“Se nos va una persona que ha dedicado todos sus esfuerzos no a ganar dinero o tener una gran casa, sino a llenar a los espectadores de emociones. Era una persona muy cercana, que además de llevarnos risas y tristezas en sus interpretaciones, le querían en todas partes”
(Álvaro de Luna)
El pasado Martes fue un día muy triste para el cine español. Se nos iba, a los 92 años de edad, Manuel Alexandre, uno de los grandes de la escena española. Y nos dejaba a todos un tremendo vacío en nuestros corazones.
Sí, Manuel, tú has sido uno de los grandes. En el cine, en la televisión y en tu querido teatro. Y como en humildad me ganas, y por mucho, me vas a permitir que corrobore por ti la grandeza que te atribuyo. Apoyada, eso sí, por testimonios de tus más allegados compañeros de profesión y por tus propias palabras.
Como Manuel Alejandre Abarca naciste en Madrid el 11 de Noviembre de 1917. Abandonaste tus estudios de Derecho por el periodismo, que tuviste que abandonar también al estallar la guerra.
“Yo trabajaba en un taller de fontanería con mi padre y quería ser abogado porque se hablaba en público. Lo más cerca que encontré fue ser actor”
“Yo soy actor por Fernando Fernán Gómez. Lo decidí cuando vi a mi amigo recitar unos versos en la escuela de Carmen Seco. No había visto nunca a nadie antes leer así una poesía”
En 1945 debutaste en el teatro en la compañía de Jesús Tordesillas, pasando luego a la compañía del Eslava y, posteriormente, a la del Teatro Español.
“Ahí empezó todo. Como me gustaba mucho recitar les declamé un texto de Zorrilla. Me dieron el papel. Era una comedia de Alejandro Casona. Hacía de galán cómico”
Y debutaste en el cine, en 1947, dirigido por Luis Lucia en “Dos cuentos para dos”. Después vino un pequeño papel a las órdenes de Luis García Berlanga en “Bienvenido, Mr. Marshall”.
“¡Pero si yo ahí no hice nada! Salía en una escena al fondo, haciendo de secretario. Al final me levantaba y decía tres palabras en inglés: european, recovery, program. Y ya está. European, recovery, program y para casa”
Con Berlanga trabajaste también en títulos hoy ya clásicos como “Calabuch”, “Los Jueves, milagro”, “Plácido”, “¡Vivan los novios!”, “Tamaño natural” o “El verdugo” (donde hacías, precisamente, del pobre ajusticiado).
“El personaje que interpreta en "Plácido" era de una enorme ternura y de una enorme mezquindad. Y los dos extremos los defendía con una eficacia total”
(José Luis Cuerda)
Y fuiste dirigido, además, en la gran pantalla por José María Forqué (“Atraco a las tres”), José Luis Sáenz de Heredia (“Historias de la televisión”), Juan Antonio Bardem (“Cómicos”, “Calle Mayor”, “La venganza”, “Muerte de un ciclista”), Mario Camus (“Los días del pasado”, “El prado de las estrellas”) o Fernando Trueba (“El año de las luces”).
“Le agradezco todo lo que hizo por mejorar todas mis películas con su actuación. Siempre que le di un papel lo hacía sabiendo que iba a hacer la mejor interpretación, siempre hace que uno vaya al trabajo más tranquilo. Además de un excelente actor, era un amigo”
(José Luis Cuerda)
A las órdenes de José Luis Cuerda rodaste películas inolvidables como “Amanece que no es poco”, “La marrana” o “Así en el cielo como en la tierra”. Y “El bosque animado”.
“El personaje del hombre al que atracaban y regateaba al atracador parecía escrito por Azcona para él.
Azcona decía que el mejor actor es el que lee el papel y lo entiende, que sabe lo que está leyendo Parece poca cosa, pero no lo era. Manolo lo entendía perfectamente. Sabía muy bien lo que le convenía a cada personaje. Le prestaba su cuerpo y su voz. Esa voz de la que tanto se ha hablado y que él manejaba con maestría, adjudicando la escala que le correspondía a cada personaje”
(José Luis Cuerda)
De la mano de tu gran amigo Fernando, al que considerabas como un hermano, llegaste al Café Gijón donde hiciste tertulia desde 1941 hasta el pasado año.
“La “pareja de hecho” que formaba con su “hermano” Fernando Fernán Gómez era de morirte de risa. Fernando era su amigo y su maestro, trabajaban juntos, se reían, y estaban muy unidos”
(Sancho Gracia)
Y por él fuiste dirigido en “Pesadilla para un rico”, “Fuera de juego”, “El mar y el tiempo”, “Los palomos”, “El malvado Carabel” o “La vida por delante”. Y en “El mensaje”, tu primer papel protagonista.
