viernes, 26 de agosto de 2011

Un americano en París

Tomé la película como la culminación de las influencias con que se había experimentado durante los años cuarenta. Todo lo que sabía o me habían contado sobre París se incorporaría donde encajara
(Vincente Minnelli)


Jerry y Adam, un pintor y un pianista estadounidenses, amigos para más señas, viven en un mismo edificio en pleno barrio parisiense de Montmartre. Un buen día, les visita Henri, famoso cantante francés y antiguo amigo de Adam. Henri les anuncia su boda y la preparación de su nuevo espectáculo…


Hace hoy ya 60 años, el 26 de Agosto de 1951, tenía lugar en Londres el estreno de “Un americano en París” (An american in Paris), sin duda alguna uno de los más grandes musicales americanos de la historia del cine.

Producido por Arthur Freed para la Metro Goldwyn-Mayer, y exquisitamente dirigido por Vincente Minnelli, contaba además con una historia y un guión firmados por Alan Jay Lerner, libretista, letrista y guionista estadounidense también de otras maravillas como “Gigi”, “My fair lady”, “Camelot” o “La leyenda de la ciudad sin nombre”.


La mágica fotografía de Alfred Gilks, el inspirado vestuario a cargo de Walter Plunkett e Irene Sharaff y la impecable dirección artística de E. Preston Ames y Cedric Gibbons redondeaban esta película.


Y, por supuesto, la maravillosa música de George Gershwin, uno de los más grandes compositores americanos de la historia, capaz ya de niño de tocar de oído canciones populares y melodías clásicas con el piano de su hermano Ira, dos años mayor que él y con el tiempo célebre letrista y su colaborador habitual.


La obra “American in Paris – A tone poem for orchestra” había sido compuesta en 1928 por George Gershwin, quien falleció prematuramente en 1937 a los 38 años de edad. A principios de los 50, Arthur Freed llegó a un acuerdo con Ira Gershwin para llevar al cine dicha obra, vendiéndose los derechos por 158.750 dólares y recibiendo Ira 56.250 en su calidad de escritor de las nuevas letras necesarias para las canciones que iban a conformar la banda sonora de la película.

Kelly fue un modelo de tacto: preservó el encanto sin rebajarse a la sensiblería…
No necesitó mucha dirección
(Vincente Minnelli)


Gene Kelly daba vida en esta película a Jerry Mulligan, el pintor protagonista de esta historia. Siguiendo las indicaciones del productor Arthur Freed, Kelly hizo que sus movimientos al bailar  recordaran a los de alguien fácilmente identificable como americano, George M. Cohan, reconocido actor y cantante de Broadway al que nueve años atrás James Cagney había inmortalizado magistralmente  en “Yankee Doodle Dandy”.


Gene también asumía en este proyecto otro gran papel como absoluto creador de la excepcional  coreografía de los números musicales de “Un americano en París”.


Y también hizo las funciones de segundo director de la película. Suya fue la idea de un número con niños, aprovechando así la canción “I got rhythm”.


Y también dirigió él la secuencia de ballet que sirve como presentación a Leslie Caron y a las múltiples caras de su personalidad.

Un año más tarde, en la ceremonia de los Premios de la Academia, Gene Kelly recibía muy merecidamente un Oscar Honorífico por “su versatilidad como actor, cantante, director y bailarín, especialmente por sus brillantes logros en el arte de la coreografía cinematográfica”.


El papel de Adam Cook, el amigo pianista de Jerry, recaía directamente en Oscar Levant, pianista, compositor y comediante americano, y amigo personal de Gershwin, que cumplía perfectamente en esta historia con el papel cómico que le era adjudicado a su personaje. Antológica su genuina interpretación en la película del "Concerto in F for piano and orchestra" de George Gershwin.

Tras tener ya en el reparto a Gene Kelly y a Oscar Levant, Cyd Charisse aparecía como la opción más coherente con la calidad del film para el papel de Lise Bouvier, la muchacha francesa de la que se enamora el protagonista. Sin embargo, Charisse descubrió en la preproducción de la película que estaba embarazada y se retiró del proyecto.


