martes, 27 de noviembre de 2012

TONY LEBLANC

Le tocaron palos muy diversos, el mejor en nada pero ha hecho de todo. Quien mucho abarca poco aprieta, dice el refrán, en el caso de mi padre no se cumplió, ha abarcado mucho y ha apretado de narices
(Tony Leblanc Jr.)


El pasado Sábado se entristecía tremendamente nuestro corazón cinéfilo. A los 90 años de edad, Tony Leblanc, uno de los más grandes cómicos de nuestra escena, se nos iba derechito al firmamento de las grandes estrellas llevándose con él nuestros mejores recuerdos.

Como Ignacio Fernández Sánchez viniste al mundo, Tony, el 7 de Mayo de 1922… en el Museo del Prado de Madrid.

“Mi padre era el vigilante allí. Mi madre rompió aguas una tarde que fue a visitarle y tuvo que darme a luz en el interior. Nací, concretamente, en la sala de los tapices de Goya, ¿se puede ser más castizo?”


Y ahí, en el Museo del Prado, empezaste a ganarte la vida como botones y ascensorista, llevándote además un dinerillo extra al encargarte también de limpiar las salas de Goya y Velázquez. Y mientras, aprendías también a bailar…

Después llegaron el fútbol y el boxeo…

“Yo practicaba simultáneamente el fútbol y el boxeo. En fútbol, jugué cuatro años en primera regional y uno en tercera división… Jugaba de portero. Precisamente, jugando en el Chamberí, ascendimos de primera regional a tercera división gracias a un penalti que paré ”


“En el boxeo fui campeón amateur de Castilla en los pesos welter y llegué a disputar treinta y tantos combates como profesional. Como había sido bailarín, mi fuerte era el movimiento de piernas, tenía un desplazamiento muy bueno. Pero también pegaba muy bien y muy duro con la derecha. Hacía mucho daño y eso no me gustaba. Alguna vez que dejé KO al otro púgil, no pude disfrutar del triunfo porque estaba preocupado por mi rival. La verdad es que no tenía alma ni espíritu de boxeador”


“Por entonces, yo peleaba los sábados y jugaba con el Chamberí, ya en tercera división, los domingos. Un día me llamaron del sindicato y me enseñaron dos programas. En uno figuraba mi nombre, Tony, en la alineación del equipo. Y en otro aparecía un tal Fernández Leblanc, que era mi nombre de boxeador. Tuve que admitir que era yo en los dos casos. Se rieron mucho, porque nunca habían oído hablar de nada parecido. Luego el presidente de la Federación me llamó y me dijeron que tenía que dejar una de las dos cosas, así que dejé el boxeo. De paso, le di una gran alegría a mis padres, hijo único como era”


En 1944 debutaste profesionalmente con la compañía de Celia Gámez. Dos años después llegaron “Las horas inolvidables”, obra de teatro a la que siguieron “Doña Mariquita de mi corazón” y “Cinco minutos nada menos”. Colaboraste también con la compañía de Ana Mariscal en “La maravilla errante” y fuiste director y primer actor en la compañía de Manuel Paso.

“He sido boy, músico, actor, toco la guitarra, la batería y, sobre todo, la trompeta… De niño era el que mejor silbaba de España”

Y en 1942 fuiste campeón de España de claqué

También en 1944 debutaste en la gran pantalla, dirigido en “Eugenia de Montijo” por José López Rubio y compartiendo cartel, entre otros, con Amparo Rivelles y Fernando Rey.


Y a este título siguieron otros como  “Los últimos de Filipinas”, “Fuenteovejuna”, “Alhucemas”, “La cigarra”, “Currito de la Cruz”, “El pescador de coplas”, “Faustina”…

“Les he oído decir a muchos compañeros que ellos fueron los primeros en hacer las pruebas de televisión.
¡Pero si el primero fui yo!”


Cierto, fuiste de los pioneros en la pequeña pantalla. Entre los años 50 y 60 apareciste en varios programas de televisión como “Las Gomas”, “La Goleta”, “Gran Parada”, “El que dice ser y llamarse”, “En órbita”, “Cita con Tony Leblanc” o “Canción 71”, inmortalizando además televisivos personajes como Cristobalito Gazmoño, el profesor Don Anselmo Carrasclás y el boxeador Kid Tarao.

“Tony Leblanc nació en el Museo del Prado. Su padre dijo que estaba destinado a ser pintor. No se equivocó, dibujó muchas sonrisas”
(Carlos del Amor, periodista de TVE)


Y mientras, en la gran pantalla,  otros títulos como “Los ángeles del volante”, “Entierro de un funcionario en primavera”, “Historias de Madrid”, “La fiel infantería”, “Días de feria”, “091 Policía al habla”, “Los económicamente débiles”…

Incursiones cinematográficas que simultaneabas, con igual éxito, sobre los escenarios con revistas tan célebres como “Te espero en el Eslava” o “Ven y ven… al Eslava”, ambas junto a Nati Mistral.


