“Hacer
una película es un acto intelectual porque implica hacer muchas cosas y tomar
decisiones. Es también un hecho artístico porque el gusto nos dicta esas cosas
y esas decisiones. Es igualmente un acto emocional porque entra en juego
nuestra sensibilidad y nuestra intuición. La calidad resultante no es
proporcional al dinero gastado ni al trabajo empleado. La suerte juega un gran
papel, el azar también”
Nacido
en París el 6 de Febrero de 1932, François Roland Truffaut no fue en su
infancia un alumno ejemplar aunque sí ya un lector apasionado y un gran amante
del cine.
“Por
entonces yo tenía once o doce años y lo que hacía era ir al cine mientras mis
padres se iban al teatro. Les engañaba. Sabía que si me iba a un cine que
estuviera cerca de casa podría meterme en la cama antes de que ellos
regresaran. Muchas veces me tenía que marchar antes del final porque estaba
nervioso, me latía fuerte el corazón y tenía miedo de que me descubrieran. El
cine ha sido en mi adolescencia una clase de refugio, por ello le tengo un amor
casi religioso. No
era raro que viese la misma película cinco o seis veces en el mismo mes sin ser
capaz luego de contar correctamente el argumento porque, en un instante
preciso, una música que subía de volumen, una persecución en la noche, el
llanto de una actriz, me emborrachaban, me arrebataban y me arrastraban más
allá de la película”
En
1947, a la edad de 15 años, François fundaba “Cercle Cinemane”, su propio cine club. Y un año más tarde conocía a André Bazin, influyente crítico y teórico cinematográfico francés y cofundador, en 1951, de la revista “Cahiers du Cinéma”.
“Desde
ese día de 1948 en que Bazin me proporcionó mi primer trabajo interesante, es
decir, ligado al cine, junto a él en la revista ‘Travail et Culture’, se
convirtió de alguna manera en mi padre adoptivo y puedo afirmar que le debo
todo lo bueno que me ha ocurrido desde entonces”
“El
crítico debería ser, en general, el intermediario entre el autor y el público,
explicando al segundo las intenciones del primero, dando a conocer al primero
las reacciones del segundo, ayudando a uno y a otro a ver más claro. Para esto,
es preciso poder remontarse hasta las intenciones y adivinar al hombre tras el
film, al artista tras el debutante, lo cual no siempre es tarea fácil”
En esta revista, Truffaut y algunos de sus amigos más cinéfilos se convertían ya en defensores de lo que ellos mismos denominaron "cine de autor".
“¿Fui
buen crítico? No lo sé, pero de lo que estoy seguro es de que siempre me
colocaba del lado de los pateados contra los pateadores”
“Yo
creo que el cine es un arte mucho más difícil que los demás. Es más difícil
hacer una película que una novela, por ejemplo. Una novela siempre es una
novela, mientras que en el cine uno puede tener la intención de hacer una
película, llegar al final y encontrarse con que no hay película”
En 1956, François trabajaba como ayudante de Roberto Rosellini. Un año después contraía matrimonio con Madeleine Morgenstern, hija de un importante distribuidor cinematográfico, y
fundaba Les Films du Carrosse, su propia productora. Para entonces, Truffaut ya
había dirigido dos cortometrajes: “Une visite” (1955) y “Les mistons” (1957).
“André
Bazin me enseñó a escribir, corrigió mis primeros artículos en ‘Cahiers du
Cinéma’, progresivamente me llevó hasta la dirección. Cuando falleció, el día
11 de Noviembre de 1958, yo había empezado, precisamente la víspera, el rodaje
de mi primera película, ‘Los cuatrocientos golpes’. De esta primera película
sólo llegó a leer el guión que naturalmente le dediqué”
En
1959, François Truffaut conseguía su primer gran éxito cinematográfico con su
también primer largometraje, “Los cuatrocientos golpes”.
“Quizá
mi infancia ha sido en muchos aspectos igual a la de Antoine Doinel en ‘Los
cuatrocientos golpes’. Realmente no puede hacer diferencia entre vida y cine,
en lo que a mí respecta. Y en ‘Los cuatrocientos golpes’ había poco engaño y
mucha sinceridad: era mi primer film. Pero, en general, no quiero que mis
películas muestren ni siquiera el amor que tengo por el cine”
Extraordinaria
película ésta de “Los cuatrocientos golpes” que fue, además, una de las
primeras que se encuadró en un nuevo movimiento cinematográfico que sería
conocido como Nouvelle Vague.
