viernes, 22 de octubre de 2010

Mary "Scout" Badham

En 1962, Hollywood buscaba a una niña sureña que pudiera interpretar a Jean Louis “Scout” Finch en la adaptación al cine de “Matar a un ruiseñor”, la maravillosa novela homónima de Harper Lee.


Y en Birmingham, Alabama, encontraron a Mary Badham, una niña de diez años sin ninguna experiencia anterior como actriz.
 
No pasan seis meses sin que aún reciba una llamada telefónica de una universidad o una asociación… Me invitan a que vaya a hablar sobre el libro o el film. Y, en ocasiones, de ambos
 
Mary fue nominada al Oscar a la mejor actriz secundaria y obtuvo el Golden Laurel a la mejor actriz en los Laurel Award por su entrañable composición de Scout.
 
La primera vez que vine, desde Alabama, era una extraña en un lugar extraño, una niña separada de su padre y de sus amigos


Yo debía hacer una película con un hombre llamado Gregory Peck, que sería mi padre durante un tiempo
 

Para mi, el nombre de Gregory Peck significa poco. Era sencillamente el hombre mas encantador con el que yo he trabajado

Durante los cinco meses de rodaje de “Matar a un ruiseñor”, Mary entabló con Gregory Peck una estrecha relación. Y tras finalizar la película, en los fines de semana, le visitaba en su casa y jugaba con sus hijos. Su amistad con él perduró hasta la muerte del actor, al que siempre llamó Atticus.

Uno de los seres más gentiles y generosos que he conocido. Para mi, el de “Matar a un ruiseñor” ha sido su mejor papel porque él tiene mucho de ese personaje.
Y, sobre todo, él fue entonces, y lo seguirá siendo siempre, mi Atticus
 

Tras el rodaje, la actriz mantuvo también el contacto con Phillip Alford, su hermano Jem en la película. Y con Brock Peters, el actor que encarnó al acusado Tom Robinson que defendía Atticus Finch.

Su papel de Scout en esta historia le llevó también a Mary a conocer personalmente a Harper Lee.


Pasamos tres maravillosos días juntas. Harper tenía un magnifico sentido del humor

Mary visitó a la escritora en su casa de Monroeville (Alabama), lugar de inspiración de la película para el pueblo ficticio de Maycomb.



"Creo que el libro es muy bueno. Lo he ido entendiendo cada vez más con el tiempo

La novela “Matar a un ruiseñor” celebró en 2010 su cincuenta aniversario. Y Mary Badham vive ahora en Richmond (Virginia) y es restauradora de arte y coordinadora en la Universidad.

Y en el Milam School se reúne asiduamente con estudiantes que tienen la misma edad que ella cuando hizo la película, cinta que se proyecta además a nivel educativo.



Este libro y esta película están muy cerca de mi corazón, como podéis imaginar


Los ruiseñores no hacen otra cosa que música para nuestro disfrute. No se comen las cosechas, no anidan en nuestros graneros, no hacen otra cosa que cantar con el corazón para nosotros. Por eso es un pecado matar a un ruiseñor


Porque, lejos de querer distanciarse del personaje de Scout, uno de los más entrañables que ha dado la gran pantalla, Mary Badham sigue viajando por el mundo entero para contar, una y otra vez, sus enriquecedoras experiencias en el rodaje de la película y transmitir ese maravilloso mensaje de tolerancia que, originalmente, emanó de la novela.

viernes, 15 de octubre de 2010

MANUEL ALEXANDRE

Se nos va una persona que ha dedicado todos sus esfuerzos no a ganar dinero o tener una gran casa, sino a llenar a los espectadores de emociones. Era una persona muy cercana, que además de llevarnos risas y tristezas en sus interpretaciones, le querían en todas partes
(Álvaro de Luna)

El pasado Martes fue un día muy triste para el cine español. Se nos iba, a los 92 años de edad, Manuel Alexandre, uno de los grandes de la escena española. Y nos dejaba a todos un tremendo vacío en nuestros corazones.


