domingo, 30 de enero de 2011

El silencio de los corderos


El 30 de Enero de 1991, hace hoy 20 años, se estrenaba en Nueva York “El silencio de los corderos”, una inteligente historia magistralmente dirigida por Jonathan Demme.


Basada en “The silence of the lambs” (aquí llamada “El silencio de los inocentes”), novela que Thomas Harris escribió en 1988, la película contó con un cuidado guión de Ted Tally y una envolvente banda sonora de Howard Shore, compositor artífice entre otras de “Ed Wood”, “Ni un pelo de tonto”, “Seven” o la trilogía de “El señor de los anillos”.

Muchos actores fueron considerados para interpretar al genuino Hannibal Lecter. John Hurt, Christopher Lloyd, Patrick Stewart, Louis Gossett Jr, Robert Duvall, Jack Nicholson o Robert De Niro fueron algunos de los candidatos.

Y Jeremy Irons, que rechazó la oferta porque acababa de dar vida en la pantalla a Claus Von Bulow en “El misterio Von Bulow” (1990) y no vio demasiado conveniente interpretar a otro oscuro personaje tan de inmediato.


Afortunadamente para la historia del cine, Jonathan Demme eligió finalmente a Anthony Hopkins, camaleónico actor inglés al que eligió por su interpretación del Dr. Frederick Treves en “El hombre elefante” (1980).

Al enterarse de esto, Anthony objetó que el Dr. Treves era una buen hombre, a lo que Demme le contestó: “Así es Lecter, un hombre bueno también, pero atrapado en una mente insana”.

Hopkins se preparó a conciencia su papel visitando las cárceles y estudiando los archivos de asesinos convictos y asesinos en serie, a cuyas audiencias judiciales asistía también.


Importantes fueron también sus valiosas aportaciones a la hora de enriquecer su personaje, hoy uno de los más recordados de la gran pantalla. Según sus propias declaraciones, la voz que le otorgó a Hannibal Lecter era “una combinación de Truman Capote y Katharine Hepburn”.

Hopkins además convenció al director y a la diseñadora de vestuario para que, en determinadas escenas, le cambiaran el mono de color naranja por uno de color blanco con el fin de hacer que el personaje resultase más inquietante, idea que le vino al actor por su miedo a los dentistas.


El recordado gesto que hace Hannibal Lecter tras la frase "me comí su hígado acompañado de habas y un buen Quianti" no estaba incluído en el guión, sino que fue algo espontáneo que se le ocurrió a Anthony durante el rodaje de la escena. Al director le gustó tanto este detalle que lo incluyó en el montaje final. Hoy, indudablemente, es un rasgo distintivo de este personaje.

Para Anthony Hopkins, el personaje de Lecter es lo más parecido al HAL de Stanley Kubrick en “2001: una odisea del espacio” (1968). Una muy compleja y muy inteligente máquina de matar altamente lógica que parece saber todo lo que sucede a su alrededor.        


Para nosotros, sus espectadores, Hannibal Lecter es realmente uno de los personajes más inteligentes que nos ha regalado la gran pantalla.

Trescientas candidatas accedieron al papel de la protagonista de esta historia, Clarice Starling. Entre ellas, Meg Ryan, Melanie Griffith y Michelle Pfeiffer.
 

Durante el proceso de escritura del guión, Ted Tally sugirió para este papel el nombre de Jodie Foster, quien estaba realmente interesada en interpretarlo. Sin embargo, cuando fue contratado, el director Jonathan Demme vio más apropiada a Michelle Pfeiffer. Michelle lo rechazó finalmente por considerar el film demasiado violento y Demme volvió a Foster, reconociendo esta vez en ella la fuerza y determinación que requería su personaje.


Jodie Foster pasó mucho tiempo preparando su personaje con el agente del FBI Mary Ann Krause, quien le aconsejó la idea de que en una de las escenas Clarice rompiera a llorar. Una buena forma de conseguir liberación emocional en un trabajo tan sumamente absorbente.

Y para el papel de Jack Crawford, superior de Clarice y tercer protagonista de esta historia, fueron considerados actores como Michael Keaton, Mickey Rourke y Kenneth Branagh. 