Y Minelli, Freed y Gene Kelly desviaron su objetivo hacia una actriz que tuviera la misma nacionalidad que su personaje. Gene recordaba haber visto a una estupenda bailarina en "La esfinge", un ballet de Roland Petit sobre el mito de Orfeo en el parisiense Ballet des Champs-Élysées. Esta jovencita que hablaba inglés y aún no tenía 20 años era Leslie Caron.


Debido a la desnutrición que había sufrido durante la Segunda Guerra Mundial, Caron no era capaz de aguantar el riguroso plan de rodaje diario, con lo que las escenas de baile en las que ella participaba se rodaban en días alternos para procurarle el necesario descanso.


Leslie Caron comenzó a bailar a la edad de diez años y estudió danza en el Conservatorio de París. Su impresionante debut en la gran pantalla en “Un americano en París” la hizo merecedora de un contrato con la Metro Goldwyn-Mayer.


Vincente Minnelli había pensado en Celeste Holm para el personaje de Milo Roberts, la rica mujer americana interesada en promocionar al pintor protagonista. Sin embargo, se presentó antes a las pruebas Nina Foch y Minnelli no dudó en elegirla.


Y para el papel de Henri Baurel, el cantante parisiense de éxito, el director tenía en mente desde un principio a Maurice Chevalier. Sin embargo, Chevalier no estaba disponible en ese momento y el papel recayó finalmente en el cantante y bailarín George Guétary. Memorable también la canción "I'll build a stairway to paradise" que nos ofrece Guétary en la película.


Y junto a todos estos números musicales, otros no menos maravillosos como el que nos ofrecen Lise y Jerry  con "Our love is here to stay", el simpático número de Jerry y Adam  llamado "Tra-la-la" o el inolvidable "'S wonderful" que nos cantan Henri y Jerry. 

Tanto Gene Kelly como Vincente Minnelli planeaban rodar la película en Francia, pero la Metro no estaba dispuesta a asumir tal presupuesto económico. Así que se construyeron 44 decorados diferentes en Hollywood y sólo dos tomas se rodaron en París.


Los decorados fueron levantados gracias a un total de 30 pintores que trabajaban las 24 horas del día.

Y en el magistral número musical del final de la película, la diseñadora Irene Sharaff llevó a cabo un estilo distinto para cada uno de los momentos del ballet evocando a diversos pintores europeos: Raoul Dufy para la plaza de la Concordia, Edouard Manet para el mercado de flores, Maurice Utrillo para una calle parisiense, Henri Rousseau para el parque zoológico, Vincent Van Gogh para la plaza de la Ópera y Henri de Toulouse-Lautrec para el Moulin Rouge.


Número musical éste de un total de 20 minutos de duración que reunía grandeza, magia y belleza.

El rodaje de "Un americano en París" comenzó el 1 de Agosto de 1950. En Noviembre de ese mismo año, por causas ajenas al rodaje, hubo que hacer una larga pausa de un mes en el mismo, período que aprovechó Gene Kelly para ensayar la coreografía del grandioso último número de la película. Cuando se volvió a reanudar el rodaje de “Un americano en París” en Diciembre, Vincente Minnelli había terminado de dirigir “El padre es abuelo””, secuela de su exitoso “El padre de la novia”.


Aunque Kelly realizó un mano a mano en la dirección con Minneli, todos los movimientos de cámara de la película llevan el sello del director, al que le gustaba rodar los números de baile con largos planos, sin múltiples insertos. Porque él usaba una sola cámara en el plató, no era en absoluto partidario de llenar el decorado con cámaras (como hacían otros directores) por considerar que así se coartaba la libertad de movimiento de los bailarines.


Entre otros premios y nominaciones, “Un americano en París” se hizo con seis Oscar: Mejor película, mejor guión, mejor fotografía, mejor música, mejor dirección artística y mejor diseño vestuario. Y fue también nominada en las categorías de mejor director y mejor montaje.

Los Globos de Oro también la premiaron como mejor película, siendo también nominada al mejor director y al mejor actor (Gene Kelly).


