domingo, 6 de septiembre de 2015

Preciosas pinceladas de la historia del cine

Durante el rodaje de “El club social de Cheyenne” (1970), James Stewart recibía la tremenda noticia de la muerte de su hijo Ronald en la guerra de Vietnam. Henry Fonda, su compañero de reparto en esta película, no sólo le acompañó continuamente, en su mayor parte en silencio, sino que además le regaló un retrato pintado por él mismo de Pie, el caballo que había compartido cartel con Stewart en muchos de sus westerns

Simplemente se descompuso cuando vio la pintura.
Luego le puso una luz encima como si fuera un altar
(Henry Fonda)

El rodaje de la escena de la despedida de “E.T., el extraterrestre” (1982) fue especialmente emotivo... 



Los niños estaban aguantándose las lágrimas, y si hacía tres o cuatro tomas, al final de cada una se venían abajo porque sabían que ése era el último día que iban a pasar con E.T. y que no iban a volver a verle
(Steven Spielberg)


William Holden le quedó tan agradecido a Barbara Stanwyck por insistir en incluirle en el reparto de “Sueño dorado” (1939), primer papel de importancia en la filmografía del actor, que le estuvo enviando flores, año tras año, en el aniversario del primer día de rodaje de esta película. 

Rivales” (1936) fue dirigida en su mayor parte por Howard Hawks pero, debido a una serie de discrepancias entre éste y el productor Samuel Goldwyn, Hawks era retirado del proyecto siendo requerido William Wyler para ponerle buen fin a la película. William no veía con buenos ojos el quitarle la película a otro director y Goldwyn le amenazó con arruinarle la carrera si no aceptaba. Wyler aceptó…


… respetando, eso sí, casi la totalidad de lo ya rodado por Hawks, negándose en redondo a firmar en solitario la película y consiguiendo, además, que el nombre de Howard Hawks apareciera en primer lugar, por delante de él, en los títulos de crédito. Bravo, William. 

En 1964, Jane Darwell recibía de la Walt Disney la oferta de intervenir en “Mary Poppins”. Jane, que llevaba ya cinco años retirada del mundo del cine y viviendo en el Motion Picture Country Home de Woodland Hills, California, declinó la oferta, pero Walt la quería en su película así que se acercó a visitarla personalmente. Y la convenció. Jane, además, fue al rodaje en una limusina que le puso la productora, limusina que, tras finalizar su escena, la llevó de vuelta a su hogar.


Yo conocí a esta mágica mujer que daba de comer a las palomas a toda pantalla y a mi tierna edad de nueve años. Hoy me sigue emocionando su escena. Mil gracias, Jane. 

Laurence Olivier nos ofrecía en “Hamlet” (1948) una de las más memorables actuaciones shakesperianas de la historia del cine.


Y eso que, en una ocasión, interpretando Hamlet en el escenario, Olivier se quedó en blanco durante el soliloquio del “ser o no ser”. ¿Y qué hizo? Se sentó y permaneció así hasta que recordó las líneas olvidadas. 


Let’s Merge era el nombre real de Estrella Ascendente, el caballo protagonista de “El jinete eléctrico” (1979), un purasangre de cinco años disciplinado en una escuela de equitación del valle de San Fernando (California). Como cabía esperar, él y Robert Redford, su compañero de reparto en esta historia, se hicieron muy pronto amigos durante el rodaje de la película, hasta el punto de dedicarse el actor en los descansos al cuidado del caballo.

Cuidar al caballo me mantenía en forma.
A veces me comunico mejor con los caballos que con las personas

Al acabar la producción, Robert compró a Let’s Merge y se lo llevó a su rancho de Utah, donde el caballo vivió dieciocho placenteros años más.


La dama y el vagabundo” (1955) tenía su origen en un pequeño relato, sobre una cocker spaniel, que escribió el propio Walt Disney en 1925 y que en 1939, concebido como cortometraje para sus “Silly Simphonies”, no llegó a realizarse. Más adelante, Disney leía en una revista un cuento escrito por Ward Greene que tenía como protagonista a un perro vagabundo y le pedía a Greene que escribiera un nuevo relato unificando ambas historias. Y de aquí salió uno de los más preciosos clásicos de la factoría Disney. 