Finalmente fue elegido Scott Glenn, rostro ya conocido por la pequeña pantalla y, sobre todo, por películas como “Nashville”, “Apocalypse Now”, “Elegidos para la gloria” o “Silverado”.

Glenn, Foster y Demme, entre otros miembros del equipo, acudieron a una serie de clases en el centro de formación del FBI en Virginia y estudiaron sobre las armas de fuego y los perfiles criminales.
 

En un principio la idea era estrenar “El silencio de los corderos” en el otoño de 1990. Sin embargo, Orion Pictures, su distribuidora, decidió retrasar su lanzamiento hasta finales de Enero de 1991 con el fin de poder concentrarse en la promoción para los Oscar de otro de sus títulos, “Bailando con lobos”.

Así fue como “El silencio de los corderos” se convirtió en una notable excepción a la creencia popular de que las películas estrenadas a principios de año son olvidadas fácilmente en las nominaciones a los Oscar del año siguiente.
 

Y es que “El silencio de los corderos” obtuvo en 1992 los cinco premios principales de la Academia de Hollywood: película, director, actor principal (Anthony Hopkins), actriz principal (Jodie Foster) y guión adaptado, siendo también nominada al mejor montaje y sonido.

Jonathan Demme fue premiado como mejor director en el Festival de Cine de Berlin y en el Ámsterdam Fantastic Film Festival. Y la película obtuvo también el Globo de Oro a la mejor actriz, siendo también nominada al mejor actor, película, director y guión.


Los ingleses Premios Bafta la galardonaron en las categorías de mejor actor y mejor actriz y la nominaron a mejor fotografía, director, montaje, película, banda sonora, guión adaptado y sonido. Y los Saturn Award de la Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films la premiaron al mejor actor, película, maquillaje, guión, y la nominaron la mejor actriz, vestuario, director y música.

También galardonada en los Edgar Allan Poe Award como mejor película, “El silencio de los corderos” fue además nominada a la mejor película extranjera en los franceses Premios César y en los Premios de la Academia japonesa.

Razones, pues, no le faltan a esta película para ser considerada como una de las mejores de la historia del cine. Aunque también es perfectamente lícito el no querer verla porque no interese el género policíaco o porque resulte realmente duro el tema que trata.


Pero incluso en esos casos me quedaría a mí un motivo de gran fuerza para recomendar enormemente su visionado: Anthony Hopkins.

"Es una gran película. Admiro a Jonathan Demme, y fuimos muy afortunados de contar con él y Ted Tally, y tuvimos mucha suerte con el elenco"
(Thomas Harris)

martes, 25 de enero de 2011

101 dálmatas

Pongo y Perdita, una pareja de dálmatas, viven felices con sus 15 cachorros en casa de sus amos, Roger y Anita. Hasta que entra en escena la malvada Cruella De Vil…


El 25 de Enero de 1961 se estrenaba en el Radio City Music Hall de Nueva York “101 dálmatas” (One hundred and one dalmatians), otra mágica película de la factoría Disney.

 

Bajo la dirección de Wolfgang Reitherman, que firmaría también otros títulos de este estudio de animación como “Merlin, el encantador”, “El libro de la selva”, “Los aristogatos”, “Robin Hood”, “Los rescatadores” o los cortos clásicos de “Winnie the Pooh”, “101 dálmatas” basaba su historia en “The hundred and one dalmatians”, libro escrito en 1956 por Dodie Smith, exitosa dramaturga y novelista inglesa que tenía en su haber tantas obras de teatro como novelas.


Como Anita, la mujer de la película, Dodie llegó a tener en la vida real hasta 15 cachorros de dálmata.


Y como en la historia animada, uno nació sin apenas respirar y fue reanimado por el marido de la escritora. Lejos de quedarse con todos ellos, el matrimonio regaló buena parte de la camada. Fue precisamente un amigo quien le dio a Dodie la idea de escribir sobre ellos al ver a todos juntos y comentar: “Los perros harían un hermoso abrigo de piel”.


La banda sonora de esta maravillosa película la firmaba otro incondicional del estudio Disney llamado George Bruns, que compuso también las mágicas obras musicales de “La bella durmiente”, “Merlín, el encantador”, “Los aristogatos”, “El libro de la selva” y “Robin Hood”.
 