Un americano en  París” costó 2.724.000 dólares, y sólo en Estados Unidos recaudó cuatro millones y medio. En total, en todo el mundo, superó los ocho millones de dólares.

Arthur y yo, desde nuestras primeras conversaciones, nos dedicamos a planear un pasatiempo sólido y comercial destinado a un público mayoritario. Y, sin embargo, los elementos encajaron tan bien que lo que se ideó como otro bonito musical más, se convirtió en un modelo, un patrón con el que comparar los demás musicales de similares características
(Vincente Minnelli)

21 comentarios:

A-B-C dijo...

wowwww!!! este es otro de mis grandes musicales y, de nuevo, he venido corriendo. Me encanta todos los detalles que apuntas, muchos desconocidos. Es casi como volver a ver la película. El de la desnutrición de Caron durante la segunda gran guerra que obligaba a realizar las escenas de bailes en varios días totalmente por mi desconocido. Gene Kelly, mi favorito bailarín de todos los tiempos, muy divertido y con una hermosa voz (en mi opinión) y I got rythm es muy buena... pero que se podría esperar de G. Gershwin.
He disfrutado mucho esta entrada, para variar ,-D

Pepe Cahiers dijo...

Gran película, aunque debo reconocer que no soy demasiado del cine musical clásico. Me entusiasma "Cantando bajo la lluvia", pero en las demás terminan cansándome los números musicales. Cosas de la vida.

Clementine dijo...

Gracias, A-B-C. Yo también he disfrutado haciendo esta entrada, si es que no es para menos. Y de música de fondo, Gershwin, una de mis debilidades. Un beso.

Yo sí soy mucho del cine musical clásico, Cahiers, y voy a decir algo ahora que creo va a escandalizar a más de uno (he dicho más de uno, Tirador). A mí me gusta mucho “Cantando bajo la lluvia” pero me parece mejor musical, en cuanto a calidad, en su conjunto y en cada uno de sus elementos “Un americano en París”, creo que tiene un nivel superior.

Marcos Callau dijo...

Hermosa entrada, Clementine! Siempre me ha parecido uno de los mejores musicales que se pueden disfrutar en la historia del cine. un avez más, París es el mejor escenario. Besos danzarines como Gene Kelly

El Tirador Solitario dijo...

Mi amiga Clementine ya se imagina por donde voy a ir. Pues nada, procedamos.

Un americano en París no es un musical que me entusiasme; por supuesto que los números musicales y las canciones son de categoría, excepcionales...pero como cine, como película, prefiero Un día en Nueva York o Cantando bajo la lluvia, que tienen una frescura, una fuerza, una originalidad portentosa.Quizás tenga algo que ver Stanley Donen en todo eso; de hecho hay un número en Cantando bajo la lluvia, aquél de Kelly con Cyd Charisse, que parece metido con calzador, sin venir a cuento, y que tiene ese aire del americano en París...

Clementine dijo...

"Paris sera toujours Paris", que cantaba Maurice Chevalier. Un musical de lujo, Marcos, me alegra que lo disfrutes como yo, aunque no me extraña nada, nada. Más besos danzarines para ti, pero siempre con Gershwin de fondo.

No, Tirador, esta vez no me refería a ti en concreto, de hecho creo que no conocía tu opinión sobre "Cantando bajo la lluvia". Efectivamente, esas dos que citas son muy Stanley Donen, que a mí también me encanta, pero ésta de Minnelli me parece de categoría toda ella. En fin, Tirador, en polos opuestos, c'est la vie...
Y oye, oye, Cyd Charisse siempre viene a cuento, a cuento maravilloso además...

El Tirador Solitario dijo...

Pues mira, ahí no te voy a decir que no, Cyd Charisse y sus bellísimas piernas siempre son dignas de verse (y admirarse)...

Clementine dijo...

Sí, y cuentan por ahí que también sabía bailar un poco...

Señora Cahiers dijo...

El señor Cahiers ya me obligó en su momento a ver "Cantando bajo la lluvia" y no me arrepiento. Esta apenas la recuerdo, pero me encanta como baila Gene Kelly.

Pepe Cahiers dijo...