Sí, Manuel, tú has sido uno de los grandes. En el cine, en la televisión y en tu querido teatro. Y como en humildad me ganas, y por mucho, me vas a permitir que corrobore por ti la grandeza que te atribuyo. Apoyada, eso sí, por testimonios de tus más allegados compañeros de profesión y por tus propias palabras.

Como Manuel Alejandre Abarca naciste en Madrid el 11 de Noviembre de 1917. Abandonaste tus estudios de Derecho por el periodismo, que tuviste que abandonar también al estallar la guerra.

Yo trabajaba en un taller de fontanería con mi padre y quería ser abogado porque se hablaba en público. Lo más cerca que encontré fue ser actor

Así que te apuntaste a las clases de declamación de Carmen Seco en el Real Conservatorio de Madrid.

Yo soy actor por Fernando Fernán Gómez. Lo decidí cuando vi a mi amigo recitar unos versos en la escuela de Carmen Seco. No había visto nunca a nadie antes leer así una poesía

Pues bendito seas, Fernando.


En 1945 debutaste en el teatro en la compañía de Jesús Tordesillas, pasando luego a la compañía del Eslava y, posteriormente, a la del Teatro Español.

Ahí empezó todo. Como me gustaba mucho recitar les declamé un texto de Zorrilla. Me dieron el papel. Era una comedia de Alejandro Casona. Hacía de galán cómico

Y debutaste en el cine, en 1947, dirigido por Luis Lucia en “Dos cuentos para dos”. Después vino un pequeño papel a las órdenes de Luis García Berlanga en “Bienvenido, Mr. Marshall”.

¡Pero si yo ahí no hice nada! Salía en una escena al fondo, haciendo de secretario. Al final me levantaba y decía tres palabras en inglés: european, recovery, program. Y ya está. European, recovery, program y para casa


Con Berlanga trabajaste también en títulos hoy ya clásicos como “Calabuch”, “Los Jueves, milagro”, “Plácido”, “¡Vivan los novios!”, “Tamaño natural” o “El verdugo” (donde hacías, precisamente, del pobre ajusticiado).

El personaje que interpreta en "Plácido" era de una enorme ternura y de una enorme mezquindad. Y los dos extremos los defendía con una eficacia total
(José Luis Cuerda)


Y fuiste dirigido, además, en la gran pantalla por José María Forqué (“Atraco a las tres”), José Luis Sáenz de Heredia (“Historias de la televisión”), Juan Antonio Bardem (“Cómicos”, “Calle Mayor”, “La venganza”, “Muerte de un ciclista”), Mario Camus (“Los días del pasado”, “El prado de las estrellas”) o Fernando Trueba (“El año de las luces”).

Le agradezco todo lo que hizo por mejorar todas mis películas con su actuación. Siempre que le di un papel lo hacía sabiendo que iba a hacer la mejor interpretación, siempre hace que uno vaya al trabajo más tranquilo. Además de un excelente actor, era un amigo
(José Luis Cuerda)

A las órdenes de José Luis Cuerda rodaste películas inolvidables como “Amanece que no es poco”, “La marrana” o “Así en el cielo como en la tierra”. Y “El bosque animado”.

El personaje del hombre al que atracaban y regateaba al atracador parecía escrito por Azcona para él.
Azcona decía que el mejor actor es el que lee el papel y lo entiende, que sabe lo que está leyendo Parece poca cosa, pero no lo era. Manolo lo entendía perfectamente. Sabía muy bien lo que le convenía a cada personaje. Le prestaba su cuerpo y su voz. Esa voz de la que tanto se ha hablado y que él manejaba con maestría, adjudicando la escala que le correspondía a cada personaje
(José Luis Cuerda)


De la mano de tu gran amigo Fernando, al que considerabas como un hermano, llegaste al Café Gijón donde hiciste tertulia desde 1941 hasta el pasado año.

La “pareja de hecho” que formaba con su “hermano” Fernando Fernán Gómez era de morirte de risa. Fernando era su amigo y su maestro, trabajaban juntos, se reían, y estaban muy unidos
(Sancho Gracia)

Y por él fuiste dirigido en “Pesadilla para un rico”, “Fuera de juego”, “El mar y el tiempo”, “Los palomos”, “El malvado Carabel” o “La vida por delante”. Y en “El mensaje”, tu primer papel protagonista.


