martes, 15 de diciembre de 2009

Lo que 1939 nos dejó

A principios del pasado Agosto, Hollywood celebró el 70 aniversario del mejor año de su época dorada: 1939. En aquel tiempo, los avances en el uso del Technicolor y la mejora en la tecnología de las cámaras comenzaban a dar su fruto.


Se llegó a una cima creativa de Hollywood
(Randy Haberkamp, miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias)

Durante estos años dorados, ayudó mucho el que un grupo de artistas europeos emigraran a Estados Unidos debido a la amenaza del nazismo y la Segunda Guerra Mundial.

Ellos hicieron posible el alineamiento de estrellas. El influjo de su talento tuvo mucho que ver con la calidad de las películas. La gente empezó a ir más al cine y a gastar dinero. Al mismo tiempo, la industria invertía más recursos en hacer mejores películas
(Randy Haberkamp)


“Beau Geste”, “Corazones indomables”, “Las cuatro plumas”, “Esmeralda, la zíngara”, “Sólo los ángeles tienen alas”, “Los violentos años 20”, “Mujeres” o “El joven Lincoln” son algunos de los títulos de este año. Un año maravilloso.


Y como parte de la celebración de este 70 aniversario, desde el pasado mes de Mayo la Academia de las Artes y Ciencias cinematograficas de Hollywood comenzó a exhibir, en el Teatro Samuel Goldwyn Mayer, las diez candidatas a mejor película de 1939.


“Adios, Mister Chips”, “Amarga victoria”, “Cumbres Borrascosas”, La diligencia”, “Lo que el viento se llevó”, “El Mago de Oz”, “Caballero sin espada”, “Ninotchka”, “De ratones y hombres” y “Tú y yo”, fueron los títulos candidatos y la elección de la ganadora no fue fácil debido a la calidad que reunían todos ellos.


El ciclo conmemorativo arrancó con la triunfadora en la ceremonia de los Premios de la Academia de ese año: “Lo que el viento se llevó”, clásico de la historia del cine que precisamente hoy, 15 de Diciembre, cumple su 70 aniversario.

Lo que el viento se llevó” tuvo su origen en una novela. Es más, en la única novela que escribió Margaret Munnerly Mitchell. Nacida el 8 de Noviembre del 1900 en Atlanta, capital del estado sureño de Georgia, Margaret Mitchell pertenecía a una familia de ascendencia irlandesa.

 

De 1922 a 1926 trabajó como reportera y columnista en la publicación de su pueblo natal, el “Atlanta Journal”. Pero en 1926 Margaret sufrió una grave caída que le ocasionó una serie de lesiones en el pie. De ese crítico accidente se desató un estado artrítico agudo que la obligó a dejar de trabajar en el periódico y pasar largas horas del día en cama.

Con el fin de combatir sus largos ratos de soledad y aburrimiento, su marido le sugirió que escribiera un libro con todos aquellos recuerdos contados por sus progenitores y procedentes de su infancia. La autora volcó en la novela, además, sus extensos conocimientos de historia. Dato curioso es el que comenzara la novela por el final y lo último que escribiera fuera el principio.


La historia de esta familia se convirtió de inmediato en un best seller, con cincuenta mil copias vendidas el primer día y con más de millón y medio de ejemplares vendidos tan sólo en el primer año. Un éxito desconocido en el mundo de la edición norteamericana gracias al cual obtuvo Margaret el Premio Pulitzer en 1937.


En el verano de 1949, cuando se dirigía a un cine en la ciudad de Atlanta, un taxi que circulaba a gran velocidad se llevó por delante a la escritora, dejándola en una grave situación. Al cabo de cinco días, el 16 de agosto de 1949, Margaret fallecía a causa de las heridas del accidente.

Los habitantes de Atlanta, su ciudad natal, aseguran que fue Margaret Mitchell quien puso a la ciudad en el mapa cuando tan sólo era un pueblo ferroviario.


Hoy en día se conserva como museo la casa en la que habitara la autora durante la primera mitad del siglo XX, y su arquitectura guarda bastantes diferencias respecto a los edificios de alrededor.


Al igual que un siglo antes lo hiciera Emily Brönte con “Cumbres Borrascosas”, Margaret Mitchell nos dejaba a los 48 años de edad dejando tras de sí tan sólo una única novela. Eso sí, una gran novela.

