domingo, 3 de mayo de 2009

Madres a toda pantalla

Hoy  celebramos  el  Día  de  la  Madre.  Y  yo,  desde  aquí,  quiero  hacerle  un  sincero homenaje a siete madres cinematográficas que me han dejado una huella especial, tanto por el personaje en sí como por la actriz que lo interpretó.


Empezaré por mi favorita, Ma Joad, la madre de "Las uvas de la ira" (1940), maravillosa película de John Ford que retrata a la perfección, a través de una familia de granjeros, las devastadoras consecuencias de la Gran Depresión. Ma Joad es una madre a la que las adversidades hacen aún más fuerte. Mujer a la que dio vida en la pantalla Jane Darwell, actriz teatral y una de las mejores secundarias que ha dado Hollywood.

Jane se nos hizo familiar en títulos hoy ya clásicos como "Lo que el viento se llevó" y "Pasión de los fuertes". O "Mary Poppins", donde sólo aparecía como la entrañable anciana que da de comer a las palomas. Y en otras tantas películas y series de televisión, como "Rin Tin Tin" o "Lassie". Pero fue el personaje de Ma Joad el que la encumbró como una de las mejores actrices del momento. Y con él obtuvo un más que merecido Oscar a la mejor actriz secundaria. Y es que no podía ser de otra manera.


Cynthia Rose Purley... Quizás este nombre no os sugiera gran cosa. Pero si os digo que es el personaje de la madre de "Secretos y mentiras" (1996), más de uno caeréis en la cuenta. Cynthia es una mujer que debe encajar en su vida a una segunda hija de especiales características. La actriz Brenda Blethyn fue la elegida para llevar a cabo este difícil papel, transmitiéndonos maravillosamente la progresión de sentimientos por los que tiene que pasar su personaje.

A Brenda le valió una nominación al Oscar, galardón que se llevó Frances McDormand por "Fargo". Y aunque McDormand está espléndida en su película, yo le hubiera otorgado el premio a Brenda, que hace aquí el papel de su vida.


En la década de los 80, conocimos a Sophie Zawistowski, una madre polaca que ha de enfrentarse a una sobrecogedora elección. En "La decisión de Sophie" (1982), este papel lo llevó a cabo impecablemente Meryl Streep, que antes de esta película ya nos había convencido en la serie "Holocausto" o en "El cazador", y después nos siguió convenciendo en títulos como "Memorias de África" o "Las horas".

Pero su personaje de Sophie, que le valió el Oscar a la mejor actriz, ya pertenece por derecho propio a los grandes papeles de la historia del cine.


De la mano de Luchino Visconti nos llegó la película "Bellísima" (1951), donde se nos presenta a Maddalena Cecconi, una madre que hace lo imposible por introducir a su niña en el mundo del cine, aun en contra de la voluntad de la propia niña. Un tipo de madre real como la vida misma, y que aún hoy se sigue dando.

La actriz italiana Anna Magnani nos pone los pelos de punta con su interpretación de esta temperamental mujer. Y si se pone uno a analizar, tan sólo lo podía haber hecho la Magnani. Y así fue.


En el cine español también hay madres. Y algunas legendarias, como es el caso de la Madre que nos presenta Carlos Saura en "Mamá cumple cien años" (1979). Los cien años de una madre que en ese celebrado día se da cuenta de que sus hijos no son como ella creía.

Rafaela Aparicio, eterna actriz de nuestro cine, nos regala aquí su interpretación más tragicómica, sin duda la mejor de su larga carrera. Gracias, Rafaela.


Las madres también aparecen en los dibujos animados. Como representación de todas ellas hay que destacar a la Madre de Bambi, papel bien interpretado en "Bambi" (1942) por la Madre de Bambi que consiguió, aún saliendo poco en la película, que todo el mundo reprochara a Walt Disney el acabar de aquella manera con su personaje.

Vale que Disney nos quería transmitir así la cruel actitud del ser humano con la Naturaleza pero, hombre, que es la Madre de Bambi...


Terminaré esta personal selección con una sonrisa, más que nada por equilibrar un poco tanta tragedia. Y será de la mano de la Madre de Sheldon, una irritante pero divertida señora con la que Woody Allen nos deleitó en "Edipo reprimido", una de las tres partes en las que se divide la película coral "Historias de Nueva York" (1989).

La actriz Mae Questel da vida en la pantalla a esta peculiar señora, y yo desde aquí le doy las gracias por su genial interpretación. No os diré nada más, sólo que si no la habéis visto, ya tardáis.

Seguro que ahora vosotros me diréis que hay muchas más madres cinematográficas que no he mencionado. Y tenéis razón. Pero yo he seleccionado sólo estas siete por dos motivos. Primero, porque son mis siete madres de cine preferidas. Y segundo, porque el número 7 es el favorito de mi propia madre... ¡Feliz Día, mamá!

3 comentarios:

MENGS dijo...

Estupenda esta gran exposición cinematográfica. Mi mayor enhorabuena por la forma y el fondo.
Yo como ya sabeis, no sé mucho de cine, ni siquiera el Dia de la Madre, pero quiero mencionar aquí a la gran Isabel Garcés, que también interpretó a alguna madre.
No puedo dejar de citar Rumbo a Rio que protagoniza nuestra insigne Marisol, que ya de paso la felicito desde aquí, porque también es su dia.

Clementine dijo...

Gracias, Mengs, me alegro de que te haya gustado.
Por supuesto que hay que mencionar a Isabel Garcés, como madre o no, porque se lo merece ya sólo por aparecer en pantalla. Y como ella, muchas otras que ya pertenecen a la historia del cine.
En este caso, han sido sólo siete las elegidas, y no me ha sido fácil la selección, pero ya se hará una ampliación del tema, que da para mucho.
Besos.

Joselito, el pequeño ruiseñor dijo...

La verdad es que se pueden mencionar muchas más madres de cine, claro, en casi todas las películas salen una o tres. Pero tu selección me parece realmente estupenda. Así que como más que de reprocharte olvidos yo creo que de lo que se trata es de aportar recuerdos, simplemente voy a citar a la madre de celuloide que más me marcó en mi lejana infancia: Amparo Soler Leal en "La gran familia", por dos motivos:
1. Por tener 15 hijos. O sea, más del doble de los que tuvo mi madre, que ya es tener.
2. Por dejar a Chencho al cuidado de Pepe Isbert y permitir que lo perdiera en la Plaza Mayor de Madrid. Si no lo hubiera hecho, nos habría privado de una de las mejores escenas de la historia del cine español.

Y ya está. ¡Vivan las madres!