101 dálmatas” fue la primera película realizada íntegramente con una cámara Xerox, perfeccionada además por Ub Iwerks, cerebro creador junto a Disney, lo que simplificaba la tarea de simular el movimiento en la producción de dibujos animados.

Participaron en esta película más de 150 artistas que dibujaron más de 113.000 fotogramas de todos los perros con sus casi 6.500.000 manchas.


Y otra curiosidad. Un cameo en “101 dálmatas”, en tres planos diferentes, de Reina y Golfo, de Jock, y de Peggy y Bull, todos ellos personajes que ya conocimos seis años atrás en “La dama y el vagabundo”.


Marc Davis, destacado director de animación de la factoría Disney, se basó en el temperamento de la actriz Tallulah Bankhead y en los rasgos de la también actriz Viveca Lindfords para crear a Cruella De Vil, una de las villanas más singulares de la historia de la animación.


Betty Lou Gerson prestó su voz a tan malvado personaje. Curiosamente, esta misma actriz fue también la narradora, once años atrás, de otra maravilla de Disney que se llamó “La Cenicienta”.


El actor Rod Taylor hablaba a través de Pongo, el perro protagonista de esta historia.


Martha Wentworth era la voz de Nanny y, dos años más tarde, la de Madam Mim en “Merlin, el encantador”.


Ben Wright, Roger en esta película, fue también la voz del lobo Rama en “El libro de la selva” y de Grimsby en “La sirenita”.


J. Pat O’Malley le prestaba la suya al Coronel y al malvado Gaspar. Actor inglés recordado en títulos como “Testigo de cargo”, “El largo y cálido verano” o “Hello, Dolly!”, O’Malley fue también rostro popular de la pequeña pantalla en series como “Maverick”, “Mike Hammer”, “Embrujada” o “Enredo”.


Habitual también entre las voces de Disney, O'Malley nos habló también a través de Tweedledee, Tweedledum y Walrus, la morsa en “”Alicia en el País de las Maravillas”, el Coronel Hathi y Buzzie en “El libro de la selva”, el perro Otto de “Robin Hood” y varios personajes animados de “Mary Poppins”.


Y Clarence Nash, la legendaria voz del Pato Donald, hizo uso de su reconocida maestría a través de varios personajes adicionales de "101 dálmatas".


Film más taquillero de 1961 en Estados Unidos, recaudando 37 millones de dólares, "101 dálmatas" obtenía en 1962 el Premio Bafta de la Academia Británica al mejor largometraje de animación.


Y es que estamos hablando de Walt Disney. Y de una película que reúne tantas buenas cualidades como perros aparecen en ella. Una auténtica delicia.

viernes, 14 de enero de 2011

PETER YATES


El pasado 9 de Enero nos dejaba, a los 81 años de edad, Peter Yates, destacado director británico que desarrolló una interesante carrera cinematográfica desde mediados de la década de los años 60.

Nacido el 24 de Julio de 1929 en Aldershot, Hampshire (Inglaterra), Yates se formó en la Royal Academy Dramatic antes de saltar a los escenarios como actor en diversos grupos teatrales. Fue también ayudante de dirección de nombres como Tony Richardson, Guy Hamilton o J. Lee Thompson, trabajo éste que le aportó gran experiencia tras las cámaras.


Su debut como director le llegó en 1963 con “Vacaciones de verano”, musical protagonizado por el cantante Cliff Richard. Alternando el cine con la pequeña pantalla, donde dirigió entre otros varios episodios de la serie “El Santo”, Peter Yates consiguió su primer reconocimiento como director con la película “El gran robo” (1967).


Un año más tarde llegaría su título más recordado, “Bullitt”, interesante cinta, que marcaría el género policíaco de la época, por la que Yates fue nominado como director en los Premios Bafta.


En 1972 Yates dirigía “Un diamante al rojo vivo”, una divertida e ingeniosa historia del robo de un diamante adaptada por el guionista William Goldman de la novela de Donald Westlake.


Y en la década de los ochenta, volvía al cine puramente británico con “La sombra del actor”, adaptación a la gran pantalla de Ronald Harwood de su propia obra teatral, por la que Yates fue nominado como director en los Premios Oscar, los Globos de Oro y los Premios Bafta.