***
Katharine Brown, colaboradora del productor cinematográfico David O’Selznick, le envió a éste en Mayo de 1936 las pruebas de imprenta y la sinopsis de la novela de Margaret Mitchell, con la entusiasta recomendación de que comprara los derechos de adaptación al cine.


Un mes después de la publicación del libro, en Junio de 1936, Selznick se hizo con esos derechos.

Y comenzó la selección del reparto. Para el papel de Rhett Butler no se plantearon muchas dudas. Los cuatro únicos actores que había considerado Selznick eran Clark Gable, Gary Cooper, Errol Flynn y Ronald Colman.


Sin embargo, el productor comenzó a recibir innumerables cartas en las que se pedía que Rhett fuera interpretado por Clark Gable. A Selznick también le gustaba esta opción. El problema era que Gable tenía contrato con la Metro Goldwyn Mayer y era necesario hacer un trato con ellos para que Clark fuera cedido.


Curiosamente, al único que le disgustaba esta idea era al propio Clark Gable que, incluso siendo el papel por el que más se le recordaría en toda su carrera, vio toda la vida este título como una “película de mujeres”.


Para el papel de Scarlett O’Hara, la protagonista de esta historia, el proceso fue mucho más lento, alargándose a dos años el llegar a su elección. Fueron unas 1.400 actrices las que pasaron la prueba para el papel de Scarlett.

Entre otras, optaron a este papel Jean Arthur, Lucille Ball, Tallulah Bankhead, Bette Davis, Claudette Colbert, Joan Crawford, Paulette Goddard, Katharine Hepburn, Carole Lombard, Norma Shearer, Barbara Stanwyck, Margaret Sullavan, Susan Hayward, Frances Dee, Lana Turner, Joan Bennett y Olivia de Havilland.


Curiosamente, De Havilland fue elegida finalmente para interpretar a la otra mujer importante de la historia: Melanie Hamilton. Pero esta oportunidad le vino de rebote pues para este papel había hecho una prueba anterior su hermana en la vida real, la actriz Joan Fontaine, que apareció toda engalanada para la prueba y fue rechazada precisamente por tanta ostentación.

Fontaine reaccionó diciendo que si querían a una actriz sosa llamaran a su hermana (la relación entre ellas era bastante inexistente) y O’Selznick no sólo hizo la prueba a De Havilland sino que finalmente le dio el personaje.


Y buena elección la del productor pues Olivia llevó a cabo una impecable interpretación.


Existen dos teorías sobre la elección de Vivien Leigh como Scarlett. Una cuenta que ya estaba secretamente elegida en Febrero de 1938 y se hizo el resto del casting para darle publicidad al proyecto.


La otra teoría, más dramática e interesante, sostiene que el hermano de Selznick, Myron, que era entonces agente de Vivien, se la presentó en el rodaje de la escena del incendio diciéndole: “David, te presento a Scarlett O’Hara”. Aún hoy no se sabe la verdad con absoluta certeza.


En cuanto al personaje de Ashley Wilkes, y aunque Selznick había considerado antes a Vincent Price y a Melvyn Douglas, finamente le fue ofrecido a Leslie Howard. Pero Leslie, a sus 46 años, se veía mayor para el papel.

El sueño de Howard siempre había sido ser productor y Selznick lo sabía. Y le propuso un trato. Le presentó a una joven actriz sueca llamada Ingrid Bergman, y le ofreció la oportunidad de producir y protagonizar lo que sería el debut de ella en Hollywood: “Intermezzo”.


Howard aceptó entusiasmado y, tras producir y coprotagonizar con gran éxito su película, se metió de lleno en el papel de Ashley. Y aquí tampoco se equivocó Selznick.


Hubo otros datos curiosos en el reparto. Hattie McDaniel, la entrañable Mammie en esta historia, fue la primera actriz afroamericana en ser nominada y ganar, además, el Oscar. Lillian Gish fue considerada, en un principio, para hacer de la madre de Scarlett. Pero finalmente fue elegida Barbara O’Neil, en la vida real tan sólo tres años mayor que Vivien Leigh, su hija en la historia.

