El 30 de Enero de 1991, hace hoy 20 años, se estrenaba en Nueva York “El silencio de los corderos”, una inteligente historia magistralmente dirigida por Jonathan Demme.
Basada en “The silence of the lambs” (aquí llamada “El silencio de los inocentes”), novela que Thomas Harris escribió en 1988, la película contó con un cuidado guión de Ted Tally y una envolvente banda sonora de Howard Shore, compositor artífice entre otras de “Ed Wood”, “Ni un pelo de tonto”, “Seven” o la trilogía de “El señor de los anillos”.
Muchos actores fueron considerados para interpretar al genuino Hannibal Lecter. John Hurt, Christopher Lloyd, Patrick Stewart, Louis Gossett Jr, Robert Duvall, Jack Nicholson o Robert De Niro fueron algunos de los candidatos.
Y Jeremy Irons, que rechazó la oferta porque acababa de dar vida en la pantalla a Claus Von Bulow en “El misterio Von Bulow” (1990) y no vio demasiado conveniente interpretar a otro oscuro personaje tan de inmediato.
Afortunadamente para la historia del cine, Jonathan Demme eligió finalmente a Anthony Hopkins, camaleónico actor inglés al que eligió por su interpretación del Dr. Frederick Treves en “El hombre elefante” (1980).
Al enterarse de esto, Anthony objetó que el Dr. Treves era una buen hombre, a lo que Demme le contestó: “Así es Lecter, un hombre bueno también, pero atrapado en una mente insana”.
Hopkins se preparó a conciencia su papel visitando las cárceles y estudiando los archivos de asesinos convictos y asesinos en serie, a cuyas audiencias judiciales asistía también.
Importantes fueron también sus valiosas aportaciones a la hora de enriquecer su personaje, hoy uno de los más recordados de la gran pantalla. Según sus propias declaraciones, la voz que le otorgó a Hannibal Lecter era “una combinación de Truman Capote y Katharine Hepburn”.
Hopkins además convenció al director y a la diseñadora de vestuario para que, en determinadas escenas, le cambiaran el mono de color naranja por uno de color blanco con el fin de hacer que el personaje resultase más inquietante, idea que le vino al actor por su miedo a los dentistas.
El recordado gesto que hace Hannibal Lecter tras la frase "me comí su hígado acompañado de habas y un buen Quianti" no estaba incluído en el guión, sino que fue algo espontáneo que se le ocurrió a Anthony durante el rodaje de la escena. Al director le gustó tanto este detalle que lo incluyó en el montaje final. Hoy, indudablemente, es un rasgo distintivo de este personaje.
Para Anthony Hopkins, el personaje de Lecter es lo más parecido al HAL de Stanley Kubrick en “2001: una odisea del espacio” (1968). Una muy compleja y muy inteligente máquina de matar altamente lógica que parece saber todo lo que sucede a su alrededor.
Para nosotros, sus espectadores, Hannibal Lecter es realmente uno de los personajes más inteligentes que nos ha regalado la gran pantalla.
Trescientas candidatas accedieron al papel de la protagonista de esta historia, Clarice Starling. Entre ellas, Meg Ryan, Melanie Griffith y Michelle Pfeiffer.
Durante el proceso de escritura del guión, Ted Tally sugirió para este papel el nombre de Jodie Foster, quien estaba realmente interesada en interpretarlo. Sin embargo, cuando fue contratado, el director Jonathan Demme vio más apropiada a Michelle Pfeiffer. Michelle lo rechazó finalmente por considerar el film demasiado violento y Demme volvió a Foster, reconociendo esta vez en ella la fuerza y determinación que requería su personaje.
Jodie Foster pasó mucho tiempo preparando su personaje con el agente del FBI Mary Ann Krause, quien le aconsejó la idea de que en una de las escenas Clarice rompiera a llorar. Una buena forma de conseguir liberación emocional en un trabajo tan sumamente absorbente.
Y para el papel de Jack Crawford, superior de Clarice y tercer protagonista de esta historia, fueron considerados actores como Michael Keaton, Mickey Rourke y Kenneth Branagh.
Finalmente fue elegido Scott Glenn, rostro ya conocido por la pequeña pantalla y, sobre todo, por películas como “Nashville”, “Apocalypse Now”, “Elegidos para la gloria” o “Silverado”.
Glenn, Foster y Demme, entre otros miembros del equipo, acudieron a una serie de clases en el centro de formación del FBI en Virginia y estudiaron sobre las armas de fuego y los perfiles criminales.
En un principio la idea era estrenar “El silencio de los corderos” en el otoño de 1990. Sin embargo, Orion Pictures, su distribuidora, decidió retrasar su lanzamiento hasta finales de Enero de 1991 con el fin de poder concentrarse en la promoción para los Oscar de otro de sus títulos, “Bailando con lobos”.
Así fue como “El silencio de los corderos” se convirtió en una notable excepción a la creencia popular de que las películas estrenadas a principios de año son olvidadas fácilmente en las nominaciones a los Oscar del año siguiente.
Y es que “El silencio de los corderos” obtuvo en 1992 los cinco premios principales de la Academia de Hollywood: película, director, actor principal (Anthony Hopkins), actriz principal (Jodie Foster) y guión adaptado, siendo también nominada al mejor montaje y sonido.
Jonathan Demme fue premiado como mejor director en el Festival de Cine de Berlin y en el Ámsterdam Fantastic Film Festival. Y la película obtuvo también el Globo de Oro a la mejor actriz, siendo también nominada al mejor actor, película, director y guión.
Los ingleses Premios Bafta la galardonaron en las categorías de mejor actor y mejor actriz y la nominaron a mejor fotografía, director, montaje, película, banda sonora, guión adaptado y sonido. Y los Saturn Award de la Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films la premiaron al mejor actor, película, maquillaje, guión, y la nominaron la mejor actriz, vestuario, director y música.
También galardonada en los Edgar Allan Poe Award como mejor película, “El silencio de los corderos” fue además nominada a la mejor película extranjera en los franceses Premios César y en los Premios de la Academia japonesa.
Razones, pues, no le faltan a esta película para ser considerada como una de las mejores de la historia del cine. Aunque también es perfectamente lícito el no querer verla porque no interese el género policíaco o porque resulte realmente duro el tema que trata.
Pero incluso en esos casos me quedaría a mí un motivo de gran fuerza para recomendar enormemente su visionado: Anthony Hopkins.
"Es una gran película. Admiro a Jonathan Demme, y fuimos muy afortunados de contar con él y Ted Tally, y tuvimos mucha suerte con el elenco"
(Thomas Harris)