Presumías de ser galán cómico y sólo te quejabas de no ser más alto (“Se me hubieran dado mejor las mujeres”).

Me han dado muchos papelitos cómicos porque me veían simpático. Nunca me he sentido así. Tuve que aprender a reír, hablar y sentir como si lo fuera.
Un día le dije a Carmen Seco, mi profesora de declamación, que me habían ofrecido un papelillo dramático y estaba muy contento. Me dijo que no me hiciera ilusiones. Con tu figura te darán mucho trabajo como cómico, comentó. Pensé en dejar la profesión. Yo quería interpretar a los grandes héroes.
La profesora tenía razón: lo siguiente que me ofrecieron fue un papel cómico. Lo primero que pensé fue que iba a ser un desastre: con mi aspecto y mi voz grave nadie se va a reir. Así que se me ocurrió inventarme una voz. Mi personaje hablaba con una vocecita temblona, como si se quejara. La gente se partió de risa. A partir de ahí, todo el mundo me pidió que pusiera esa voz cuando actuara. Es más, todos creían que yo era así. He rodado trescientas películas. En la mayoría he tenido que poner esa voz. Eso sí, cuando hago un papel dramático pongo otra voz; una que se parece muchos más a la mía de verdad

En los escenarios teatrales, dejaste tu huella en obras como “La vida en un bloc”, “El caso del señor vestido de violeta”, “La tetera”, o “Luces de bohemia”.


Y en “Tres hombres y un destino” que te reunió en 2004, una vez más, con José Luis López Vázquez y Agustín González. Qué maravilloso trío.

A través de la pequeña pantalla, nos acercaste a otros clásicos teatrales como “Don Juan Tenorio”, “Café para dos”, “La venganza de Don Mendo”, “La fierecilla domada” o “Vamos a contar mentiras”.

También en televisión te nos hiciste un rostro familiar apareciendo en series como “Fortunata y Jacinta”, “Juanita la Larga”, “Curro Jiménez”, “El Quijote”, “Farmacia de guardia”, “Los ladrones van a la oficina”, “Blasco Ibáñez” o “Siete vidas”.

Y en “20-N: los últimos días de Franco”, tu última serie para la pequeña pantalla donde dabas vida al caudillo con un asombroso parecido.

A mí con el que me han confundido toda la vida es con Vicente Aleixandre, el poeta. Y aunque ha habido gente muy pesada con eso, al menos era con un Premio Nobel

Tras interpretar a “El Manco”, a las órdenes de Miguel Bardem, en “Incautos” (2004), afrontaste para la gran pantalla papeles protagonistas como el de “El ángel de la guarda”, con el que ganaste el Premio de Interpretación en Gijón. O “Elsa y Fred”, papel por el que optaste en 2006 al Goya al mejor actor principal y por el que sí conseguiste el Premio de la Unión de Actores como mejor actor protagonista.


Y en 2007, bajo la dirección de Antonio Mercero, te volvías a reunir con José Luis López Vázquez en “¿Y tú quién eres?”.

Fue un maestro en la vida. Era una persona muy generosa en enseñar a los demás. Un actor imprescindible, un actor de vocación y de sabiduría. Un investigador de la palabra, de la expresión.
Tenía una luz especial. Algo que no se aprende, sino que es a través del esfuerzo, a fuerza de trabajo
(Álvaro de Luna)


A lo largo de tu vida como actor, recibiste diversos premios por tus trabajos, como el Premio Nacional por tu impecable interpretación en “Plácido”.

Pero fuiste reconocido, sobre todo, con un sinfín de galardones al conjunto de tu prolífica carrera. Premio de la Crítica Cinematográfica al conjunto de tu labor, Premio Pepe Isbert en reconocimiento a tu carrera como actor de reparto, Premio Homenaje del Círculo de Escritores Cinematográficos, Medalla al Mérito de las Bellas Artes, Goya de Honor al conjunto de tu carrera, Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo o la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio en reconocimiento a tu dilatada trayectoria.

Estimo mucho la amistad, y ver que tengo tantos amigos delante me deja sin habla

Por todo esto, que a ti te parecerá muy poco, yo te quiero dar desde aquí las gracias.


