martes, 6 de marzo de 2012

Los mejores años de nuestra vida

En 1944, Frances, la esposa del productor Samuel Goldwyn, leía en la revista “Time” un artículo titulado “La vuelta a casa” que profundizaba en las sensaciones de trescientos setenta marines que volvían a su hogar tras permanecer veintisiete meses en el frente.


Al contrario que su mujer, Goldwyn no tenía muy claro que este tema fuera el más apropiado para llevarlo al cine en ese momento. Fue entonces cuando llegó a sus oídos que MacKinley Cantor, escritor de cierto prestigio, autor de dos novelas sobre la guerra civil norteamericana y corresponsal de prensa en Londres, andaba buscando trabajo. Así que el productor le encargó al escritor un relato que tomara como punto de partida el artículo de la revista “Time”. Kantor convirtió el artículo en una novela corta en verso a la que llamó “Glory for me”.


Por su parte, el director William Wyler había vuelto de la guerra repleto de dudas sobre su país y sobre Hollywood. Le debía por contrato una película a Goldwyn y este proyecto que se traía el productor entre manos le atrajo enormemente por conectar a la perfección con sus experiencias personales en la guerra.

"La guerra ha representado para mí una escapada hacia la realidad. En la guerra, el dinero no tiene ninguna importancia. Lo único que cuenta son las relaciones humanas. Ni el dinero, ni la posición, ni siquiera la familia. Solamente son importantes las relaciones con hombres que quizá dentro de unas horas estarán muertos"


Producida por Samuel Goldwyn para la Samuel Goldwyn Company, “Los mejores años de nuestra vida" (The best years of our lives) se estrenaba el 21 de Noviembre de 1946 en Nueva York. Llevando ya tras de sí una inmejorable lista de títulos entre las que destacaban “Rivales”, “Jezabel”, “Cumbres Borrascosas”, “El forastero”, “La carta” o “La loba”, William Wyler firmaba magistralmente la dirección de esta película. 


"Teníamos que ser honestos con el tratamiento y los desenlaces de las tres historias porque sabíamos que millones de veteranos verían la película. Lo difícil era que no podíamos dar soluciones para un solo personaje, porque estos espectadores no se sentirían identificados y quiza se decepcionarían"

Robert E. Sherwood, multifacético escritor galardonado en cuatro ocasiones con el premio Pulitzer y autor de obras teatrales como “El puente de Waterloo” o “El bosque petrificado”, daba forma de guión cinematográfico a la novela de Kantor de manera impecable.


La película se completaba en su parte técnica con la banda sonora de Hugo Friedhofer, compositor californiano que ya nos había dejado su huella musical en títulos hoy tan clásicos como “El signo del Zorro”, “Naúfragos”, “La mujer del cuadro” o “Gilda”, y con un acertado montaje a cargo de Daniel Mandell, quien ya había trabajado anteriormente con Wyler en “Esos tres”, “Calle sin salida”, “Cumbres Borrascosas”, “El forastero” y “La loba”.


Y redondeando la perfección de la cinta, una excepcional fotografía firmada por Gregg Toland quien, habiendo iniciado su carrera cinematográfica en 1926, incluía en su filmografía títulos en común con William Wyler como “Esos tres”, “Rivales”, “Calle sin salida”, “Cumbres Borrascosas”, “El forastero” o “La loba”.


Los mejores años de nuestra vida” cerraba su inmejorable trabajo conjunto con el genial director. Tristemente, en 1948 Gregg Toland nos dejaba a la prematura edad de 44 años. 

Lo que más miedo me da es que ahora
van a tratar de rehabilitarme...


Fredric March era elegido para dar vida a Al Stephenson, uno de los tres veteranos de guerra de esta historia. Debutando en la gran pantalla en 1921 como extra en “The great adventure”, Fredric era bien conocido ya por el espectador americano gracias a títulos como “El hombre y el monstruo”, “Una mujer para dos”, “Las vírgenes de Wimpole Street”, “Ana Karenina”, “María Estuardo”, “Ha nacido una estrella”, “La reina de Nueva York” o “Me casé con una bruja”.


A través de la excepcional composición de su personaje en “Los mejores años de nuestra vida”, March nos demostraba, una vez más, su enorme profesionalidad como actor.


Milly Stephenson, la esposa de Al en esta historia, venía interpretada por la siempre correcta Myrna Loy. Myrna debutó en el cine en 1925 con “What price beauty?”, participando después en otro título mudo, “Ben  Hur”, y en el primero sonoro, “El cantor de jazz”. El público americano ya la había visto en “Un yanqui en la corte del rey Arturo”, “La cena de los acusados”, “Estrictamente confidencial”, “El gran Ziegfeld”, “Piloto de pruebas” o “Vinieron las lluvias” antes de compartir con ella la historia que nos contaba “Los mejores años de nuestra vida”.


