domingo, 14 de agosto de 2011

Un lugar en el sol

Soy de esos directores que cree que cada elemento
que interviene en una película afecta al espectador,
aunque éste no advierta el impacto de cosas insignificantes
(George Stevens)


Producción de George Stevens para la Paramount Pictures, “Un lugar en el sol” basaba su historia en “An american tragedy”, novela escrita en 1925 por Theodore Dreiser, y la posterior adaptación teatral de Patrick Kearney, a través de un guión escrito por Michael Wilson y Harry Brown.

Stevens consideraba al Technicolor del todo inapropiado para esta historia, con lo que optó por rodarla en blanco y negro obteniendo como resultado una magistral fotografía que firmaba William C. Mellor, responsable también de la imagen de otros clásicos como “Amor en conserva” o “Caravana de mujeres”.


Lo envolvía todo la maravillosa partitura de Franz Waxman, genial compositor también de las bandas sonoras de “Capitanes intrépidos”, “Rebeca” o “Historias de Filadelfia”. Y figurando con él en el departamento de música, nombres como Aaron Copland, Miklós Rozsa, Roy Webb o Victor Young.


George Stevens había iniciado su carrera como director de cine a mediados de los años 30. Y a finales de los 40, ya con una buena experiencia tras de sí, se le cruzó en el camino un nuevo proyecto de la Paramount por el que Stevens se mostró especialmente interesado. Se trataba de la adaptación al cine de la novela “An american tragedy”.

La grandeza de “Una tragedia americana” reside en el hecho de reflejar cosas que le pueden pasar a todas las personas. Ésta podía haber sido la historia de amor de cualquier Johnny y cualquier Mary de América. Dreiser hizo de su personaje principal una de las figuras más fascinantes y controvertidas de la literatura. Puedes pasar semanas debatiendo su culpabilidad o inocencia, su inmoralidad legal sobre su inmoralidad espiritual
(George Stevens)


Billy Wilder era otro de los candidatos para dirigir este proyecto. Sin embargo, Wilder ya se encontraba por entonces escribiendo el guión de “El crepúsculo de los dioses”, y pensando precisamente en Clift como el actor protagonista (finalmente fue William Holden).

Con lo que la productora le dio luz verde a George Stevens, viéndole además más que capacitado para solucionar los problemas que esta historia tenía con la censura.


La controvertida novela de Dreiser basaba su historia en un caso real de asesinato ocurrido en 1906, cuando un joven ahogó a su novia en un lago del condado de Herkimer, en Nueva York. Además, tocaba otros temas como la lujuria y el aborto.

La novela ya había sido llevada anteriormente al cine en 1931 por Joseph Von Sternberg con Sylvia Sidney, Phillips Holmes y Frances Dee en su reparto.


“An american tragedy” fue un fracaso de taquilla además de ser prohibida o cortada en su metraje en gran número de países. Y tampoco fue del agrado de su autor.

Incluso el propio Billy Wilder, junto al guionista Charles Brackett, había intentado anteriormente llevar a cabo su adaptación a la pantalla, abandonando en última instancia por la censura y ciertos problemas legales.


George Stevens, sin embargo, creía firmemente en su proyecto y estaba convencido de que se podía convertir en una gran película. Como finalmente sucedió.

Pese a que Stevens consideraba que podía evitar los problemas de censura tratando la historia con madurez y respeto, se introdujeron en la película una serie de cambios con respecto a la novela. Los personajes principales recibían un nombre distinto en el film y, mientras que en la novela era la novia la más atractiva de las dos mujeres, el cineasta optó por que su rica rival fuera la más bella en pantalla, porque “para el chico ella es una imagen de todo lo que resulta más atractivo”.


Finalmente, en Octubre de 1949 comenzaba el rodaje de la película, que se extendió hasta finales de Enero de 1950. Las temperaturas eran realmente bajas durante el rodaje en exteriores en los lagos Tahoe y Cascade, teniendo incluso que retirar la nieve de los árboles y derretir la del suelo para que Taylor y Clift pudieran interpretar sus románticas escenas en estos lugares.