Manolo es ese ser imprescindible en el cine español. Ha estado en las películas más importantes. Y como persona es indescriptible, no se puede definir ese pedazo de ser humano. Tenerle al lado ha sido un gran privilegio, no he conocido a nadie más transparente, sencillo… y esa vitalidad, ese sentido del humor
(José Sacristán)

Gracias también, Manuel, por habernos regalado una maravillosa galería de inolvidables personajes. Luciano en “Calle Mayor”, Vicente en “Calabuch", Emilio en “El año de las luces”, Carlos en “¡Vivan los novios! o Ricardo en “¿Y tú quién eres?”.

Y, sobre todo, gracias por tu Julián en ”Plácido”, tu Benítez en “Atraco a las tres” y tu Eugenio Martínez en “Los palomos”.

Y por haber otorgado tu entrañable humanidad en “Los Jueves, milagro” a mi favorito de toda tu maravillosa galería, Mauro, el de la estación, que siempre espera un milagro. Y que llega a tenerlo, pues el “santo San Dimas” le devuelve intacta su casa, un viejo vagón de tren.


Gracias por encarnar, en 1993, a Arsenio, el anticuario en la serie “Los ladrones van a la oficina”. Junto a, entre otros, Fernando Fernán-Gómez, Agustín González, José Luis López Vázquez, Paco Rabal, Lola Lemos, Aurora Redondo y Luis Barbero en uno de los repartos más perfectos que haya tenido una serie española.

También te agradezco que hayas coincidido en tu trabajo, a lo largo de los años, con Fernando Fernán Gómez, Rafael Azcona, José Luis López Vázquez, José Orjas, Gracita Morales, José María Forqué, Cassen, Rafael Alonso, Julia Caba Alba, Agustín González, Pepe Isbert, José Luis Sáenz de Heredia… Un verdadero honor para nosotros, vuestros fieles espectadores, que ahora nos estéis viendo todos vosotros desde ahí arriba.

Una lección de vitalidad, entrega y humildad que jamás ha presumido de nada, siendo como es una pieza fundamental del cine español
(Marisa Paredes)


Gracias, Manuel, por haber sabido ser tan tremendamente humilde siendo tan enormemente grande. Y hasta siempre, queridísimo Mauro.

He hecho 312 películas y siempre me lo he pasado muy bien. En mi profesión, me ha gustado hacerlo todo muy sencillo pero muy distinto

(MANUEL ALEXANDRE)

miércoles, 6 de octubre de 2010

Espartaco

“La muerte es la única liberación para el esclavo. Por eso no la temen. Por eso venceremos”


Hace hoy 50 años, el 6 de Octubre de 1960, se estrenaba en Nueva York la película “Espartaco”.


Producida por Bryna Productions para la Universal Pictures y dirigida por Stanley Kubrick, esta película tenía como base la novela homónima de Howard Fast. El guión era firmado por Dalton Trumbo y, en sus escenas de batalla, por Calder Willingham.


Y por Peter Ustinov, ya que el propio actor reescribió algunas de sus escenas con Charles Laughton a petición de éste, que rechazaba rotundamente las escritas en el guión original.

Kirk Douglas, como coproductor del film junto a James C. Katz y Edward Lewis, insistió en contratar para el mismo a dos nombres de la Lista Negra de Hollywood.


Dalton Trumbo sería finalmente elegido como guionista, aunque durante un tiempo el estudio no quiso que apareciera en los títulos de crédito por estar en la citada lista. Kubrick afirmó entonces que él lo incluiría y Douglas utilizó toda su influencia para que Dalton fuera así reconocido.

Y también se contrató al actor Peter Brocco (en las mismas circunstancias que Trumbo) para un papel secundario  en el film. A Brocco le volveríamos a ver en 1967 como Claymare en la serie "Star Trek"  y en 1975 como uno de los maravillosos “locos”, al que llaman coronel, de esa delicia llamada “Alguien voló sobre el nido del cuco”.


La grandiosa banda sonora de “Espartaco” fue obra del prestigioso Alex North, artífice también de la música de “Papá, piernas largas”, “El tormento y el éxtasis”, “Vidas rebeldes” o “Cleopatra”.