“La
Nouvelle Vague no tenía un programa estético, era simplemente una tentativa por
recuperar cierta independencia perdida hacia 1924, cuando los films llegan a
ser demasiado caros, un poco antes del sonoro. En 1960 para nosotros hacer cine
era imitar a D. W. Griffith realizando sus películas bajo el sol de California,
antes incluso del nacimiento de Hollywood”
“Formo
parte de esas gentes que tienen necesidad de volver a ver sin parar las viejas
películas, las mudas, las primeras habladas”
Anda
mira, François, como yo.
La
Nouvelle Vague englobó a directores como Jean-Luc Godard, Claude Chabrol, Louis
Malle, Eric Rohmer o Alain Resnais, todos ellos hoy indiscutibles maestros del
cine.
“Creo
que la Nouvelle Vague ha demostrado que se pueden hacer películas inteligentes
en completa libertad de espíritu y de medios materiales. Y hemos demostrado, me
parece, que en cine se puede hacer todo lo que se quiera”
El
protagonista de “Los cuatrocientos golpes”, Antoine Doinel, fue un personaje de
ficción creado por Truffaut e interpretado excelentemente en la pantalla por el
actor francés Jean-Pierre Léaud.
“Antoine
Doinel, ese personaje que es la síntesis de dos personajes reales: Léaud y yo.
Se presentaron unos sesenta muchachos e hice pruebas en 16 mm. con dos de
ellos; les hacía preguntas bastante sencillas puesto que mi objetivo era
encontrar un parecido más moral que físico con el niño que yo creía haber sido.
Antoine Doinel no es lo que se llama un personaje ejemplar, es astuto, tiene
encanto y abusa de él, miente mucho y disimula más, solicita más amor que el
que está dispuesto a dar; no es el hombre en general sino un hombre en
particular.
Añadiré
únicamente que Jean-Pierre Léaud es el mejor actor de su generación y que sería
injusto olvidar que Antoine Doinel es, para él, más que uno de los personajes
que ha interpretado, uno de los dedos de sus manos, una de sus costumbres, uno
de sus compañeros de niñez ”
Jean-Pierre
Léaud contaba quince años de edad cuando dio vida por vez primera a Antoine
Doinel en “Los cuatrocientos golpes”. Como espectadores pudimos asistir a la
evolución de este personaje, igualmente interpretado por Léaud, en cuatro
títulos más igualmente dirigidos por Truffaut: “El amor a los veinte años”, “Besos
robados”, “Domicilio conyugal” y “El amor en fuga”.
“Para
ciertos papeles, me gusta elegir actores conocidos; para otros, actores
desconocidos; y en algunos casos, actores amateurs; por gusto, tengo tendencia
a preferir los instintivos a los profesionales, pero no es una regla”
“Yo
quiero mucho a los actores, pero me he dicho de una vez por todas que el texto
que les doy es mejor que el que ellos se inventan. Sabed, se cometió un error
al comienzo de la Nouvelle Vague: llamar a los personajes por los nombres de
los actores. Esto era una coquetería que se practicó en el debut y que
considero un error. Yo mismo lo hice en ‘Les mistons’. Los actores tienen
necesidad de interpretar a otro.
El
director está obligado a preocuparse de los actores; es el punto fuerte del
rodaje. Pero más importante que la dirección de actores es su elección. Porque
si uno se ha equivocado, hay que rehacerlo todo, hay que reescribir los
diálogos, hay que procurar que el actor se sirva de ellos de manera adecuada”
“Films-libros,
libros-films, tal es el engranaje de mi vida puesto que mi amor gemelo por los
libros y por los films me ha llevado a rodar ‘Jules et Jim’, homenaje a un
libro particular”
En
1962, Truffaut dirigía la adaptación cinematográfica de “Jules et Jim”, primera
novela del escritor Henri Pierre Roché publicada en 1953. Otro gran título
convertido hoy en todo un clásico del cine francés.
“El
cine para mí es un arte de la prosa. Definitivamente, se trata de filmar la
belleza pero sin que se note, sin que se note para nada”
Y
tras “Jules et Jim” vendrían “La piel suave”, “Fahrenheit 451”, “La novia
vestía de negro”, “Besos robados”, “La sirena del Mississippi”...