Una obra llena de belleza, ternura, poder e introspección… Los guionistas han sabido destilar la esencia de la tragedia y el romance, a la vez emotivo y memorable. También hay que destacar las caracterizaciones, muy fieles a los personajes originales de Dreiser. El retrato de Montgomery Clift, a menudo conciso y vacilante, es pleno, rico, adecuado y sobre todo generalmente creíble y emotivo. La señorita Winters nunca ha estado mejor que en su interpretación de la gris trabajadora de la fábrica. Y el trabajo realizado por Elizabeth Taylor también es el mejor de su carrera. Es una interpretación matizada y tierna
(New York Times)


George Stevens tuvo muy claro desde un principio que el actor más apropiado para esta película era Montgomery Clift quien, además, acababa de conseguir un extraordinario contrato con la Paramount gracias a la calidad interpretativa que demostró en “Río Rojo”.

Con este contrato, Clift no sólo tenía derecho a aprobar los guiones, sino que además tenía garantizado que la película sólo podía ser dirigida por Billy Wilder, Norman Krasna o George Stevens.

Montgomery tenía en un principio sus dudas en cuanto a la idoneidad de Stevens para dirigir este proyecto, aunque trabajaron muy bien juntos debido a que el meticuloso trabajo del cineasta le proporcionó a Clift tiempo de sobra para explorar los detalles de George Eastman, su personaje.


El actor trabajaba con tal intensidad y tan densa carga de concentración en su papel, que solía concluir las tomas empapado en sudor.

Es lo peor de actuar. Tu cuerpo ignora que estás actuando. Suda y produce adrenalina como si tus emociones fuesen reales
(Montgomery Clift)


Director y actor diferían en su concepción del personaje masculino. Para Clift, “él es chabacano, y no demasiado brillante, pero increíblemente ambicioso. Es el tipo de hombre que tiene algo de encanto, pero que básicamente oculta y disimula todas las cosas”.

Para el director, se trataba de un hombre joven “que tuvo la tremenda desgracia de que se le presentara un ideal un tanto trivial de la forma más glamourosa posible – la chica, el dinero, el éxito, y aquello que jamás pensó conseguir”.


Monty preparó su secuencia culminante pasando una noche encerrado en la penitenciaria de San Quintin. Y tampoco coincidía con Stevens en la manera correcta de interpretar la escena final del film. Clift insistía en llevarla a cabo con una expresión paralizada, y aparentemente vacía, sin importarle lo más mínimo las veces que Stevens repetía la toma con la esperanza de obtener una actuación más expresiva y trascendente del actor protagonista.

La interpretación sensible y natural de Clift otorga al film una sólida sensación de convicción. Elizabeth Taylor actúa con una ternura y una intensidad que sorprenderá incluso a sus más fervientes admiradores. En una película de calidad menos uniforme, Shelley Winters se hubiera llevado todo el protagonismo, sabe sacar el máximo partido de un papel nada convencional. Y el ritmo seguro que impone Stevens y su habilidad para llenar cualquier situación con matices de emoción y sentido, le permiten dirigir una película a un ritmo deliberadamente lento que aún así crea un cierto suspense sin bajar en intensidad un solo instante
(Time)


Para Elizabeth Taylor, su papel de Angela Vickers en "Un lugar en el sol" fue particularmente estimulante. Ya rostro conocido de la gran pantalla como compañera de Lassie, como Amy March en "Mujercitas" o como la queridísima hija de Spencer Tracy en "El padre de la novia" y "El padre es abuelo", la actriz se encontraba aquí con su primera interpretación dramática. Y realmente creía difícil evitar parecer a su personaje consentido y vacío.

Liz era una adolescente, pero tenía todas las capacidades emocionales necesarias. Era muy inteligente. Tenía diecisiete años y había sido actriz durante toda su vida. En ese sentido no había ningún problema. El único problema era hacerle creer en su propio potencial dramático
(George Stevens)


Elizabeth estaba impresionada por la seriedad de Monty (que además había leido "An american tragedy") y por su reputación como actor del “método”, con lo que confiaba plenamente en él para que le ayudase a componer el retrato de su personaje.