Y Russell Metty fue el director de fotografía, que llegó a retirarse del rodaje por considerar que Kubrick no le dejaba hacer su trabajo. El propio Kubrick se encargó de realizar el resto y Russell incluso pidió que se retirara su nombre de los títulos de crédito.

Sin embargo, cuando al año siguiente el film obtuvo el Oscar a la mejor fotografía, le fue otorgada la estatuilla a Metty.


A Laurence Olivier le fue ofrecida la dirección de “Espartaco”, pero él prefirió concentrarse sólo en su actuación. Y realmente hace una composición prodigiosa de su personaje.

David Lean también fue considerado para dirigir esta película. “Breve encuentro”, “Oliver Twist” y “El puente sobre el río Kwai” eran motivos más que suficientes para elegirle. Lean también declinó la oferta.

Fue entonces Anthony Mann el seleccionado para dirigir este proyecto. Sin embargo, tras una serie de desavenencias con Kirk Douglas, éste lo cambió por Stanley Kubrick. Según cuenta Peter Ustinov, Mann fue el artífice de la secuencia de las minas de sal.


Y a Kubrick no se le otorgó durante el rodaje el control sobre el guión que él quería, al considerarlo demasiado moralizante en algunos aspectos. Kirk Douglas también tuvo encontronazos con Kubrick, hasta el punto de llegar a admitir más adelante el actor que se había equivocado al despedir a Anthony Mann. Cuando cinco años más tarde le ofrecieron a Douglas protagonizar “Los héroes de Telemark” accedió sólo con la condición de que Mann la dirigiera.

En 1959, Kirk Douglas estaba muy interesado en hacer el papel de Ben-Hur, pero William Wyler, el director del proyecto,  quería por encima de todo a Charlton Heston. Ofreció entonces a Kirk el papel de Messala, que finalmente hizo Stephen Boyd al rechazarlo Douglas por ser papel secundario.

El propio actor admitiría mucho más tarde que hizo “Espartaco” para demostrar a Wyler y a su equipo que era capaz de hacer una película épica romana comparable a “Ben-Hur”.


Espartaco” recoge un verdadero reparto de lujo. Con el fin de que actores de la talla de Laurence Olivier (Marco Licinio Craso), Charles Laughton (Sempronio Graco) o Peter Ustinov (Léntulo Batiato) aceptaran hacer en ella papeles secundarios, Douglas les ofreció a cada uno de ellos un guión diferente donde se enfatizaba su personaje en particular.


El personaje de Espartaco, como era obvio, lo interpretó el propio Kirk Douglas. Y le acompañaban actores que se estaban haciendo un camino en la gran pantalla, como Tony Curtis (Antonino) o John Gavin (Julio César).


El papel de Varinia fue rechazado por Ingrid Bergman, Jeanne Moreau, Elsa Martinelli e incluso Jean Simmons. La elegida originalmente fue la actriz alemana Sabine Bethmann, pero cuando llegó Kubrick se le volvió a ofrecer el papel a Simmons quien, entonces, sí lo aceptó. Su Varinia es, sin duda, uno de los personajes más bellos que ha dado la pantalla.

El reparto se completaba con actores ya consagrados en el cine clásico como John Ireland (Crixus), Nina Foch (Helena Glabrus) o Woody Strode (Draba). Y Richard Farnsworth, que hacía doble trabajo como especialista. También otros actores hacían aquí su debut, como George Kennedy en el papel de  uno de los soldados que grita: “¡Yo soy Espartaco!


Espartaco” reúne también una larga serie de curiosidades. Como el que en la escena en la que Graco (Laughton) es encontrado culpable de la revuelta contra los romanos, Craso dijera: “En cada ciudad y provincia, la lista de los desleales ha sido compilada”, dirigiéndose en realidad  esta frase a Joseph McCarthy y su caza de brujas con respecto a Dalton Trumbo (uno de los diez incluídos en la Lista Negra).

O el que el propio Trumbo quisiera en el reparto a Orson Welles para el papel de Tigranes Levantus, que finalmente interpretaría Herbert Lom. O el que Tony Curtis se rompiera, durante el rodaje, el tendón de Aquiles jugando al tenis con Kirk Douglas, retrasándose sus escenas hasta su total recuperación.