“Prefiero
en primer lugar a Renoir. Después a Rossellini y a Hitchcock. Y otros muchos en
el fondo: Hawks, Cukor, Sturges... El cine americano me parece el más
importante del mundo. Por todo: por técnica, por inspiración, por libertad de
concepción, dirección de actores...”
“Cuando
se observa atentamente la carrera de Hitchcock se encuentra la respuesta a
algunas de las preguntas que todo cineasta debe plantearse; la primera y
principal es: ¿Cómo expresarse de una forma puramente visual?”
En
1967 François Truffaut plasmaba su admiración por Alfred Hitchcock a través de
la publicación de “El cine según Hitchcock”, extraordinario libro que era el
resultado de dos largas entrevistas ubicadas en 1955 y 1962 y realizadas por
Truffaut al genial director inglés.
“Resultado
de una larga conversación de cincuenta horas preparada sobre un cuestionario de
quinientas preguntas. ‘El cine según Hitchcock’ es un libro del que no me
considero autor, sino tan sólo iniciador o, mejor aún, provocador”
Para
leer “El cine según Hitchcock” no es necesario que te guste el cine de Alfred
Hitchcock, ni el de François Truffaut... Aun diría más, ni siquiera te tiene
que gustar el cine. Una vez leído este libro, te gustará Truffaut, te gustará
Hitchcock... Te gustará el cine.
“A
cuantos fastidia la admiración que los jóvenes cinéfilos prestan al cine
americano, hay que decirles que se fijen en que las mejores películas de
Hollywood están a veces filmadas por el inglés Alfred Hitchcock, el griego
Kazan, el danés Sirk, el húngaro Benedek, el italiano Capra, el ruso Milestone
y los vieneses Preminger, Ulmer, Zinneman, Wilder, Sternberg y Fritz Lang.
Echo
de menos el cine americano, ciertamente, pero no es preciso creer que el cine
europeo debe hacerse sobre aquellos cánones. Desde ese punto de vista yo creo
siempre en el cine de autor”
“Un
film es una cosa viva. No soy de los directores que se atienen a lo que hay
escrito. Mis películas cambian enormemente durante el rodaje. Lo que quieren
decir verdaderamente mis películas lo he descubierto después... Descubro su
significación después de finalizar, pues tengo una creación espontánea,
instintiva, apenas intelectual”
“La
infancia es el mundo que mejor conozco. Me siento mejor con un niño que con un
adulto. Las personas están demasiado impresionadas por un papel social para ser
verdaderamente sinceras. No puedo tener una conversación con ellas más que
cuando hablamos de cine. Con los niños, por el contrario, puedo hablar de todo”
En
1970, Truffaut rodaba “El pequeño salvaje”, una historia real sobre un niño
criado en un ambiente primitivo que estaba basada en un libro del psicólogo
social Lucien Malson.
“Las
desgracias de los adultos me dejan insensible. Me parece estúpido que corran
los riesgos que corren. Los adultos viven en una jungla, pero es culpa suya porque ellos han creado esta jungla. Yo, como la mayoría de las mujeres, soy
sensible a las desdichas de los niños”
Tras
“El pequeño salvaje” llegaron “Domicilio conyugal”, “Las dos inglesas y el
amor”, “Una chica tan decente como yo”...
“En
mi cine vuelve la idea de la mujer mágica. En ‘La noche americana” un personaje
pregunta tres veces si las mujeres son mágicas y recibe tres respuestas
diferentes. Esta idea de la mujer ángel es machista, cierto, pero como dice
Malraux, los hombres han idealizado a las mujeres tanto tiempo que privarles de
pronto de esta aureola sería un poco triste”
En
1973 François Truffaut dirigía “La noche americana”, un excelente homenaje al
proceso de creación de una película.
“A
las preguntas que el público se hace sobre el tema ‘¿Cómo se rueda un film?’ he
querido pues, con ‘La noche americana’, dar respuestas visuales, las únicas
posibles”
“Tengo
necesidad de identificarme, de decirme, yo he estado en circunstancias como
ésta, o yo podré estar en circunstancias como ésa. Necesito este criterio para
trabajar. Trabajo mucho con material real, pero de ese material el veinte por
ciento es autobiográfico, otro veinte por ciento lo tomo de los periódicos,
otro veinte por ciento de la vida de las gentes que conozco, y otro veinte por
ciento ficción pura”
Después
llegarían “El diario íntimo de Adèle H”, “La piel dura”, “El amante del amor”,
“La habitación verde”...