Entre 1961 y 1962 dirigiste tres películas: “El pobre García”, “Los pedigüeños” y “Una isla con tomate”. Y a las tres les aportaste también tu propia historia y guión y tu propia música.

“Dirigí, produje, escribí, interpreté y hasta compuse la música… En teatro ocurrió algo similar cuando, en el Eslava de Madrid, presenté una obra, “El pobre Jorge”, que yo había escrito y en la que, además de dirigir, interpretaba al único personaje de la función… En el teatro está la esencia del actor. Ahí no te puedes equivocar”

También a toda pantalla fuiste para nosotros Jorge en “Dos cuentos para dos”, Felipe en “La revoltosa”, el chófer de la camioneta en “Historias de la radio”, Rafael en “Manolo, guardia urbano”, Pepe, el taxista en “Muchachas de azul”, Manolo en “El tigre de Chamberí”…


“’El tigre de Chamberí’ gustó hasta tal punto que la gente me llamaba por la calle ‘¡tigre, tigre!’, aunque, en realidad, el papel del tigre lo hacía Peliche Ozores. Yo era su manager, un aprovechado que engañaba al pobre infeliz para que subiera al cuadrilátero”


Lucio García en “Don Lucio y el hermano pío”, Pepe en “Tres de la Cruz Roja”, Tom y Tim Rodríguez en “Torrejón City”, Lorenzo en “Las estrellas”, Mike en “La dinamita está servida”, Pepe Fernández en “El astronauta”…

“Tenía tanta luz que no necesitaba chupar foco para quitárselo a los compañeros. Era único y especial. Para mí, Tony Leblanc ha sido todo: mi maestro, mi amigo, mi hermano”
(Concha Velasco)



Formando una inmejorable pareja a toda pantalla con Concha Velasco fuiste Pepe en “Las chicas de la Cruz Roja”, Manolo en “El día de los enamorados”, Virgilio en “Los tramposos”, Ramón Ramírez en “Amor bajo cero”, Juan en “Mi noche de bodas”, Aparicio López en “Julia y el celacanto”, Teodoro Caballero “El Señorito” en “Sabían demasiado”, Felipe Carasco en “Historias de la televisón”, Tony en “Hoy como ayer”, Paco “Cocosabio” en “Los que tocan el piano”, Johnny en “Una vez al año ser hippy no hace daño”…

"La risa es, junto al amor, lo más importante de la vida… Me hice cómico para evitar los callos en las manos, pero salen en el corazón”

Y cómo olvidar a tu Don Mendo Salazar y Bernáldez de Montiel, Marqués de Cabra, en la representación teatral de 1972 de “La venganza de Don Mendo”, en el maravilloso “Estudio 1”…


Otros títulos de tu filmografía fueron “Los subdesarrollados”, “El hombre que se quiso matar”, “El dinero tiene miedo”, “El sobre verde”, “La casa de los Martínez”, “Ligue story”, “Celos, amor y Mercado Común”… Y “Tres suecas para tres Rodríguez”, título de 1975 con el que decidiste retirarte de la gran pantalla.

Y en 1977…

“Fue en el programa “Martes noche… Fiesta”, que José María Iñigo presentaba en directo desde la sala de fiestas Florida Park. El reto consistía en hacer algo que no se hubiera hecho en televisión española ni en ninguna televisión del mundo. Yo salí al escenario con una funda de guitarra. Abrí la funda y saqué un plato, una manzana y un cuchillo. Pelé la manzana durante siete minutos, me la comí y me marché. Aquel fragmento ha quedado en la historia de la televisión, pero si alguna de las más de 500 personas que había entre el público hubiese simplemente gritado, mientras pelaba la manzana, ‘¡a que se la come!’, me habría echado todo abajo. Yo miraba a la gente y les oía reír. La verdad es que temblaba por dentro y estaba empapado de sudor, pero supe sostener la situación hasta el final. Un corresponsal del Times, que estaba entre el público, me calificó de genio en su periódico”

“Adiós a un fenómeno. Adiós a un artista GRANDE. Adiós a un amigo”
(Santiago Segura)


En 1983 el  terrible accidente de tráfico, y en 1998 tu vuelta a la gran pantalla de la mano de Santiago Segura y su Torrente. Antes de su oferta, habías recibido otras propuestas cinematográficas por parte de Luis García Berlanga y Antonio Mercero, propuestas que no aceptaste por no encontrarte lo suficientemente recuperado.


En 1987, añadiste a tu faceta de escritor el guión de la comedia “La terrible verdad de mis cuentos” y el poemario “En la otra orilla de mi vida”. Y en 1999, “Ésta es mi vida”, tu libro de memorias.

“Cántame un pasodoble español,
que al oirlo se borran mis penas,
cántame un pasodoble español,
‘pa’ que hierva la sangre en mis venas...”