Ciyd Charisse, las mejores piernas del 7º arte y a mi no me chirría ese número musical de Cantando bajo la lluvia, aunque mi preferido sea el número que da título a la película.

Clementine dijo...

Qué bien, cuánto honor con el mismo apellido... Muy bienvenida, Señora Cahiers. Si te encanta ver bailar a Kelly, ya tienes la mitad de la película a tu favor, y la otra mitad es la música de Gershwin, imposible que no guste. ¿Con que el señor Cahiers te obliga a ver películas? Pregúntale, pregúntale si ya se ha visto "Muerte en Venecia", tiempo ha tenido desde luego. Un beso.

Cahiers, Charisse es las mejores piernas, la mejor figura, la más guapa y mi bailarina favorita del cine además de la más elegante. Y ese número suyo de "Cantando..." qué va a chirriar, es que el Tirador no se enteró de esa parte de la película, te lo digo yo, se dormiría o algo así...

Pepe Cahiers dijo...

Si le pongo "Muerte en Venecia" le puede dar la enfermedad del sueño, como con la mosca tsé tsé.

Clementine dijo...

Muy espabilado te veo aquí, Cahiers, pero no te va a servir de nada... Yo quería saber si te la habías visto ya tú, a ella déjala ahora que está con Gershwin, qué mejor compañía...

El Tirador Solitario dijo...

Siento volver a discrepar. Ese número musical no tiene nada que ver con el resto de la película, el estilo es totalmente distinto...encorsetado, academicista, efectista...muy bueno técnicamente, por supuesto...pero si se compara con el resto de Cantando bajo la lluvia, es una isla sin mucho sentido...

Clementine dijo...

Pues discrepa, Tirador, que para eso estamos aquí... Yo no lo veo así pero respeto tu punto de vista, ya sabes que soy tremendamente correcta.

miquel zueras dijo...

Me gusta mucho ese París recreado en estudios porque le da un aire mágico e irreal a la película como creo que han de ser los musicales. Francamente yo hubiera preferido a Charisse en lugar de Leslie Caron.
Nina Foch (no sé porqué pero en Estados Unidos es un ícono gay) se quejaba de que su papel fue muy recortado en el montaje y debe ser verdad porque no se entiende muy bien la hostilidad que le demuestra Oscar Levant que está aquí magnífico. Saludos. Borgo.

Clementine dijo...

Totalmente de acuerdo, Miquel, precisamente esos decorados contribuyen enormemente a ese maravilloso plano visual que tiene este musical. Y también creo que Levant está genial en su papel.
Pero aunque me gusta mil veces más Charisse que Caron, una vez vista la película pienso que le pega más a Leslie, por el tipo de personaje y por su forma de bailar. Cyd Charisse se hubiera hecho más protagonista en la pantalla porque tenía una enorme presencia, y creo que aquí el protagonista debe ser el personaje de Gene Kelly. Saludos, Borgo.

Jose Caron dijo...

Al final me he perdido sobre si es mejor "Un americano en París" o "Cantando bajo la lluvia"... Yo creo que es en inmensurable, que lo ideal sería que lloviera en París, donde todos sabemos que la lluvia es una maravilla (y puede que me esté liando). I got rythm y otras conciones forman parte de mi cada vez más gastada memoria infantil, una de esas canciones que conozco desde niño gracias a esa televisión que hacía caso del cine clásico... Ah, y un placer leer al maestro Jesús Franco en esta entrada (al que conocí y con el que un día comí), gracias NatsnoC. Y gracias, Clementine...

Clementine dijo...

Pues te cuento, Jose Caron. Al final hemos quedado en que nos gusta el musical clásico, sea en París o bajo la lluvia, lo mismo nos da... y también nos gusta Cyd Charisse. Sí, y sus piernas, ya lo sé.
"My fair lady"... otra joya que merece su gran pantalla, sí señor.

Alicia dijo...

Muy buena entrada, aunque los musicales no son mi género preferido, no señora, ni muchísimo menos.
Sin embargo este blog si que es de mis preferidos.
I love Paris

Clementine dijo...

Gracias, Alicia, gracias. Buen remate de final el tuyo.