La versión original incluía una escena en la que Craso (Olivier) intenta seducir a Antonino (Curtis). El Código de Producción y Administración de la Legión de la Decencia se opuso a esta escena y finalmente fue cortada, aunque se recuperó en la restauración de la película de 1991.

Sin embargo, se había perdido la banda sonora y el diálogo debía ser doblado de nuevo. Curtis así lo hizo con su papel pero Olivier ya había fallecido. Joan Plowright, su viuda, propuso a Anthony Hopkins para doblar a Olivier y Anthony aceptó. En los títulos de crédito de la versión restaurada se le agradece a Hopkins su colaboración.



El personaje de Draba, magistralmente interpretado por Woody Strode, es asesinado tras atacar a uno de los senadores y su cuerpo es colgado boca abajo para escarmiento de los otros esclavos. En un principio se iba a colgar una réplica de Strode pero el efecto no era satisfactorio, con lo que es el propio actor el que permanece ahí todo el tiempo sin mover un sólo músculo.

Según cuenta Kalai Strode, el hijo del actor, la réplica no utilizada estuvo colgada en la entrada de los Universal Studios durante varios años.


Y según cuenta el productor James B. Harris, Stanley Kubrick vio en varias ocasiones a Charles Laughton, Peter Ustinov y Laurence Olivier susurrando durante los descansos del rodaje. Suponiendo que estarían hablando sobre él, se acercó a ellos. Cada uno estaba leyendo su parte de guión en voz alta.


Espartaco” obtuvo 4 Oscar de la Academia. Al mejor actor secundario (Peter Ustinov), mejor fotografía, mejor dirección artística y mejor diseño de vestuario. Y también fue nominada al mejor montaje y mejor banda sonora.


Los Globos de Oro también la reconocieron como mejor película, nominando además a Kubrick, a Laurence Olivier, a Peter Ustinov, a Woody Strode y a Alex North como compositor de su banda sonora.

Peter Ustinov y Kirk Douglas recibieron también un Laurel Award por su trabajo y le fue también otorgado a la película el Golden Reel Award en los Motion Picture Sound Editors a la mejor edición de sonido.


lunes, 4 de octubre de 2010

TONY CURTIS

La comedia americana mostraba el pasado Miércoles su lado más triste. Tony Curtis, uno de sus más sólidos representantes, nos dejaba a los 85 años de edad.


Nacido el 3 de Junio de 1925 en Nueva York, Bernard Schwartz provenía de una familia de inmigrantes húngaros. Su padre era sastre y vivían en la parte posterior de su negocio en el barrio del Bronx.


Tras ingresar en la escuela de interpretación Dramatic Workshop de Nueva York, donde compartió aula con Walter Matthau, en 1948 recibió de la Universal su primer contrato para Hollywood, trabajando como galán en películas como “El abrazo de la muerte”,  “Mi mula Francis” o “Winchester 73”. Cambió entonces su nombre por el de Tony Curtis, habiendo utilizado antes otros como James o Anthony Curtis. 


En 1953 consiguió su primer éxito con “El gran Houdini”, donde daba vida al famoso ilusionista. Y fue afianzando su carrera cinematográfica con títulos como “Coraza negra”, “Trapecio”, “Chantaje en Broadway” o “Los vikingos”. 


Y en 1958 consiguió su única nominación al Oscar por su interpretación, junto a Sidney Poitier, en “Fugitivos”, papel por el que Curtis también fue nominado en los Globos de Oro y en los británicos Premios Bafta.


Pero fue en 1959 cuando dio el salto definitivo a la fama, junto a Marilyn Monroe y Jack Lemmon, en “Con faldas y a lo loco”.

Era perfecta. Ingeniosos diálogos y frescas actuaciones. Billy Wilder estuvo brillante y Jack Lemmon y yo lo pasamos muy bien juntos, aunque veníamos de sitios diferentes. Pero nos equilibramos el uno con el otro


Impecable historia de unos músicos que, obligados a escapar de la mafia en el Chicago de la ley seca, deciden travestirse e irse de gira a Miami con una orquesta de mujeres. Tony incluso se permitió aquí licencias como la de parodiar el acento del mismísimo Cary Grant en la famosa escena de la playa.

