar, el papel del bueno), “Matar para vivir”, “El hombre del Gran Río” o “Ahora mis pistolas hablan”.
Y produjo, a través de Asbrell Productions primero, y Aldo S. Brell Producciones Cinematográficas después, alrededor de quince películas, entre las que se encuentra “Hamán, el baño turco” y el corto “Río seco” (2006).
En 1993 se le concedió en Italia el 14º Premio Internazionale Fontana de Roma, único galardón que ha recibido en su carrera.
Yo tuve la suerte, y el gran honor, de conocerle en persona. Y os puedo asegurar que, después de haberle visto en tantas y tan destacadas películas, es una reconfortante sensación el tenerle delante de ti y descubrir, tras su “mirada de villano”, a una muy cercana y bellísima persona. Quizá sea el haberle conocido uno de los mayores orgullos que he tenido yo en la vida. Ya veis qué mérito por mi parte.
“Yo he muerto de cien maneras diferentes ante la cámara, y para eso hay que meterse en el personaje, asumir su actitud, su mirada. Para mirar tienes que interiorizar el personaje, convertirte en él, ser así”
Por eso siempre le recordaré así:
Como el mejor “malo” del salvaje Oeste. Y es que, lejos de apagarse su mirada, su maravillosa mirada, ahora brilla más que nunca al son, cómo no, de Ennio Morricone.
Y, por supuesto, a toda pantalla. Porque el nombre de ALDO SANBRELL estuvo, está y estará siempre escrito en la historia del cine. Con “n” antes de “b” y en letras mayúsculas.
Y, por supuesto, a toda pantalla. Porque el nombre de ALDO SANBRELL estuvo, está y estará siempre escrito en la historia del cine. Con “n” antes de “b” y en letras mayúsculas.
Gracias de todo corazón, Aldo. Y encantada de haberte conocido.
“En mi vida real yo soy buenísimo, pero el cine me ha dado la oportunidad de vivir mi lado más sádico”
(ALDO SANBRELL)
Citas extraídas de la biografía cinematográfica
“ALDO SAMBRELL, LA MIRADA MÁS DESPIADADA” (Serrano Cueto)
4 comentarios:
Tuve la fortuna de conocerle personal y cinematográficamente.
Sumido en el semianonimato en España,y muy reconocido en EEUU donde le dedicaron varios homenajes.
Tenía muy claro lo que no quería y además no sabia mentir, por lo que a veces podia parecer duro e implacable, pero fuera de toda apariencia era en realidad sensible, cariñoso, y sobre todo muy generoso.
Una gran pérdida sin duda, de uno de los secundarios más grandes que ha dado el cine internacional.
A través de sus películas, se nota que era el secundario favorito de Sergio Leone.
Siempre aparece al lado de los protagonistas como su ayudante, o con papeles muy significativos y relevantes.
Es fantástica su actuación como "Cuchillo" en La Muerte tenía un precio. Al final termina muriendo víctima de una traición pertrechada por su propio jefe, interpretado por Jean Maria Volonté.
Gran pérdida sin duda.
Vaya por Dios, y a mí que este nombre no me sonaba de nada...
Cuánto se aprende en este blog, aunque no creo que lo pueda memorizar todo.
De Vallecas, mira tú
Pues ya ves, Alicia, de Vallecas y mira qué filmografía tiene. Y seguro que le has visto en alguna de sus películas.
Once upon a time in the West...
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