Y Teresa Wright daba vida a Peggy, la encantadora hija de Al y Milly. Wright llevaba tan sólo cinco títulos en su filmografía pero todos ellos de singular importancia. Precisamente fue William Wyler quien la dirigió en su debut cinematográfico en “La loba” (1941) título al que seguiría, con el mismo director, “La señora Miniver”. Después trabajó a las órdenes de Alfred Hitchcock en “La sombra de una duda” para continuar con “El orgullo de los yanquis” y “Casanova Brown”, ambas a las órdenes de Sam Wood y con Gary Cooper como compañero de reparto. Buen comienzo cinematográfico para una de las actrices con más encanto de la gran pantalla.

Yo lo único que quiero es un buen trabajo, con un futuro decente y una casita mona para mi mujer y para mí. Sólo con que me den eso ya estoy rehabilitado...


Dana Andrews  daba vida a Fred Derry, el segundo de los veteranos de la película. Andrews llevaba en la gran pantalla desde 1940, donde debutó en “Lucky Cisco Kid”, película a la que siguieron “Incidente en Ox-Bow”, “Bola de fuego”, “Aguas pantanosas”, “El forastero”, “La ruta del tabaco”, “Laura” o “¿Ángel o diablo?”.


Y Virginia Mayo interpretaba a Marie, la mujer de Fred. Virginia tan sólo llevaba tres años en el cine y su papel en esta película era hasta la fecha el más dramático, ya que anteriormente había compartido cartel con Danny Kaye en “Rumbo a Oriente”, “Un hombre fenómeno” y “El asombro de Brooklyn” y con Bob Hope en “La princesa y el pirata”.

Puedo marcar números de teléfono, puedo conducir... hasta puedo meter monedas en las máquinas de discos...


Harold Russell daba vida al tercero de los soldados, Homer Parrish. Harold fue descubierto por William Wyler en “Diario de un sargento”, una película del ejército en la que Russell aparecía como un soldado herido y posteriormente rehabilitado.

Para evitar la posible incomodidad durante el rodaje debido a su incapacidad, Harold se presentó a sus compañeros de trabajo tendiéndoles directamente los ganchos que tenía por manos.


Russell no tenía ninguna experiencia en el mundo de la actuación, así que Goldwyn le hizo tomar clases de interpretación a espaldas de William Wyler quien, al enterarse, le obligó a cancelarlas.  Wyler no le había elegido para que actuara sino para que hiciera de sí mismo. Consiguió de él una maravillosa creación de su personaje.


Cathy O’Donnell llevaba tan sólo un año en la gran pantalla (en la que había debutado como extra en “Un hombre fenómeno”) cuando fue elegida para dar vida a Wilma, la novia de Homer. Tres años después, O’Donnell se convertía en la protagonista del clásico de Nicholas Ray “Los amantes de la noche” y en 1959 en Tirzah, la hermana de Ben-Hur, dirigida de nuevo por William Wyler.


Butch Engle, tío de Homer y dueño del bar donde se reunían los tres protagonistas, nos llegaba a través de Hoagy Carmichael. Cantante, pianista y compositor (nos dejó temas tan maravillosos como “Stardust” o “Georgia of my mind”), Carmichael ya había aparecido antes como actor en otro título mítico del cine clásico: “Tener y no tener”. 


En una escena de “Los mejores años de nuestra vida”, Homer le pide a Butch que toque al piano una canción para él (“Lazy River, ¿la recuerdas?”). Hoagy Carmichael había compuesto esta canción en 1930.

Completaban el magnífico reparto una espléndida Marlene Aames en el papel de Luella, la hermana pequeña de Homer, Gladys George  y Roman Bohnen  como el matrimonio Derry, y Ray Collins como el señor Milton.


Entre otros muchos premios y nominaciones, “Los mejores años de nuestra vida” obtuvo un total de 7 Premios Oscar: película, director, actor (Fredric March), actor secundario (Harold Russell), guión (Robert E. Sherwood), montaje (Daniel Mandell) y banda sonora (Hugo Friedhofer). Y fue también nominada en la categoría de mejor sonido.


A Harold Russell le fue entregado, además, un Oscar honorariopor transmitir esperanza y coraje a sus veteranos compañeros a través de su aparición en ‘Los mejores años de nuestra vida' ".