A lo largo de su carrera como cineasta, Peter Yates dirigió con maestría a Steve McQueen y Robert Vaughn en “Bullitt”, a Mia Farrow y Dustin Hoffman en “John and Mary”…


… A Robert Redford y George Segal en “Un diamante al rojo vivo”, a Nick Nolte y Jacqueline Bisset en “Abismo”, a Dennis Quaid y Daniel Stern en “El relevo”…


… A Sigourney Weaver y William Hurt en “El ojo mentiroso”, a Liam Neeson y Francesca Annis en “Krull”, a Albert Finney y Tom Courtenay en “La sombra del actor”…


… A Dennis Quaid y Cher en “Sospechoso”, a Kelly McGillis y Jeff Daniels en “La casa de Carroll Street”  o a James Spader y Michael Caine en “Llamada a escena”.


El impecable trabajo como director de Peter Yates, y escenas cinematográficas memorables como la de Robert Redford en el final de “Un diamante al rojo vivo” o la inolvidable persecución de coches por las calles de San Francisco de “Bullit”, confirman su merecido lugar en la historia del cine. Y así le recordaremos siempre, a través de sus películas.

lunes, 3 de enero de 2011

VIRGINIA WEIDLER


En 1940 se estrenaba en Estados Unidos “Historias de Filadelfia” donde, interpretando a Dinah Lord, la hermana de Tracy, se descubría como estupenda actriz de comedia una jovencita de trece años llamada Virginia Weidler. Pero para entonces Virginia ya era un rostro muy popular, y muy bien considerado, para el público cinematográfico americano.


Virginia Weidler nació el 21 de Marzo de 1927 en Eagle Rock (California) y era la pequeña de seis hermanos, hijos del arquitecto Alfred Weidler y la cantante de ópera Margaret Theres Louisa.

Ginny, como cariñosamente la llamaron siempre, debutó en la gran pantalla en 1931, a los cuatro años de edad, en “Surrender” junto a Warner Baxter, Ralph Bellamy y C. Aubrey Smith.  

Y siguió apareciendo en pequeños papeles antes de dar vida en 1934 a una de las niñas de “Mrs. Wiggs of the Cabbage Patch, dirigida por Norman Taurog. 

Papel  éste que le valió un contrato con la Paramount Pictures. Productora con la que rodaría dos de sus títulos más recordados.



En “Sueño de amor eterno” (1935), Virginia daba vida admirablemente a Mary, la protagonista de la película, a los seis años de edad. Dirigida por Henry Hathaway, Weidler compartió aquí reparto con actores como Gary Cooper, Ida Lupino o Donald Meek.

Y en “Girl of the Ozarks”, con tan sólo nueve años, corroboraba con creces sus grandes cualidades como actriz.


Un año más tarde vendría “La muchacha de Salem”, esta vez a las órdenes de Frank Lloyd y junto a nombres como Claudette Colbert y Fred Mac Murray.


Tras “The Outcast of Poker Flat”, volvió a ser elegida para trabajar junto a Gary Cooper, y un magnífico George Raft, a las órdenes de Henry Hathaway.

Virginia con Lucky, el perro de Henry Hathaway

Almas en el mar” se llamó la película y en ella Virginia destacaba, sobre todo, por una pequeña pero mágica actuación en la que salía disfrazada de india.


Tras un período poco fructífero en la Paramount, donde tan sólo parecían querer mantenerla como rival de Jane Withers, la entonces estrella infantil de la 20th Century Fox, Weidler fue contratada por la Metro Goldwyn Mayer, siendo relanzada así su carrera.


En este período coprotagonizó, a los once años y junto a Mickey Rooney, “Love is a headache” a las órdenes de Richard Thorpe.


Con otras productoras rodó después títulos como “Mother Carey’s chickens”, junto a Walter Brennan y Fay Bainter, “Scandal Street” y “Men with wings”, a las órdenes de William A. Wellman.


Para volver de nuevo a la MGM con “Out West with the Hardy”, de nuevo junto a Rooney y demostrando una vez más una más que natural actitud interpretativa.


Tras una serie de títulos a través de los cuales siguió afianzando su carrera cinematográfica, Virginia fue elegida por George Cukor para formar parte de uno de los mejores repartos femeninos de la historia del cine.