Era mi primera oportunidad auténtica de demostrar qué podía hacer y Monty me ayudaba. Resultaba espinoso porque la muchacha es muy rica y malcriada y hubiera resultado fácil interpretar el papel como si fuese absolutamente vacía, pero yo consideraba que sí le importaban muchas cosas
(Elizabeth Taylor)


Montgomery le enseñó a Taylor a profundizar más allá de la superficie de sofisticación del personaje hasta encontrar a la mujer que había debajo. La interpretación de Liz era, pues, tanto una creación de Stevens como de Clift.

Monty daba tanto de sí mismo en una escena, hasta tal grado, que pronto ella comenzó a responder de igual manera y la química que produjeron iluminó por fin la pantalla como un vivo relampagueo
(Richard Sheperd, biógrafo de Elizabeth Taylor)


Clift y Taylor pasaron mucho tiempo durante el rodaje trabajando en lo que suponía un reto para ella, forjando al mismo tiempo una maravillosa relación de amistad entre ellos que les acompañaría el resto de sus vidas.

Lo que más me interesó de “Un lugar en el sol” fue la relación de imágenes contrapuestas… Shelley Winters estallando con un traje ceñidísimo, con un helado que se derrite… contra la imagen de Elizabeth Taylor ataviada con bata blanca y azules cintas flotantes desde los cielos. Automáticamente se creaba un desequilibrio de imágenes que originaban el drama
(George Stevens)


Alice Tripp, el tercer personaje de esta historia que finalmente interpretaría magistralmente Shelley Winters, fue originalmente concebido para la actriz americana Audrey Totter, quien no pudo aceptarlo por estar en ese momento bajo contrato de la MGM.

George Stevens, por su parte, veía a Gloria Grahame como la actriz ideal para este personaje. Al igual que Totter, Grahame pertenecía a otro estudio, la RKO, que se negó en rotundo a prestar a su actriz.

Barbara Bel Geddes también se interesó en dar vida a Alice Tripp. Pero Stevens la consideraba demasiado atractiva y, sobre todo, demasiado encantadora para hacer creíble este personaje.


Y lo mismo sucedió en un principio con Shelley Winters, a la que el cineasta no consideraba apropiada para el papel por ser ya en esa época muy conocida por interpretar personajes con cierto glamour.

Sin embargo, Winters estaba más que decidida a conseguir su prueba para el papel de Alice. Así que se presentó a la convocatoria vestida informalmente, tal como había observado en las trabajadoras de la fábrica que había visitado para la ocasión.

Stevens no reconoció de inmediato a  Shelley Winters. Y Shelley consiguió finalmente el papel, en detrimento de la favorita de Clift, Betsy Blair.


El reparto lo completaban actores de la talla de Raymond Burr, Fred Clark o Herbert Heyes.


Y Anne Revere, extraordinaria actriz estadounidense que en esta película daba vida a la madre del protagonista. Como firme oponente a la lista negra, Stevens resistió a las presiones ejercidas para que cortara o volviera a filmar las secuencias de Revere (que aparecía en la citada lista al igual que el guionista Michael Wilson), pero sí tuvo que introducir cambios sustanciales en el final de la historia.

George Stevens tenía especial interés en mantener de buen humor al conjunto de los actores, por lo que, entre toma y toma, se escuchaba música en el plató, principalmente la partitura hecha para el film.


Otra estrategia de Stevens consistía en que Clift y Taylor, o Clift y Winters, interpretaran sus diálogos para él y luego ensayaran la escena sin pronunciar una sola palabra, tan sólo mirándose entre ellos. Su objetivo, ir creando progresivamente en cada escena una clase específica de energía.

Y con el fin de conseguir que la cámara, lejos de restarle importancia a la historia, se comportara simplemente como un testigo pasivo, optó por moverla tan sólo lo necesario.


Durante el rodaje, la película era conocida como "The lovers", evitando así el título de la primera versión cinematográfica que tan poca aceptación había tenido. Pero luego se llegó a ofrecer una recompensa a quien apareciera con el título definitivo. El productor ejecutivo del film, Ivan Moffat, sugirió "A place in the sun" (Un lugar en el sol). Pero nunca recibió su recompensa.