Charles Chaplin veía por vez primera a Jackie Coogan en un vaudeville bailando el “shimmy” (popular baile de la época). Sus geniales mímicas y movimientos llevaban al cineasta a incluir al pequeño actor…


… en su cortometraje “Un día de placer” (1919). Después llegaba, por supuesto, “El chico” (1921), maravilloso clásico del cine en el que Jackie nos demostraba su grandeza con tan sólo seis años de edad. 

En 1972, Jackie y Charlie se reencontraban al regresar el segundo a Estados Unidos para aceptar el Oscar Honorífico que le otorgaba la Academia. Jackie era uno de tantos que le esperaban en el aeropuerto de Los Ángeles y Chaplin le reconoció enseguida.


Tras abrazarle, Chaplin se dirigió a la mujer de Coogan , que se encontraba al lado de éste, y le dijo: “No debes nunca olvidar que tu marido es un genio”.


El personaje de Atticus Finch de “Matar a un ruiseñor” (1962) tenía como modelo a Amasa Lee, padre de Harper Lee, autora de la novela en la que se basaba la película. Gregory Peck, que iba a interpretar a Atticus, quiso conocer personalmente a Amasa, creciendo pronto entre ellos una buena amistad. Amasa fallecía durante el rodaje de la película y, posteriormente, Harper le regalaba a Gregory el reloj y la cadena que habían pertenecido a su padre. 


Cuando, al año siguiente, Gregory recogía el Oscar por su extraordinaria interpretación de Atticus Finch, llevaba consigo el reloj de Amasa. 

Durante el rodaje de “Vencedores o vencidos” (1961), Montgomery Clift tuvo serios problemas para recordar su texto, por lo que se hicieron repetidas tomas de su breve secuencia. 


Así que Stanley Kramer, director de esta extraordinaria película, decidía darle cierta libertad en sus frases, comentando con él que esto le aportaría una especial autenticidad a la confusión de su personaje en el interrogatorio al que le someten en el juicio.


Spencer Tracy reforzaba, además, la postura de Kramer, dirigiéndose a Monty con simpatía pero con firmeza y asegurándole que era un grandísimo actor, por lo que iba a conseguir una magnífica interpretación.

Tras finalizar la última toma de la escena de Monty, todo el equipo de la película estalló en un espontáneo aplauso. 


Durante el rodaje de “El Dr. Frankenstein” (1931) había cierta preocupación por si a la pequeña actriz que interpretaba a la niña de la historia le fuera a dar miedo el aspecto de Boris Karloff maquillado como monstruo. Lejos de ser así, cuando el elenco se reunió para desplazarse a la localización de la escena que ambos compartían, la pequeña corrió hacia el coche donde estaba Karloff, ya maquillado, y le preguntó si podía ir con él. Y se fue con la terrible criatura…


El escocés James MacDonald entraba en los estudios Disney como batería para el cortometraje “The band concert” (1935). En orden a perfeccionar su versatilidad musical, MacDonald comenzó a coleccionar viejos instrumentos y artilugios musicales, aumentando así la posibilidad de ritmos. Y si no podía hacer el sonido de algún instrumento, lo simulaba con la boca.

Y llegó así a ser también la segunda voz de Mickey Mouse, entre Walt Disney y Wayne Allwine, de 1947 a 1977.


Y la de muchos otros personajes como la ardilla Chip, las abejas de Winnie Pooh, los pingüinos de “Mary Poppins”, los ladridos de Pluto, el lobo de “Merlín, el encantador”, el ratoncito del no cumpleaños de “Alicia en el País de las Maravillas”, los cuervos de “Dumbo”, tres de los enanitos de “Blancanieves”, Gus y Jaques en “La Cenicienta”, los animales de “La bruja novata”, el timbal en “Fantasía” y algunos sonidos animales en documentales Disney. 

Durante la fase de montaje de “El botones”, Jerry Lewis se encontró casualmente con Dick Van Dyke, quien le comentó que Stan Laurel no se encontraba bien, que estaba muy triste desde la muerte, dos años atrás, de su inseparable Oliver Hardy. Dick sugirió a Jerry llamar por teléfono a Stan, seguro de que a éste le encantaría oírle. Tras conocerse, Jerry y Stan quedaron en más ocasiones en casa del segundo, aunque Jerry no consiguió que Stan aceptase trabajar con él como asesor porque Stan no podía concebir que Jerry realmente le necesitase. 


En 1960, Jerry estrenaba “El botones”, donde aparecía como mágico personaje el actor Bill Richmond con el mismo aspecto de Stan Laurel. 