Y antes, en 1970, habías sido el autor de un pasodoble de éxito, “Cántame un pasodoble español”, creado para la revista de la artista folklórica Lolita Sevilla “Un pasodoble español”.

“Yo le decía siempre ‘Tony, nos vas a enterrar a todos’
y él respondía ‘que Dios te oiga’”
(Imanol Arias)


En 2001 volvías a la pequeña pantalla a través del quiosquero Cervan de la serie “Cuéntame cómo pasó”.

“Entrar en las casas es una de las cosas más peligrosas que hace la televisión… Noto que los españoles me quieren, que la gente se emociona conmigo hasta cuando voy al médico”


En 1980 obtuviste la Medalla al Mérito del Trabajo, en 1994 el Goya Honorífico, en 1998 el Goya al mejor actor de reparto por “Torrente, el brazo tonto de la ley”  y en 2002 la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes.

Y en Enero de este 2012 que ahora acaba, desvelabas a ABC tu carta para los Reyes Magos: “Salud, paz y trabajo para todos. Para mí no, que ya soy muy mayor. Sería una tontería, aunque bueno, las tonterías me han llevado donde he llegado

“Yo no soy importante porque no tengo enemigos importantes.
Eso sí, mi corazón no para, está en constante monólogo”


El gran Tony Leblanc. En las historias de la radio, en las historias de la televisión… Y en la historia del cine y del teatro.

No te diré adiós, Tony, ni siquiera te diré hasta siempre. Te diré hasta la próxima. Porque sé que sabes que tú y yo volveremos a quedar, una y mil veces, a través de tus películas, a través de tus genuinos personajes, a través de tus maravillosas interpretaciones…

Pero sí te quiero dar las gracias, y de todo corazón. Gracias por tu enorme profesionalidad, por tu inigualable sentido del humor, por regalarnos escenas cinematográficas maravillosas junto a Pepe Isbert, otro grande. Gracias por tu naturalidad y tu incomparable gracia. Gracias por la escena de la estampita. Por formar en la gran pantalla una pareja de lujo con Concha Velasco. Por compartir, en esa misma pantalla, momentos únicos con José Luis Ozores, con José Luis López Vázquez, con Manolo Gómez Bur, con Antonio Ozores, con Antonio Garisa… 


Y sobre todo, gracias por ser Tony Leblanc, no se te podía haber ocurrido mejor personaje.

“Que nadie se preocupe cuando me muera,
nací para quitar las preocupaciones”
(TONY LEBLANC)

7 comentarios:

El Tirador Solitario dijo...

Me ha encantado leer esta entrada, Clementine, y es que Tony Leblanc es, era, un personje en todos los sentidos. Fíjate que desconocía que su debut en el cine había sido de la mano de mi admiradísimo paisano José López Rubio, aunque creo que en Los ultimos de Filipinas ya salía unos segundos...Recuerdo lo que me divirtió de pequeño ver en el cine, en el Coliseo, aquella de El astronauta, un filme que es pura escuela Bruguera, puro espíritu Ibáñez..
Sí, señora, se nos ha ido uno muy, muy grande.

Pablo J. Álvarez dijo...

No olvido aquel fin de año en que mis padres me dejaron en casa de mi tía para irse a partir el año como adultos, me sentía extraño y solo... hasta que empezó la gala y Toni estaba allí, por un momento era el niño más feliz del mundo, después de tanto reír, dormí como un bendito y al día siguiente, no podía para de imitar al gangoso, al cheli, a... en fin los niños ya se sabe, gracias Toni y hasta siempre, y cuidado con los propergoles allá donde estés.

Pepe Cahiers dijo...

Un gran tipo, el perfecto caradura del cine español, con una forma de actuar de lo más natural. Esa chulería de tramposo es ya un icono de la interpretación.

Marcos Callau dijo...

Pues eso, gracias Tony!

No tenía ni idea de que había nacido en El Prado,ni de que hubiera sido futbolista y boseador. De ahi el orígen de su nombre artístico. Qué curioso. Da igual lo que hiciera, Tony siempre gustaba. Un bonito homenaje Clementine. Besos.

miquel zueras dijo...

Leblanc parecía que iba a ser eterno, que nunca nos dejaría. ¿Has visto "Una isla con tomate"? Yo no pero he oído hablar bastante sobre esa película. Leblanc quiso cambiar de registro y hacer algo en un estilo de humor absurdo al estilo de Poncela pero la película se saldó con un gran fracaso y ahora es muy difícil de encontrar. Besos. Borgo.

Alicia dijo...

Preciosa entrada, Clementine. Y merecidísima: qué hombre, qué vida más interesante, qué currante..y qué gracioso era.
La peli esa de la isla, lálálá, la peli esa de la isla...

Clementine dijo...

Gracias, Alicia. Vale, la peli de la isla, la de la isla...