El 14 de Agosto de 1951 se estrenaba en Los Ángeles "Un lugar en el sol" (A place in the sun), un estreno que obtuvo una gran aceptación por parte del público y la crítica.


Entre otros muchos premios y nominaciones, "Un lugar en el sol" obtuvo el Oscar a mejor director, mejor guión, mejor fotografía en blanco y negro, mejor montaje, mejor diseño de vestuario (Edith Head) y mejor banda sonora, siendo además nominada a mejor película, mejor actor (Montgomery Clift) y mejor actriz (Shelley Winters).

Los Globos de Oro sí la premiaron como mejor película y además la nominaron al mejor director, actriz (Winters) y fotografía.


El éxito de “Un lugar en el sol” se debe probablemente a George Stevens, que ha producido y dirigido el film centrándose tan sólo en el aspecto humano, sin trucos ni reivindicaciones sociales
(New York Herald Tribune)

16 comentarios:

Sergio Sánchez dijo...

No me gustaba nada, aunque me dieron ganas de volver a verla cuando Alain Bergala en Barcelona nos puso en una conferencia la escena del billar, comparándola con escenas de "Match point" y "Three times". A eso se le llama "despertar el gusanillo".

Pepe Cahiers dijo...

Es curioso pero las dos interpretaciones que me resultan más impresionantes de Montgomery Clift, fueron las de su decadencia física, "Vencedores o vencidos" y "Vidas rebeldes".

Clementine dijo...

Hola, Isak Borg, bienvenido. A mí me gustó ya esta película la primera vez que la vi hace muchísimos años, y no me canso de verla Creo que la escena del billar es una de las mejores de la historia del cine en cuanto a la forma de narrar el encuentro entre dos personajes que, además, son los protagonistas. Claro que con esta pareja de actores es muy difícil que no nos llegue esa magia que había entre ellos. Un saludo.

No, Cahiers, no es curioso. En esas dos películas hace Clift una interpretación magistral. Y en ésta de “Un lugar en el sol” creo que destaca también mucho su actuación, tiene momentos de matices interpretativos importantes. Siempre ha sido mi “actor rebelde” favorito, y mira que considero muy grande a Marlon Brando, pues Clift me transmite mucho más. Verás cuando se entere el Tirador…

El Tirador Solitario dijo...

Esta película la vi en su día en el canal CinemateK, hará más de diez años...y la recuerdo como una película dura, un retrato de la miseria, de la falta de escrúpulos de la condición humana...magistralmente realizada, y mejor interpretada...

Sobre Montgomery Clift, algo de razón hay en las opiniones precedentes, recuerdo a bote pronto; De repente, el último verano, donde estaba magistral, eso sí, su actución que más me gusta es en Río Rojo, donde se sostiene, impávido, nada menos que ante el gran Duke.

Y nada que temer antes tus preferencias, Clementine, que como diría Loles León en Átame (le cambiamos el género), yo no soy tan seco, mujer...

Marcos Callau dijo...

Hola Clementine. He tenido la oportunidad de verla hace poco tiempo y me gustó mucho en su papel Monty, me parece extraordinario. Me pregunto como hubiera sido la película dirigida por Wilder...o El crepúsculo de los dioses con Monty. Besos

Clementine dijo...

Nada que temer, Tirador, porque como yo no soy Loles León no pienso eso de ti.
A mí Monty, yo le llamo así, me gusta siempre. Y una en la que me encanta, y no la conoce mucha gente, es "Los ángeles perdidos", por la época precisamente de "Río Rojo" donde sí, se sostiene ante el Duke pero también ante Walter Brennan.

Yo me la vi como homenaje a Elizabeth Taylor cuando murió y ahora otra vez para hacer la entrada, y me sigue encantando. Y creo que mejor nos quedamos así, Marcos,porque con Wilder hubiera sido, sin ser peor, muy distinta. Y El crepúsculo sin William Holden también se me hace difícil de imaginar. Besos.

Jose Point dijo...