Y en 1961, Stan Laurel recibía un Oscar Honorífico “por su pionera creatividad en el campo de la comedia cinematográfica”. 


Mítica imagen del final de “Centauros del desierto” (1956), donde John Wayne adoptaba esta postura…


… que era característica del actor Harry Carey, para Wayne “el más grande actor de western de todos los tiempos”. Carey fallecía en 1947 y John le rendía este espontáneo y precioso homenaje ante la presencia en el plató de rodaje de su mujer Olive y su hijo Harry Carey Jr., que también aparecían en la película. 


“Cuando las luces del cine se apagan, empieza la magia”
(Cinema Paradiso)

10 comentarios:

Frank Jones dijo...

Qué buena idea para un post... y qué bonitos todos los gestos comentados. Bravo

Clementine dijo...

Muchas gracias, Frank Jones. Conocía ya unos cuantos de estos bonitos gestos y me dije: "Vamos a sacarlos a toda pantalla". Y aquí están :)

deWitt dijo...

Cuántas anécdotas, cuántas casualidades y, sobre todo, cuántas bonitas amistades. Siempre salen a relucir las disputas por lo que me ha parecido una idea estupenda esta que has tenido. Brava!!

Abrazo

Clementine dijo...

¡Mil gracias, deWitt! Me alegra mucho que te haya gustado. Entre tú y yo... a mí me gustan mucho más las bonitas amistades entre toda esta banda que las disputas, y no es que no me crea que las ha habido, que sé que sí, pero, qué quieres que te diga, me gustan mucho más estas otras de buen rollo y más aún si me llegan a emocionar (con lágrimas) como la de Montgomery y Spencer... qué bonito, ¡Dios! :)

Abrazo muy cinéfilo.

miquel zueras dijo...

Un muy bonito post que te hace sentir mejor al ver este repaso a las emociones humanas y los sentimientos positivos. Tremendo que en una película divertida y con la complicidad que destilaban Stewart y Fonda y que durante el rodaje el primero recibiera una noticia tan terrible.
Karloff llegó a un acuerdo con la niña de esa famosa escena. Le dijo: "Cuando salga de los arbustos haré una seña fuera de cámara, moveré un dedo así, entonces sabrás que soy yo y no te asustarás." La idea de Karloff salió bien y la escena pudo rodarse sin problemas.
Besos, Clementine!
Borgo.

Clementine dijo...

Muchas gracias, Miquel, qué bonito también esto que dices tú...
Y gracias también por tu aportación sobre Karloff y la niña. "El Dr. Frankenstein" es uno de mis clásicos favoritos, me parece una película magistral en todos los sentidos.
¡Muchos besos, Borgo!

Dr. Pepper dijo...

Howdy Clem... pues yo pensaba que Estrella Ascendente acabó sus días en Little Rock, y fue en el rancho de Utah de Mr. Redford. ¿o fue Let´s Merge? Thank you, Mr. Fonda (5 junio 2011) por su pintura. ¿Me podías recomendar alguna película de Pie? (excepto El club social de Cheyenne, que bueno, ya sabes que después de veinte años con Mr. Stewart, Pie se quedaba más en establo que rodando en exteriores).

Clementine dijo...

Howdy, Dr. Pepper... me chiflan tus comentarios :)
Estrella Ascendente en Little Rock, Let's Merge en rancho de Utah... tal cual. Y, sí señor, la pintura, la otra gran pasión de Henry Fonda.
Películas de Pie... te creerás que me las sé. Pero te voy a recomendar la primera en la que compartió cartel con Stewart, cuando se conocieron, sí, y seguro que la has visto: "Winchester 73" (1950, Anthony Mann), aquí se inició su amistad.
Lo que sí te digo es que me has dado una (muy buena) idea para una entrada: "Stewart y Pie, Pie y Stewart". No sé si tendré éxito en mi investigación sobre el tema pero si es que sí, te dedicaré la entrada. I promise you :)

Roberto Béjar dijo...

Maravillosas historias de amistad las que nos cuentas. Me quedo con la actitud de grandes actores en el apogeo de sus carreras acordándose de sus maestros o antiguos compañeros de reparto, como John Wayne con Harry Carey, Jerry Lewis con Stan laurel o Charles Chaplin con Jackie Coogan.

Un saludo!

Clementine dijo...

Es que esos tres gestos que eliges, Roberto, dicen mucho tanto de los que tomaron esa actitud como de los destinatarios de la misma. Preciosos gestos los tres.

¡Otro saludo para ti!