Y en “Tres hombres y un destino” que te reunió en 2004, una vez más, con José Luis López Vázquez y Agustín González. Qué maravilloso trío.
A través de la pequeña pantalla, nos acercaste a otros clásicos teatrales como “Don Juan Tenorio”, “Café para dos”, “La venganza de Don Mendo”, “La fierecilla domada” o “Vamos a contar mentiras”.
También en televisión te nos hiciste un rostro familiar apareciendo en series como “Fortunata y Jacinta”, “Juanita la Larga”, “Curro Jiménez”, “El Quijote”, “Farmacia de guardia”, “Los ladrones van a la oficina”, “Blasco Ibáñez” o “Siete vidas”.
Y en “20-N: los últimos días de Franco”, tu última serie para la pequeña pantalla donde dabas vida al caudillo con un asombroso parecido.
Y en 2007, bajo la dirección de Antonio Mercero, te volvías a reunir con José Luis López Vázquez en “¿Y tú quién eres?”.
A lo largo de tu vida como actor, recibiste diversos premios por tus trabajos, como el Premio Nacional por tu impecable interpretación en “Plácido”.
Presumías de ser galán cómico y sólo te quejabas de no ser más alto (“Se me hubieran dado mejor las mujeres”).
“Me han dado muchos papelitos cómicos porque me veían simpático. Nunca me he sentido así. Tuve que aprender a reír, hablar y sentir como si lo fuera.
Un día le dije a Carmen Seco, mi profesora de declamación, que me habían ofrecido un papelillo dramático y estaba muy contento. Me dijo que no me hiciera ilusiones. Con tu figura te darán mucho trabajo como cómico, comentó. Pensé en dejar la profesión. Yo quería interpretar a los grandes héroes.
La profesora tenía razón: lo siguiente que me ofrecieron fue un papel cómico. Lo primero que pensé fue que iba a ser un desastre: con mi aspecto y mi voz grave nadie se va a reir. Así que se me ocurrió inventarme una voz. Mi personaje hablaba con una vocecita temblona, como si se quejara. La gente se partió de risa. A partir de ahí, todo el mundo me pidió que pusiera esa voz cuando actuara. Es más, todos creían que yo era así. He rodado trescientas películas. En la mayoría he tenido que poner esa voz. Eso sí, cuando hago un papel dramático pongo otra voz; una que se parece muchos más a la mía de verdad”
En los escenarios teatrales, dejaste tu huella en obras como “La vida en un bloc”, “El caso del señor vestido de violeta”, “La tetera”, o “Luces de bohemia”.
Y en “Tres hombres y un destino” que te reunió en 2004, una vez más, con José Luis López Vázquez y Agustín González. Qué maravilloso trío.
También en televisión te nos hiciste un rostro familiar apareciendo en series como “Fortunata y Jacinta”, “Juanita la Larga”, “Curro Jiménez”, “El Quijote”, “Farmacia de guardia”, “Los ladrones van a la oficina”, “Blasco Ibáñez” o “Siete vidas”.
Y en “20-N: los últimos días de Franco”, tu última serie para la pequeña pantalla donde dabas vida al caudillo con un asombroso parecido.
“A mí con el que me han confundido toda la vida es con Vicente Aleixandre, el poeta. Y aunque ha habido gente muy pesada con eso, al menos era con un Premio Nobel”
Tras interpretar a “El Manco”, a las órdenes de Miguel Bardem, en “Incautos” (2004), afrontaste para la gran pantalla papeles protagonistas como el de “El ángel de la guarda”, con el que ganaste el Premio de Interpretación en Gijón. O “Elsa y Fred”, papel por el que optaste en 2006 al Goya al mejor actor principal y por el que sí conseguiste el Premio de la Unión de Actores como mejor actor protagonista.
Y en 2007, bajo la dirección de Antonio Mercero, te volvías a reunir con José Luis López Vázquez en “¿Y tú quién eres?”.
“Fue un maestro en la vida. Era una persona muy generosa en enseñar a los demás. Un actor imprescindible, un actor de vocación y de sabiduría. Un investigador de la palabra, de la expresión.
Tenía una luz especial. Algo que no se aprende, sino que es a través del esfuerzo, a fuerza de trabajo”
A lo largo de tu vida como actor, recibiste diversos premios por tus trabajos, como el Premio Nacional por tu impecable interpretación en “Plácido”.
