Rodrigo Mendoza ha sido mercenario y traficante de esclavos. El Padre Gabriel es jesuita. Los dos van a luchar por defender la misión de San Carlos. El primero con el poder de su espada, el segundo con la fuerza de su fe…
Una maravillosa historia basada en los hechos reales acaecidos en 1750 en la frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, cuando españoles y portugueses se repartían el mundo y también a los nativos guaraníes, cuya única defensa eran las paredes de las misiones.
El 16 de Mayo de 1986 se estrenaba en el Festival de Cannes "La Misión", una extraordinaria producción de Fernando Ghia y David Puttnam para la Warner Bros. Pictures.
“Un espectáculo majestuoso”
Dirigida por el británico Roland Joffé, que ya nos había regalado dos años atrás “Los gritos del silencio”, su debut cinematográfico, “La Misión” contaba además con una magistral fotografía de Chris Menges, artífice también de las imágenes de “Los gritos del silencio”.
La historia que nos cuenta esta película, y su guión, eran obra de Robert Bolt, guionista británico de legendarios títulos de la historia del cine como “Lawrence de Arabia”, “Doctor Zhivago”, “La hija de Ryan”, “Un hombre para la eternidad” o “Motín a bordo”.
“Con una orquesta, los jesuitas hubiesen podido someter
Y la música, la grandiosa banda sonora que lo envolvía todo, venía de la mano de un maestro en la materia, Ennio Morricone, extraordinario compositor italiano que llevaba ya entonces una fructífera y exitosa carrera en el mundo de la creación musical, tanto cinematográfica como televisiva.
“En verdad, ¿cómo podían suponer los indios que la muerte de aquel oscuro sacerdote traería junto a ellos a un hombre cuya vida llegaría a estar inexplicablemente entrelazada con las suyas?”
El maravilloso personaje del Padre Gabriel nos llegaba magistralmente a través de Jeremy Irons. Este actor británico llevaba tan sólo nueve títulos cinematográficos desde que debutara en el cine en 1980 con “Nijinski” pero contaba ya tras de sí con una fructifera producción televisiva desde 1971.
“Dios nos ha impuesto la carga de la libertad. Elegísteis vuestro delito, ¿tenéis valor para elegir vuestra penitencia?”
Robert De Niro daba vida a la perfección a Rodrigo Mendoza. De Niro ya llevaba veinticuatro títulos para la gran pantalla desde que iniciara su carrera en el cine en 1965 con “Tres habitaciones en Manhattan”.
El reparto se completaba con nombres como Ray McAnally, Aidan Quinn, Ronald Pickup o Liam Neeson.
Y Daniel Berrigan, aquí como el sacerdote más anciano de la Orden, que en la vida real era jesuita y bien conocido por su trabajo en favor de los derechos humanos y la justicia social.
Un gran número de los guaraníes de la historia eran auténticos nativos que hablaban poco o nada de inglés, con lo que se les dio vía libre para decir lo que quisieran en sus frases correspondientes.
“Una obra cinematográfica de enorme fuerza y belleza”
“La Misión” logró la Palma de Oro en el Festival de Cannes, otorgada por un jurado presidido por Sydney Pollack. Obtuvo además el David di Donatello a la mejor película extranjera y fue nominada en esta misma categoría en los franceses Premios César.
Tan sólo galardonada con el Oscar a la mejor fotografía, fue además nominada en las categorías de película, director, montaje, banda sonora, dirección artística y diseño de vestuario.
Obtuvo el Globo de Oro al mejor guión y mejor banda sonora, siendo también nominada como película, director y actor (Jeremy Irons).
Fue premiada también con el británico Premio Bafta al mejor actor de reparto (Ray McAnally), mejor montaje y mejor banda sonora. Y estuvo también nominada a película, dirección, fotografía, diseño de vestuario, diseño de producción, guión original, sonido y efectos visuales.
“Los hechos ocurridos en esta película son reales. Probablemente no acontecieran de la manera exacta a la que les mostramos, pero se acercan mucho a la realidad. Es una historia conmovedora sobre la realidad política versus lo mejor de la naturaleza humana. Somos de naturaleza animal y por tanto destruimos lo que amamos por intereses y fines egoístas, y a la vez somos torturados por el sentimiento de que existen otras opciones si tuviéramos la fuerza para realizarlas. En las cuestiones políticas de hace cuatrocientos años encontramos los mismos interrogantes con los que luchamos hoy en día”
(Roland Joffé. Los Ángeles, Noviembre 2002)