Entablé una buena amistad con muchos de los actores con los que trabajé. Gregory Peck, Burt Lancaster, Jack Lemmon y Cary Grant… Cary Grant… El actor más grande de todos los tiempos. Podía haber elegido a otro, pero me otorgó el privilegio de estar con él en una película. Jesús. Estar en una película con Cary Grant. Conocerle fue una de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Y fue él también la razón por la que yo quise ser actor


Tony Curtis compartió cartel en la divertida “Operación Pacífico” (1959) con Cary Grant, ya entonces maestro indiscutible de la comedia americana. Curtis aprendió de él en el terreno cómico y terminó dedicándole claros homenajes en algunas escenas de su filmografía, detalle por el que Grant diría: “ Tony Curtis es capaz de imitar a Cary Grant mejor que yo".


Después vendrían recordadas actuaciones de Curtis en títulos hoy ya clásicos como “Espartaco” o  Taras Bulba”, volviendo después el actor al más puro terreno de la comedia de la mano de Blake Edwards, y de nuevo junto a Jack Lemmon, en “La carrera del siglo”.


O en “Boeing, Boeing” (1965), donde compartió cartel con otro gran cómico, Jerry Lewis, al que le unió siempre una gran amistad.

Como anécdota curiosa añadir que, en su momento, Lewis rechazó el papel de Jerry/Daphne (que finalmente interpretaría Jack Lemmon) de “Con faldas y a lo loco”. Lemmon recibió una nominación al Oscar por su actuación y, según cuenta Jerry, le estuvo enviando cada año desde entonces una caja de chocolates en agradecimiento por haber rechazado este papel.

Excelente actor de grandiosa improvisación
(Roger Moore)


Tras prestar su voz para “La semilla del diablo” y compartir cartel con Henry Fonda en “El estrangulador de Boston”, Curtis pasó a la pequeña pantalla, junto a Roger Moore, con la serie “Los persuasores”. Después vendrían otras series como “McCoy” y “Las Vegas”.


"La pintura significa mucho más para mí que cualquier actuación que haya podido hacer"


A partir de los años 80, Tony siguió trabajando para la gran pantalla pero concentrando ya más su tiempo en su otra pasión, la pintura. En 1989 vendió obras por un valor de más de un millón de dólares en su primer día de exposición en Los Ángeles y algunos de sus trabajos se encuentran permanentemente expuestos en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Más adelante se instaló definitivamente en Las Vegas, donde creó el Shiloh Horse Rescue and Sanctuary, un refugio para caballos abandonados o sometidos a abusos situado en la frontera entre California-Nevada. Y en 2002 participó en una de las giras del musical “Sugar”, basado en “Con faldas y a lo loco”, donde interpretó a Osgood Fielding, Jr, el pretendiente de Jack Lemmon en la película.

La fama es otra profesión. Siento que tengo dos profesiones, la profesión de ser actor y la profesión de ser famoso

Tony Curtis fue reconocido en el año 2000 con un Premio Honorífico en el Festival de Sitges. Un año más tarde recibía un especial David di Donatello. Y en el 2008 el Gran Premio Especial en el Festival de Montreal por su contribución al arte cinematográfico.


Gracias, Tony,  por haber formado una maravillosa pareja con Jack Lemmon, Cary Grant y Jerry Lewis. Por tus inolvidables Joe (“Con faldas y a lo loco”), Nicholas (“Operación Pacifíco”), Antonino (“Espartaco”), el Gran Leslie (“La carrera del siglo”) y Bernard Lawrence (“Boeing, Boeing”). Y por todos estos años de simpatía, buen hacer y buen humor.

Y saluda de mi parte a Lemmon y a Grant que, como tú, formarán siempre parte importante en la historia de la gran comedia americana.

"El cine me sigue gustando, porque es mi vida, estoy hecho de celuloide. Empecé a los cinco años viendo películas y eso me hizo ver el sueño que se fue haciendo realidad mientras iba creciendo"
(TONY CURTIS)