Pero fuiste reconocido, sobre todo, con un sinfín de galardones al conjunto de tu prolífica carrera. Premio de la Crítica Cinematográfica al conjunto de tu labor, Premio Pepe Isbert en reconocimiento a tu carrera como actor de reparto, Premio Homenaje del Círculo de Escritores Cinematográficos, Medalla al Mérito de las Bellas Artes, Goya de Honor al conjunto de tu carrera, Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo o la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio en reconocimiento a tu dilatada trayectoria.
“Estimo mucho la amistad, y ver que tengo tantos amigos delante me deja sin habla”
Por todo esto, que a ti te parecerá muy poco, yo te quiero dar desde aquí las gracias.
Gracias también, Manuel, por habernos regalado una maravillosa galería de inolvidables personajes. Luciano en “Calle Mayor”, Vicente en “Calabuch", Emilio en “El año de las luces”, Carlos en “¡Vivan los novios! o Ricardo en “¿Y tú quién eres?”.
Y, sobre todo, gracias por tu Julián en ”Plácido”, tu Benítez en “Atraco a las tres” y tu Eugenio Martínez en “Los palomos”.
Y por haber otorgado tu entrañable humanidad en “Los Jueves, milagro” a mi favorito de toda tu maravillosa galería, Mauro, el de la estación, que siempre espera un milagro. Y que llega a tenerlo, pues el “santo San Dimas” le devuelve intacta su casa, un viejo vagón de tren.
“Manolo es ese ser imprescindible en el cine español. Ha estado en las películas más importantes. Y como persona es indescriptible, no se puede definir ese pedazo de ser humano. Tenerle al lado ha sido un gran privilegio, no he conocido a nadie más transparente, sencillo… y esa vitalidad, ese sentido del humor“
(José Sacristán)
Y, sobre todo, gracias por tu Julián en ”Plácido”, tu Benítez en “Atraco a las tres” y tu Eugenio Martínez en “Los palomos”.
Y por haber otorgado tu entrañable humanidad en “Los Jueves, milagro” a mi favorito de toda tu maravillosa galería, Mauro, el de la estación, que siempre espera un milagro. Y que llega a tenerlo, pues el “santo San Dimas” le devuelve intacta su casa, un viejo vagón de tren.
Gracias por encarnar, en 1993, a Arsenio, el anticuario en la serie “Los ladrones van a la oficina”. Junto a, entre otros, Fernando Fernán-Gómez, Agustín González, José Luis López Vázquez, Paco Rabal, Lola Lemos, Aurora Redondo y Luis Barbero en uno de los repartos más perfectos que haya tenido una serie española.
También te agradezco que hayas coincidido en tu trabajo, a lo largo de los años, con Fernando Fernán Gómez, Rafael Azcona, José Luis López Vázquez, José Orjas, Gracita Morales, José María Forqué, Cassen, Rafael Alonso, Julia Caba Alba, Agustín González, Pepe Isbert, José Luis Sáenz de Heredia… Un verdadero honor para nosotros, vuestros fieles espectadores, que ahora nos estéis viendo todos vosotros desde ahí arriba.
“Una lección de vitalidad, entrega y humildad que jamás ha presumido de nada, siendo como es una pieza fundamental del cine español”
(Marisa Paredes)
Gracias, Manuel, por haber sabido ser tan tremendamente humilde siendo tan enormemente grande. Y hasta siempre, queridísimo Mauro.
“He hecho 312 películas y siempre me lo he pasado muy bien. En mi profesión, me ha gustado hacerlo todo muy sencillo pero muy distinto”
(MANUEL ALEXANDRE)
13 comentarios:
He oído que el martes llegó al cielo un tipo con una increible sonrisa de buena persona, un temblor cómico en la garganta y un paquete lleno de comida.
En el cielo, donde son todos muy serios, le han preguntado a dónde iba con ese paquete, y él ha respondido:
"¡Es que hoy vamos a comer a la moderna, como los americanos!"
Y claro, le han dejado entrar. También he oído que desde hoy el cielo es un sitio menos serio, pero más agradable.
Adiós, maestro. Gracias por todo.
Todo el mundo que le conocía daba fe que no sólo aparentaba ser buena persona, sino que lo era. Otro de los muy grandes que se nos va. Le recuerdo con cariño en "Los jueves milagro", "Plácido", "Calle mayor", "Viva la banda" y "Atraco a las 3", donde está genial con Gracita Morales.
Desconocía lo del tono de voz característico como recurso y su gran amistad con Fernán Gómez desde sus inicios.
D.E.P.
Seguramente era el "secundario" más grande que ha habido en España.
Actuaba de tal manera que cuando aparecia en escena, daba la sensación de que era el protagonista.
Estoy de acuerdo con eso de que entregaba el cuerpo y el alma al personaje que le tocase interpretar, solo hay que verle actuar, moverse, hablar, mirar, etc.