Y en
1977, Truffaut interpretaba al científico Claude Lacombe (papel que le valió una nominación
como mejor actor secundario en los británicos Premios Bafta) dirigido por Steven Spielberg en “Encuentros en la tercera fase”.
El
cineasta francés ya nos había demostrado sus también buenas dotes para la
actuación en algunos títulos de su filmografía como director: “La piel suave”,
“El pequeño salvaje”, “Domicilio conyugal”, “La noche americana”, “El diario
íntimo de Adèle H”, “La piel dura”, “El amante del amor” o “La habitación
verde”.
El
tramo final de la filmografía de Truffaut como director incluía “El amor en
fuga”, “El último metro”, “La mujer de al lado” y “Vivamente en Domingo”, su último
título para la gran pantalla.
“Si
una película es exclusivamente psicológica, no es buena. En cine existe una
lógica del espectáculo que prevalece frecuentemente sobre la lógica del relato,
etc. Una película es un equilibrio continuo entre la literatura y la música. Se
debe constantemente renunciar a las leyes psicológicas por las leyes musicales”
“No
apruebo el método que consiste en rodar una escena filmándola de todas las
maneras posibles. Quien hace esto no es un realizador sino “un registrador” y el
verdadero realizador del film es el montador jefe. Cada plano de una película
no puede tener más que un ángulo justo y una duración justa; es el cine de
Hitchcock, de Bergman, de Bresson, de Rohmer, de Renoir, de Buñuel, de Hawks,
de Lubitsch, de Dreyer, de Milos Forman... es el cine”
Entre
otros muchos premios y candidaturas, François Truffaut fue nominado al Oscar
como director y como guionista por “La noche americana” y como guionista por
“Los cuatrocientos golpes”. Obtuvo el Premio Bafta como director por “La noche
americana” y fue galardonado como mejor director por “Los cuatrocientos golpes”
en el Festival de Cannes.
También
obtuvo el César como mejor director, mejor guionista y mejor película por “El
último metro”, siendo además nominado en estos galardones como mejor director
por “El diario íntimo de Adèle H” y “Vivamente en Domingo” y como guionista (a
título póstumo) por “La pequeña ladrona” (1988). En 1981 le fue concedido el Luchino
Visconti Award por su trabajo como director y crítico cinematográfico en los
David di Donatello Awards.
“No
se puede poner un final optimista, porque la vida no es optimista; tampoco se
puede poner un final pesimista, porque sería un desastre comercial. Es
necesario un final que incluya los dos. Hago finales ambigüos, siempre pensando
un poco en Chaplin. Es su idea de marchar por la carretera y cruzarse con los
policías, es la idea de la libertad amenazada. Creo que es la verdadera
solución”
Tristemente,
el 21 de Octubre de 1984 nos dejaba François Truffaut a la prematura edad de
52 años. Afortunadamente, su particular cine de autor nos acompañará toda la
vida. Merci, François.
“Siempre
he preferido el reflejo de la vida a la vida misma. Si he elegido los libros y
el cine desde la edad de once o doce años, está claro que es porque prefiero
ver la vida
a través de los libros y del cine”
a través de los libros y del cine”
(FRANÇOIS
TRUFFAUT)
16 comentarios:
Pocas veces se ha visto tanta afinidad director-actor como entre Truffaut y Léaud, prácticamente su alter-ego. Creo que Léaud terminó con serios problemas mentales.
La nouvelle vague representó un gran cambio para el cine francés aunque fueron injustos con algunos realizadores como Autant Lara, autor de "La travesía de París" que me encanta.
Hace poco revisé "Farenheit 451" que me sigue gustando mucho y de sus otras películas tengo predilección por "Tirad sobre el pianista" aunque no sea la mejor de su filmografía. Muy interesante su libro de entrevistas con Hitchcock, lo recomiendo a todos los amantes del cine. Besos. Borgo.
Gracias por tu homenaje, lo digo por lo de Cahiers. Debo felicitarle, una vez más, por su tan bien cuidada y documentada entrada. Lo malo de los de Cahiers du Cinema es cuando se ponían estupendos y pretenciosos y ponían a caer de un burro las películas de la Hammer o sacudían a títulos como "La noche del cazador". Eso y cierto desprecio, mal disimulado, cuando empleaban el término artesano para menospreciar a ciertos directores.
