jueves, 11 de junio de 2009

David Carradine, más allá de "Kung Fu"

En 1972, David Carradine se convertía en Kwai Chang Caine, monje de ascendencia chino-americana que crece en el templo Shaolín de China y se convierte en un experto en artes marciales.


La serie era, por supuesto, "Kung Fu" y este personaje, que en un principio iba a ser interpretado por Bruce Lee (fue desestimado por sus rasgos demasiado orientales), llevó a David directamente a la fama ("Cada día, al menos seis personas vienen y me dicen: La serie cambió mi vida"). Keith, uno de los hermanos de David, interpretaba en esta misma serie al mismo personaje en su primera juventud. Robert, el otro hermano, salía en uno de sus episodios. Y el padre de todo el clan Carradine, el legendario John, coprotagonizaba con su hijo David otro capítulo. La serie se prolongó con éxito hasta 1975.


Yo seguí por televisión "Kung Fu". Y me gustaba la filosofía que nos enseñaba este monje shaolín. Seguramente, la serie no cambió mi vida, pero sí me aportó un nuevo punto de vista ante ella. Y es que Kwai Chang Caine decía cosas como: "Si no puedes ser poeta, sé poema", "Ocultar una verdad es fortalecerla y hacerla más resistente" o "No busco conocer las respuestas, sino entender las preguntas". En otras ocasiones, sentenciaba: "Son sólo los ojos los que vuelven ciego al hombre... Un hombre puede mirar, pero no ver". O nos aseguraba: "Dos cosas pueden destruir al hombre: una fuerza exterior y una debilidad interior". Personalmente, le reconozco a David sus demás interpretaciones, que llevó a cabo con discreta corrección, pero también le agradezco su participación en "Kung Fu".


John Arthur Carradine nació en Hollywood el 8 de Diciembre de 1936. Hijo del actor John Carradine y hermano de los también actores Keith y Robert, David fue en su juventud uno de los pioneros del movimiento hippy norteamericano. Estudió en San Francisco teoría musical y composición. Y renegó de la actuación hasta que comenzó a escribir música para una compañía teatral de San Francisco, descubriendo entonces que su lugar estaba en el escenario. Actuó en obras de Shakespeare como "Othelo" y "Macbeth", y en otras como "La muerte de un viajante" o "La tempestad".


Tras pasar dos años en la Armada, se mudó a Nueva York. Actuó en Broadway, y también encontró su lugar en la televisión en series como "El virginiano" o "La hora de Alfred Hitchcock". Y, en 1964, comenzó su carrera cinematográfica con el western "Taggart".


De David Carradine se suele destacar que su personaje en "Kung Fu" le supuso tan absoluto encasillamiento que le impidió demostrar otros registros interpretativos. Nada más lejos de la realidad. David trabajó posteriormente con prestigiosos directores de cine que extrajeron de él una correcta actuación y un trabajo bien hecho. Fue dirigido por Martin Scorsese en "El tren de Bertha" y "Malas calles", y por Robert Altman en "El largo adiós". También trabajó a las ordenes de Ingmar Bergman en "El huevo de la serpiente", y bajo la dirección de José Luis Borau en "Río abajo".


Rodó alrededor de 130 películas, destacando entre ellas "Esta tierra es mi tierra" y "Forajidos de leyenda", en esta última compartiendo cartel con sus hermanos Keith y Robert.


A inicios de los años 90, resucitó a su personaje de "Kung Fu" y produjo y dirigió la película "Kung Fu: la leyenda continúa", en la que le pasaba el testigo a su hijo policía. Quentin Tarantino le rescató para la gran pantalla escribiendo para él el personaje del villano de "Kill Bill 1" (2003) y "Kill Bill 2" (2004) ("Quentin tenía fotos de los protagonistas colgadas en una pared, menos la mía. Le dí una caracterizado de vaquero y, al verla, empezó a reescribir el guión").

En los últimos años, Carradine apareció en un video de los Jonas Brothers, encarnó a un maestro de artes marciales en "El gran Stan", apareció en series como "Mental" y siguió viajando de un continente a otro detrás de un buen guión. Llegó a grabar también hasta 60 temas de todo tipo de música, e incluso llegó a cantar en varias películas. Fue cuatro veces candidato a los Globos de Oro y una a los Premios Emmy.


David Carradine nos dejaba el pasado 3 de Junio. Se encontraba en Tailandia rodando "Strecht", su enésima película sobre las artes marciales. Curiosamente, apenas tenía conocimiento sobre dichas artes con anterioridad a la serie "Kung Fu", pero desarrolló un gran interés por ellas a raíz de ésta, llegando a convertirse en un ávido practicante e incluso a escribir un libro sobre el tema. También protagonizó varios videos sobre la práctica del taichi.