Isak Borg menciona "Match Point", de Woody Allen... Pues bien, si a la que es una de las mejores películas de Woody Allen se le pudiera poner alguna pega, ésta sería la existenfca de "Un lugar en el sol". Porque sin ser un plagio (Woody no sabe no necesita pagiar), ambas tienen muchas más semejanzas que la escena del billar (en Match Point, del ping-pong). En cualquier caso, las separan más de 50 años, dos maneras diferentes de narrar y ambas están creadas por mentes privilegiadas. Yo, por ejemplo, me parezco bastante a Louis Armstrong y no pasa nada.
Saludos tras más de un mes de ausencia, Clementine,ay, qué risa.

Clementine dijo...

Hombre, Jose Point, bienvenido por enésima vez. Desde luego, tu especialidad son las lagunas temporales, te marcas unos largos...
Pues no puedo opinar porque no he visto "Match Point", aún no, aún no, y sí, tiene remedio... Y siendo Woody Allen siempre se puede decir que la suya sería, en todo caso, un homenaje a la de Stevens.
Y apunta, este mes toca que aparezcas por ahí, uno tú, uno yo, uno tú, uno yo...

A-B-C dijo...

¡Cuánta razón Stevens! en sus citas, la primera especialmente. ¡Qué peliculón! ¡qué actorazos!!!! Una excelente entradas. Gracias por traer aquí momentos y anécdotas cinéfilos espectaculares. Saludos,

Clementine dijo...

Gracias a ti por asomarte a leerlos, A-B-C. Te advierto que me tuve que poner un tope de tiempo porque hubiera seguido leyendo más cosas sobre esta película, tengo yo un peligro... Un beso.

miquel zueras dijo...

Monty y Liz se conocieron en esta película y mantuvieron una amistad eterna, fue ella quien le salvó la vida en el accidente de Monty cuando rodaba "El árbol de la vida" extrayéndole dos dientes que se le habían clavado en la garganta y estaban a punto de asfixiarlo.
Lo más curioso de esta película es que no te identificas con ningún personaje, él es demasiado ambicioso y Winters le chantajea para retenerle, a pesar de todo no puedes evitar sentir compasión con ella.
También me gustó Raymond Burr en su papel de fiscal. Besos. Borgo.

Clementine dijo...

Cierto, Miquel, así lo cuentan en la biografía de Montgomery Clift, que leí ya hace tiempo. A mí esta pareja me ha encantado siempre, en la pantalla y fuera de ella. El reparto secundario de esta película es fabuloso y ellos tres hacen tres interpretaciones de cine, difícil identificarte con alguno, todos tienen sus cosas positivas y negativas. Besos, Borgo.

deWitt dijo...

Brillante entrada Clementine en un momento, además, muy oportuno.
La primera vez que vi esta película me gustó. Después, cuando volví a ella (y cuando vuelvo) fui sacando todos los matices interpretativos y técnicos que mencionas.

Partiendo de que estamos ante una gran historia, las interpretaciones de Monty y Taylor son notables y para ser el debut "adulto" de Taylor no está mal (aunque yo prefiero a la Taylor más madura). Si tuviera que elegir una interpretación me quedaría, sin duda, con la de Winters. Creo que está, simplemente, maravillosa en "Un lugar en el sol".

Me ha gustado mucho tu entrada: completa, oportuna, repleta de curiosidades y muy bien documentada.

¡Enhorabuena!

Clementine dijo...

Muchas gracias, cinéfilo deWitt, así da gusto. Pues a mí es ésta (junto a la de Virginia Woolf) la interpretación que más me gusta de la Taylor, de la que no me considero muy seguidora como actriz. Pero muy de acuerdo contigo con la interpretación de Winters en esta película, su papel no es nada fácil y realmente lo borda. Claro que a mí Shelley Winters me gusta hasta en la serie de "Roseanne"...
¡Un saludo!

Alicia dijo...

Muy buena entrada, da gusto leerla de amena e interesante y de todo.
A por la siguiente....

Clementine dijo...

Gracias, Alicia. Sí, algunas películas tienen detrás una historia casi aún más interesante. A por la siguiente, a por la siguiente...