Sí, Miquel, de hecho Truffaut señalaba que en una ocasión le felicitaron a él por su interpretación en “Los cuatrocientos golpes” creyendo que era el niño de la película. Eligió muy bien Truffaut a su representación en la pantalla. Me gustan muchas de este director, pero para mí es muy especial “La noche americana”, está muy bien logrado el ambiente de rodaje cinematográfico. El libro de Hitchcock es una joya.
Anda, mira, las gracias me las das de tú... De nada, Super Truffaut Cahiers, sabía que habías cogido la intención oculta de esta entrada. Sí, los de Cahiers du Cinéma eran de todo menos humildes, ninguno de ellos, pero como diría el otro “nadie es perfecto”.
Poco a poco voy descubriendo la Nouvelle Vague, que tenía un poco de lado. De Truffaut me ha gustado mucho 'Los 400 golpes' y en breve espero ver 'Fahrenheit 451'.
Saludos.
Hola, Manderly, haces muy bien en ir descubriendo poco a poco a la Nouvelle Vague, constituye una parte muy importante de la historia del cine. Otro saludo para ti.
Grande entre los grandes!! Acabo de leer su larga entrevista a Sir Alfred Hitchcock y ha sido un libro que me ha encantado. Una joya para los amantes del cine "Hitch" y para los amantes del cine, en general. Una gran entrada Clementine. Besos.
¡Marcos Callau, cuánto honor verte por aquí! Este grande entre los grandes requiere una entrada especial, y qué menos. Yo le tengo en un pedestal desde que le estudiamos, y afortunadamente muy a fondo, en la facultad. Porque no sólo fue un gran director de cine, fue también un excelente teórico cinematográfico con las ideas muy, muy claras. Yo me he identificado siempre con él, igual hasta se me nota... El libro suyo de Hitchcock es maravilloso. Besos muy cinéfilos, Marcos.
Truffaut, Truffaut...que director tan portentoso, con que entusiasmo hablaba y escribía sobre cine...su libro sobre Hitchcock es una delicia que se puede leer y releer una y otra vez...y de sus películas me permito señalar tres que me gustan especialmente: La piel suave, una emotiva y lírica reivindicación de la infancia, un tema tan caro al cine francés; La habitación verde, una película inclasificable, con unas vetas de misticismo que no se habían visto en el séptimo arte desde Dreyer; y la que fue su última filme, Vivement dimanche!, una obra prodigiosa, ágil, encantadora...
Me ha encantado leer esta entrada.
¡Viva Truffaut!!
¡Por cierto! Donde he escrito La piel suave, quería decir La piel dura (no es lo mismo Le peau douce, que L'argent de poche).
Que bien me ha quedado esta apostilla, ¿verdad amiga mía?
Anda, Tirador, un dos por uno y citando a Dreyer, qué extraño en ti... Portentoso, Tuffaut digo,y todo un entusiasta del cine. Me alegra que te haya gustado esta entrada y sí, amigo mío, a ti te quedan bien todas las apostillas, ya lo sabes...
Caramba Clemenetine!! Sólo puedo felicitarte por esta completa e interesantísima entrada.
"El cine según Hitchcock" es un libro maravilloso. Comparto totalmente lo que dices sobre él.
Me gusta mucho la reflexión qye Truffaut hace sobre el crítico de cine pues creo que esa es la actitud correcta.
Un gustazo de entrada!
Bicos
Gracias, deWitt, me alegra que te haya gustado. Truffaut tenía la cabeza muy bien amueblada. Su libro de Hitchcock es de lo mejor que me he leído yo junto al de "Conversaciones con Billy Wilder", otra joya. Más bicos para ti.
Tengo que hacerme con ese libro de las 500 preguntas a Hitchcock. He oído hablar de él bastante bien.
De Truffaut poco puedo decir, porque el cine francés lo manejo bien poco. Habrá que ponerse manos a la obra.
Hola, Roberto. Hazte con ese libro, merece mucho la pena, además no creo que tengas dificultad en encontrarlo. Y ponte, ponte con Truffaut, no te va a decepcionar, ya lo verás. Un beso.
Qué grande el cine francés:
Alléz, allez, mesieurs le petít!!
Por aquí se pueden pedir también libros, pues?
Mais oui, mais oui, Alicia... A poder ser, libros que tenga yo, como es el caso.
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