Su enorme personalidad física, heredada directamente de su padre y compartida con sus dos hermanos, fue una de sus señas de identidad. Y este físico lo supo utilizar tanto para recrear su personaje tarantiniano como para convencernos como monje shaolín. A traves, siempre, de una interpretación también muy personal, casi inexpresiva.

Como decía su personaje en "Kung Fu": "Sólo le pertenezco a alguien: a mí mismo".


Hasta siempre, pequeño saltamontes.

7 comentarios:

Teresa dijo...

He de reconocer que nunca me fije demasiado en David Carradine. Aunque suene raro no vine nunca "Kung Fu". Me imagino que era pequeña y mis padres me mandaban a la cama porque no lo recuerdo.Lo que si puedo confirmar es que al que si recuerdo es a su hermano Keith. Siempre me ha gustado como actor y como un tío la mar de interesante.La última vez que lo vi fue en la 2ª temporada de Dexter y, aunque mayorcillo, sigue de toma pan y moja. Un saludillo.

Clementine dijo...

Totalmente de acuerdo en la descripción que haces, Teresa, del hermano Keith. Evidentemente, el más atractivo de los Carradine. Pero yo casi me quedo con el padre del clan, John, un secundario de lujo en la historia del cine clásico. Y de las películas de terror de serie B, que este actor no le decía que no a ningún proyecto.
Carradine for ever...Y que cada uno elija a su favorito.
Saludillos.

dijo...

Es un bonito homenaje. Escucha bien, porque te voy a regalar un chiste zen, quizá el mejor que hayas oído en toda tu vida.

Entra Kung Fu en una zapatería y pide un par de sandalias.
–¿De qué talla? –le pregunta el vendedor.
–Es igual –responde Kung Fu–. Son para llevar colgadas al hombro.

Un beso.

MENGS dijo...

Yo sí vi bastantes capítulos de la serie, me parecia muy entretenida a la vez que nos deleitaba con fragmentos de la filosofia Zen.
¡Que grandes son estos chinos y no precisamente por su tamaño!, y que grandes loa Carradine que nos entrtuvieron durante décadas, evadiendonos por algunos momentos de nuestros problemillas cotidianos.

Alais dijo...

Pues yo ví muy poquito esta serie... Sí que recuerdo que la primera vez que la emitieron tooodo el mundo hablaba del pequeño saltamontes: en el cole,mis hermanas mayores, los mayores-mayores... Pero a mí me mandaban a la cama.
Si que recuerdo que siempre estaba demasiado serio, y me agobiaba que nunca se quedara en ningún sitio por no encontrar lo que buscaba.

Gracias bloguista por acercarnos al actor en este homenaje, espero que ya haya encontrado lo que Kung Fu, su personaje, buscaba.

Jose-Fú dijo...

Yo de niño era achinado y feo (de mayor también) y en el colegio me llamaban Kung-Fu. Traumas aparte, debo reconocer que yo no admiré esta serie hasta que la repusieron en 1989 (creo), porque cuando la estrenó TVE en el año 72 yo era demasiado pequeño, achinado y feo. Pero entonces la disfruté. y mucho. Era otro ritmo, otro mensaje, otras actuaciones, que no se veían en esa época en televisión (eran los años de McGyver, Falcon Crest, Equipo A, etc).
Más cosas: creo que el argumento del spin-off de los 90 ("Kung-Fu la leyenda continúa") no era exactamente así, aunque en todos los periódicos y medios se ha publicado de esta manera. En realidad David Carradine hacía del nieto del Caine de la serie de los 70, y ayudaba a su hijo (eso sí) policía a capturar a los villanos utilizando las artes marciales, que en el mundo de hoy quedaba un poco raro. Yo esta serie la veía y era un poco lamentable (la serie) (bueno, yo también), porque la ponían en una época en la que yo estaba parado y me iba a Granollers a ver a una amiga negra que tenía, y por las mañanas ella trabajaba y yo veía Kung-Fu.
Otra cosa: os recomiendo una película de animación que se llama Kung-Fu Panda. Deliciosa.
Con tanta parida da la sensación de que no he sentido la muerte de David Carradine. Pues sí que la he sentido, y mucho.
Abrazos.

Clementine dijo...

"¿Hacia dónde vas?"
"Eso no lo sabré nunca. Ahora, simplemente, sigo mi camino".

Saludos a todos.