También obtuvo el británico Premio Bafta a la mejor película. Y un Globo de Oro a la mejor película y un Premio Especial, en la misma ceremonia, para Harold Russell “a la mejor actuación no profesional".


Para conseguir una mayor veracidad, Wyler exigió que el film se rodase en blanco y negro. Además le pidió a la diseñadora de vestuario que no creara ningún modelo especial y a los actores que fueran ellos mismos a unos grandes almacenes a comprar la ropa que encajase mejor con sus personajes y las llevasen durante algunos días para que pareciesen usadas. También consiguió que llevasen el mínimo maquillaje.


En el primer año de exhibición, y tan sólo  en Estados Unidos, “Los mejores años de nuestra vida” recaudó diez millones de dólares, colocándose en segundo lugar tras “Lo que el viento se llevó”. Las críticas fueron unánimemente elogiosas y estamentos militares, políticos y religiosos de casi todo el mundo reaccionaron favorablemente.


Y lo más importante para William Wyler, se produjo una absoluta identificación de muchos veteranos con el film que “tuvo un efecto cicatrizante sobre las consecuencias de la guerra".

Al huraño eremita Cahiers
y a los inmejorables años de su singular guarida

10 comentarios:

Pepe Cahiers dijo...

Muchas gracias por su amable dedicatoria. Es curioso, pero esta película ya me gustaba desde que era pequeño y la veía en sus respectivos pases por la pequeña pantalla. No se, me transmitía algo que entonces no identificaba y que ahora se que es honestidad. Ahora me sigue emocionando esa honestidad a la que sumo la magnífica historia, la espléndida dirección, la fotografía de un maestro y unos actores implicados hasta la médula. Insisto, muchas gracias por dedicarme la mejor película de mi vida, y supongo que también de la de muchos.

Clementine dijo...

De nada, Cahiers, ha sido todo un placer dedicarte esta indiscutible obra maestra del cine. Porque ésta sí que es una obra maestra, lo tiene todo y todo de una calidad superior. William Wyler, desde luego, sabía lo que estaba haciendo. Un beso, huraño eremita.

El Tirador Solitario dijo...

Recuerdo verla también de pequeño, en Sábado Cine, y desde entonces la habré disfrutado una media docena de veces. Es una película con grandes, grandes momentos que uno recuerda siempre (spoiler) desde ese principio, con los protagonistas esperando un vuelo que pueda llevarlos a casa, la estupenda escena de cuando March sorprende a Mirna Loy en su llegada, y esos portentosos minutos que retratan al personaje de Dana Andrews, en ese aeródromo de aviones abandonados, y la música que lo subraya todo...
estupenda, estupendísima entrada para una estupenda película de un estupendo director, del que por cierto, la que más me gusta es...Brigada 21.

Clementine dijo...

Me ha gustado eso de (spoiler)... Yo también me la he visto muchas veces, Tirador, en Sábado Cine y en Lunes, Martes, Miércoles... me resulta irresistible, pero hacía ¿milenios? que no me la veía y me la puse la semana pasada... Pues casi que la disfruté más que nunca, es ¿portentosa? en todo.
Mi favorita de William Wyler, y mira que es difícil para mí elegir una sola de este director, será siempre "Cumbres Borrascosas" con esa historia taaaan romáaantica y tan bien contada, esa dirección, ese reparto, ese guión, esa música, esa FOTOGRAFÍA... creo que me toca verla otra vez, verás, verás.

Marcos Callau dijo...

Sin duda, una de las mejores películas de la historia del cine. Qué grande, Dana Andrews! Emocionante e inolvidable historia.

Clementine dijo...

Sin duda, Marcos, una de las mejores. A mí en esta el que más me gusta es Fredric March, creo que hace el mejor papel de su carrera.

Alicia dijo...

Una de las mejores películas de nuestra vida, sin ninguna duda. Yo tampoco podría decir las veces que la he visto. Siempre, desde la primera vez, me llegó especilmente el personaje de Teresa, tan encantadoramente encantador.
Preciosísimo post, Clementine

Clementine dijo...

Gracias, Alicia. Una de las mejores películas de nuestra vida, sin duda. Aparte de que el personaje de Teresa en la historia ya es encantador, la actriz en sí tenía el don de hacer encantadores a sus personajes, tenía mucho ángel Teresa Wright.

Roberto Béjar dijo...

Hace mucho que no veo está película y lo volveré a hacer aunque sólo sea por Teresa Wright.

Saludos.

Clementine dijo...

Hola, Roberto. Y por Fredric March, Myrna Loy, Harold Russell, Dana Andrews... Es de esas películas que ya sólo el reparto te deja hipnotizado, es maravillosa. Un beso.