Y para el papel de Bonnie Blue Butler, la hija de Rhett y Scarlett, se llegó a plantear la posibilidad de que lo hiciera Elizabeth Taylor. Finalmente fue elegida Cammie King Conlon, quien debutó en la gran pantalla con tan sólo cuatro años de edad en un papel por el que sería recordada durante toda su vida.

Completaban el reparto figuras de la talla de Thomas Mitchell como el padre de Scarlett (curiosamente Thomas obtuvo este año el Oscar por su papel en “La diligencia”), Jane Darwell, Ward Bond o Richard Farnsworth.


También la dirección de la película fue cambiando a lo largo del rodaje. Llegó a rodarse con cinco directores distintos: Reeves Eason, Sam Wood, William Cameron Menzies, George Cukor y Victor Fleming.

Y aunque George Cukor fue excluído de la producción, continuó dirigiendo en privado a Vivien y a Olivia en los fines de semana que ellas le requerían. Por algo era conocido como "el director de mujeres". Afortunadamente, sobrevivió una escena rodada por Cukor en la película: el nacimiento del niño de Melanie.


Cuando Victor Fleming asumió la dirección de la película, rechazó el guión ya escrito de Sydney Howard. La producción se cerró durante 17 días mientras Ben Hecht reescribía el guión. Pero Hecht, que consideraba soberbio el guión de Howard, lo utilizó de base para su reescritura.


"Lo que el viento se llevó" se estrenó el 15 de Diciembre de 1939 en el Gran Teatro Loews, que se engalanó con un falso porche de columnas blancas a imitación del típico estilo arquitectónico del sur de Estados Unidos. Tuvo un éxito arrollador.


8 Premios Oscar avalaron la calidad de la producción: Película, Director (Victor Fleming), Actriz principal (Vivien Leigh), Actriz secundaria (Hattie McDaniel), Guión adaptado, Fotografía, Direccion Artistica y Montaje. Y Selznick, artífice de esta gran película, recibió, más que merecidamente, el Premio Irving Thalberg.


Y 5 nominaciones más corroboraron su magnitud: Actor principal (Clark Gable), Actriz secundaria (Olivia de Havilland), Música original, Efectos visuales y Sonido.

Para conmemorar el 70 aniversario de "Lo que el viento se llevó", se ha vuelto a editar en DVD con especiales características.


Y es que todo parece poco a la hora de rendir tributo a una de las mejores películas de la historia del cine.


Y a uno de los mejores personajes que ha dado la literatura.

Gracias, Margaret.

8 comentarios:

señoritaegcarlata dijo...

¡Menuda cosecha la del 39, qué barbaridad!
Interesantísimo todo lo que cuentas sobre "Lo que el viento". Yo leí la novela muy jovencilla (14 ó 15 tendría) y mi madre me había contado que Gable había hecho de Rhett en la peli, así que devoré el libro viéndolo en el personaje y no podría imaginármelo de otro modo.También me habló de Vivian y supongo que de Olivia, pero a ellas no las conocía por aquel entonces.
Años después (no muchos) me enteré de que la ponían en el cine (en el cine Roma, con un descanso de 20 minutos para estirar las patas) y allí la ví.Me gustó mucho, claro que sí, pero no tanto como la novela. Ya entonces me pareció que, aunque durase 4 horas, era imposible recoger todo lo que transmitia el libro, que deberían haber hecho una teleserie de 30 horas por lo menos.
Y luego la he visto a ratos en las repetidas reposiciones de la tele, pero confieso que nunca la he vuelto a ver entera, toda del tirón.
Bueno, que gracias por el pedazo de información informativa.

Wolffo dijo...

Hay algo extraño en esta película, sin duda, extraordinaria. A mí me gusta verla, aunque al visionarla siempre me queda un mohín de disgusto por el doblaje (quizá debería verla en VO, pero soy muy vago para eso y no disfruto las pelis igual) y porque los personajes me caen mal: no soporto, me ataca los nervios, la prota, Scarlett. No entiendo que esté enamorada de un sinsangre como el soso de Ashley, que además, es tan amanerado que dan ganas de espabilarle a guantazos. Melania es tan cursi como una zapatilla de pelo rosa y el bobo de Rhett, persiguiendo a la malcriada y no sé... luego la historia me parece de traca, o sea, una gilipollez pomposa y recargada, con diálogos imposibles y una especie de cursilería esencial.... la música y el color tan artifical es lo único que me gusta espontáneamente de la peli. Y digo es una cosa extraña porque, si cada una de sus partes me resulta detestable, ¿cómo es posible que me guste el conjunto?
Pues me gusta.
Como tus posts, Clemencia Fernanda.
Un beso enorme.