Los ha habido muy grandes, pero creo, y con su permiso, que Alexandre, era como la bombilla que se enciende en la oscuridad.
lo que vpy a contar en un poco heavy, lo sé jaja
cuadno estaba la obra de teatro Tres hombres y un destino en el Reina VIctoria, creo que fue...corregidme si me equivoco...fuimos mi hermano y yo a verla desde Salamanca con todo lo que eso implicaba de horas de tren, hotel etc...pero como los 2 somos unos locos de la escena española no quisimos perdernos la oportunidad de ver a 3 genios en vivo y en directo....algo espectacular, es una de las obras de teatro que mas recordaré en toda mi vida, destilaban arte por todos los poros y cada uno muy bien en su sitio respetando el espacio artístico de cada uno...cuando de repente nos dimos cuenta de que un par de parejas que había delante de nosotros estaban haciendo una porra, palabras textuales, para ver cuál de los 3 "carcamales" cascaba antes jajaja Dios mío la gente es burrísima jajaja...inmediatamente empezó a dar gran parte del público su opinión mientras empezaba la obra y todo el mundo decía...el primero va a ser Aleixandre...que es el más mayor de todos...reconozco que yo tmabién lo pensé jaja...y precisamente un par de días después , el otro grande, Agustín González falleció....siempre podré contarle a mis nietos, el día que los tenga, que asistí al último cuplé de A. González jaja
Ahora fuera de bromas...no sé con cuál de todos sus papeles me quedaría...porque los hay inmejorables...como el de PLácido, Atraco a las 3...o el inolvidable "Escabeche" de Los Ladrones Van a la Oficina...
Se nos ha ido uno de los grandes, y me atrevo a decir que si en vez de la envidiosa Iberia Aleixandre hubiera nacido en USA se le hubiera dado una despedida como se merecía
genial la idea de recordarlo!!!!
besos
Precioso y entrañable tu post sobre Manuel Alexandre. Yo entiendo más bien poco de cine, de actores y de películas antiguas. Cuando leo tus post me quedo anonadada de toda la información precisa y concreta que eres capaz de exponer sobre la vida y obra de un actor. Leerte es siempre un placer. Un beso Clementine
Recuerdo su papel en "Placido" y ese final en el que se queda una cesta de navidad del reparto porque, segun él, el destinatario era un hombre digno que no se deja comprar. La realidad era muy distinta.
Razón tienes, Pepe Cahiers.
El personaje de Alexandre en "Plácido" es uno de sus más recordados, pero también el más triste de la película, quizás porque es el más real. Ni siquiera le dejan quedarse con su ansiada cesta.
A mí me encanta la escena, también de "Plácido", en la que le llevan a la viuda del pobre cosas de la cesta y Alexandre le quita algo disimuladamente por detrás. Y no puedes por menos que sonreir.
Qué grande era este maravilloso actor.
Creo sinceramente que es y sera siempre uno de los grandes del cine español de todos los tiempos.
No habra muchos como el.
Descanse en Paz
Bienvenido, Angel, a La Gran Pantalla.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Es y será uno de los grandes de nuestro cine.
Y uno de los pocos, además, al que todo el mundo no sólo le alaba su trabajo sino también lo ejemplar que era como ser humano. Y eso tiene también un gran mérito.
Gracias Clementine, hoy he descubierto por casualidad este bloc y me gusta mucho. Soy un gran aficionado al cine; pero al cine de verdad y no al que por desgracia hacen ahora. Y todo lo bueno que podamos decir de Manuel Alexandre siempre sera poco.
Pues bienvenido doblemente, Angel, porque el cine clásico es mi debilidad. Y Manuel Alexandre mi actor español favorito.
Sí, Jose, yo también he oído esa historia que cuentas. Y que cuando ya entró, y tras recibirle todos con aplausos, supo a dónde tenía que ir porque reconoció una voz que le llamaba: “¡Señoritooooo!” y luego otra que le decía: “¡Ay, Señor Benítez!”. Y un señor con bigote le preguntó: “¿Y tú quién eres?” y él dijo: “Soy yo, Mauro, Mauro” y el señor con bigote exclamó: “Ah, el del cortijo con toroooos”, dándole un enorme abrazo. Y una foto con un motocarro. Y que entraron, entonces, juntos en el Café Gijón que hay arriba, donde él reconoció un sinfín de rostros sonrientes, y al santo San Dimas, que le recibieron con una gran ovación. Y ahí están, de tertulia.
Y entre amigos.
Merecidísimo y precioso homenaje. Y gracias a tí y a Jose por contarnos eso que habéis oído.
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