Norma Shearer, Joan Crawford, Rosalind Russell, Paulette Goddard, Joan Fontaine, Margaret Dumont y Hattie McDaniel, entre otras muchas, arropaban a Virginia, entonces con doce años, en el papel de la pequeña Mary.


Después vendrían títulos como “Bad little angel” o “Henry goes Arizona”, junto a Frank Morgan y Slim Summerville.


En 1940 llegaron otras dos grandes oportunidades para la joven actriz. En “El joven Edison”, dirigida por Norman Taurog y compartiendo reparto, una vez más, con Mickey Rooney, Virginia interpretó a su hermana Tannie…


Y en “El cielo y tú”, bajo la dirección de Anatole Litvak, Weidler coincidía con Bette Davis y Charles Boyer.


Ese mismo año, Virginia rodó “Gold rush Masie”, junto a Ann Sothern, Silm Summerville y Mary Nash, antes de revelarse como una pequeña gran actriz de comedia dirigida, una vez más, por George Cukor.


La película era, claro, “Historias de Filadelfia” y el personaje de Virginia, Dinah Lord, adorable, tal y como le decía su hermana Tracy en una de sus escenas.

Su divertida actuación en todo el metraje del film y, sobre todo, su genial interpretación al piano de "Lydia, the tattoed lady", forma parte importante desde entonces de la historia del cine.


La carrera de Virginia Weidler empezó a tambalearse en 1941 cuando la Metro Goldwyn Mayer contrató a Shirley Temple, otra gran estrella infantil que se había mantenido en la cumbre desde su aparición en 1932.


Pero, afortunadamente, Virginia fue dirigida entonces hacia la comedia musical, para la que tenía sobradas aptitudes, coprotagonizando, una vez más junto a Mickey Rooney, "Chicos de Broadway", película donde no sólo se lucía Weidler como una más que destacada bailarina sino que, además, sacaba también sus innatas dotes como actriz cómica.


Este musical, maravillosamente dirigido por el gran coreógrafo Busby Berkeley, reunía también en su reparto a Judy Garland, Donald Meek y Fay Bainter. Y a un exquisito elenco de bailarines que protagonizaron una serie de números que ya han pasado a la historia del musical americano.


Su papel en “Chicos de Broadway” le valió a Weidler otro más principal en “Born to sing” (1942), junto a Ray MacDonald y Margaret Dumont.


Y en 1943 protagonizó “The youngest profession” y “Best foot forward”, dos títulos dirigidos por Edward Buzzell que no pasaron de ser discretos.


Virginia decidió entonces dar un giro más rotundo a su carrera dirigiéndose al género musical del vodevil como intérprete de comedia de canto y baile, utilizando además su gran talento en el mundo de la mímica.

Debutó así en los escenarios en el John Golden Theatre con “The Rich full life”, pero la obra no tuvo suficiente éxito y cerró en un mes. Poco después, en 1945, Virginia se retiraba definitivamente del mundo de espectáculo.

Tristemente, el 1 de Julio de 1968, su corazón dejaba de latir a consecuencia de una dolencia cardíaca. Con tan sólo 41 años nos dejaba así una de las mejores actrices infantiles de la historia del cine americano.


Virginia Weidler rodó un total de 45 títulos cinematográficos. Trabajo con prestigiosos directores como George Cukor, Anatole Litvak, Norman Taurog, Jack Conway, George Stevens o Henry Hathaway.

Y junto a actores de la talla de Walter Brennan, Margaret Dumont, Cary Grant, Edward Arnold, Bette Davis, Mickey Rooney, Katharine Hepburn o James Stewart.

Destacó como gran actriz infantil junto a Margaret O’Brien, Jackie Cooper o Shirley Temple, si bien esta última tuvo una promoción a nivel mundial muy superior.


Pero Virginia también fue portada de revistas…


Y protagonista de múltiples artículos…


Incluso tenía su propia muñeca recortable que traía consigo los vestidos de las películas de la actriz.


Gracias de todo corazón, Ginny, por tu saber hacer y por tu mágico y valiosísimo legado cinematográfico. Y ten por seguro que seguiremos viéndote a través de tus películas.