Clementine dijo...

Te puedo asegurar, Wolffo, que es la más original crítica de cine que he leído nunca. Y que me he reído un rato largo.
Y estoy de acuerdo contigo en lo del doblaje, que no la favorece en absoluto, al contrario, la perjudica bastante. Yo la he visto en versión original en el cine y es maravillosa.
Porque a mí me encanta la historia (y la del libro, que también me lo he leído), y Escarlata me parece muy buen personaje. En cuanto a Ashley y Melania, es precisamente su doblaje el peor, porque los dos son buenos actores. Pero si a pesar de todo, te gusta el conjunto, enhorabuena, porque tienes un gusto cinéfilo exquisito.
Así como la Señoritaegcarlata, que también aprecia en lo que valen el libro y la película.
Gracias a los dos por compartir con Clementine vuestros recuerdos de Tara.
Besos.

José Thirtynine dijo...

¡Caramba con 1939, ese año que en España solamente nos dejó a Franco!
Debo decir que de esa cosecha que citas del 39, la película que más me gusta y a la que más cariño tengo es "Ninotchka". Ese Lubitsch en estado de gracia (bueno, ¿alguna vez no lo estuvo?) y esa Greta Garbo a la que no puedes evitar adorar...
Y un poco avergonzado y con el rabo entre las piernas (bueno, ¿alguna vez no lo estuvo?), tengo que reconocer que "Lo que el viento se llevó" me aburre un poquejo. Me gusta verla doblada, con esas voces rancias y viejunas que son las únicas que tolero a la hora de ver cine doblado, pero... se me hace demasiaado ñoña, sabiendo que estoy ante una maestra del cine, por supuesto. Ah, y cada vez que veo el fotograma que has colgado de Scarlett, Prissy y el corsé, no puedo evitar recordar un gag de Martes y Trece en el que Millán era Prissy y en vez de ojos tenía dos pelotas de ping-pong pintadas que se movían mucho.
Francamente, querida, a Dios pongo por testigo de que me importa un bledo pasar hambre, Señoíta E'carlata.
Y dicho esto, me tiro por las escaleras.

El Tirador Solitario dijo...

Te estoy hablando de memoria, Clementine ¿Te suena algo que cuando el casting de "Lo que el viento..." Cukor le decía a algunas de las descartadas que no se preocuparan, que las pensaba llamar para un proyecto inmediato, que creo que era la película "Mujeres"?
Porque lo mismo es una leyenda cinéfila, vaya usted a saber.

Por cierto, hace muy poco acabo de ver una de esas joyas de 1939, "Esmeralda la zíngara", y me pareció de nuevo fabulosa.

Buen domingo, (Yo ya me voy recuperando paulatinamente de lo Vértigo...)

Clementine dijo...

Puede ser cierto, Tirador, porque a Cukor le largaron del rodaje pero él siguió dirigiendo en su casa a las actrices de la película, que para allá iban todas. Y es que sabían, como el resto de la humanidad cinéfila, por qué llamaban a Cukor "el mejor director de mujeres".
Y la película "Mujeres" la hizo precisamente para desquitarse de esto, con uno de los mejores repartos femeninos, si no el mejor.
"Esmeralda, la zíngara" es otro muy buen título que añadir a la cosecha de 1939, y la mejor versión de la historia de Quasimodo, con permiso de Disney.
Y me alegro de que te vayas recuperando de lo de "Vértigo". No merece la pena sufrir a lo tonto...
Buen Domingo para ti también.

Anónimo dijo...

Las habrá de mejores, mucho mejores, pero "Lo que el viento se llevó" es la película por excelencia. Dudo que haya alguien con uso de razón que no haya oído hablar de ella. Y está el "Rey", Gable....
En fin.....

Clementine dijo...

Una gran película, Anónimo, que siempre estará en la historia del cine por méritos propios.