En
1949, la revista “Cosmopolitan” publicaba “The man who shot Liberty Valance”, un
relato corto firmado por Dorothy M. Johnson, escritora americana que dejó para
el cine otras historias como “El árbol del ahorcado” o “Un hombre llamado
caballo”.
Prestigiosa
autora de sofisticados relatos del Oeste, Dorothy ejercía como profesora de Periodismo
en la Universidad de Montana en la época en la que se rodó la hoy legendaria película
basada en su historia.
En
1961, John Ford compraba los derechos de este relato por 7.500 dólares con la
intención de adaptarlo a la gran pantalla a través de un guión que vendría
firmado por Willis Goldbeck y James Warner Bellah.
“El
Sr. Stewart crea con efectividad un torpe pero indomable abogado que valora
tanto la honestidad como la justicia”
James
Stewart había debutado en la gran pantalla en 1935 y ya había sido dirigido por
Frank Capra en "Vive como quieras", "Caballero sin espada"
y "¡Qué bello es vivir!", por Anthony Mann en "Horizontes
lejanos", "Música y lágrimas" y "Tierras lejanas", por
Alfred Hitchcock en "La soga", "La ventana indiscreta",
"El hombre que sabía demasiado" y "Vértigo"... También nos
había regalado ya Stewart sus notables interpretaciones en "Historias de
Filadelfia", "El invisible Harvey" y "Anatomía de un
asesinato".
James
interpretaba en “El hombre que mató a Liberty Valance” a Ransom Stoddard, su
segundo personaje a las órdenes de John Ford tras su genuino Guthrie McCabe de
"Dos cabalgan juntos". Y en 1964 volvía a trabajar con el genial
director dando vida a un no menos peculiar Wyatt Earp en "El gran
combate". Stewart se había divertido mucho trabajando con Ford en “Dos
cabalgan juntos” y estaba deseando hacer otro western con él. Y no se
arrepintió.
“Jimmy
Stewart tenía más escenas,
pero Wayne era el personaje central, el motivo de todo”
pero Wayne era el personaje central, el motivo de todo”
(John Ford)
John
Wayne había comenzado su carrera cinematográfica en 1926 y ya había trabajado con John
Ford en "La diligencia", “Hombres intrépidos”, "Fort
Apache", "Tres padrinos", "La legión invencible",
"El hombre tranquilo", "Centauros del desierto" y
"Misión de audaces". Y también le habíamos visto ya en otros clásicos
como "Piratas del Mar Caribe", "Río Rojo", "Río
Bravo", "El Álamo" o "Los comancheros".
Wayne
era en esta legendaria historia Tom Doniphon, sin duda uno de los mejores
personajes del séptimo arte.
"Try
it, Liberty, just try it"
Lee Marvin debutó en la gran pantalla en 1951, un año después que en la televisión
donde también se hizo un rostro habitual. En el cine nos había dejado ya
"Los sobornados", "Conspiración de silencio", "El
árbol de la vida" y "Los comancheros".
Su
impresionante Liberty Valance es por derecho propio uno de los más memorables
villanos de toda la historia del cine. Muy, muy grande Lee Marvin.
"Quizás la confesión más personal y profundamente sentida de Ford”
(Peter Bogdanovich)
John
Ford había debutado como director en 1917 y ya nos había dejado títulos del
calibre de "La patrulla perdida", "El delator", "La
diligencia", "Las uvas de la ira", "La ruta del
tabaco", "¡Qué verde era mi valle!", "Pasión de los
fuertes", "Fort Apache", "Tres padrinos", "La
legión invencible", "Río Grande", "El hombre
tranquilo", "Mogambo", "Escala en Hawaii",
"Centauros del desierto", "El sargento negro" o "Dos
cabalgan juntos".
El
inicio del rodaje de “El hombre que mató a Liberty Valance” se retrasó unos
meses a pesar de tener ya firmado Ford el acuerdo con la Paramount. En ese período
el cineasta dirigiría su fragmento de “La conquista del Oeste” (1962).
Hallie
Stoddard nos llegaba a través de Vera Miles, una más que correcta actriz que
había debutado en la gran pantalla en 1950 y ya era un rostro muy familiar de
la pequeña pantalla así como del cine, donde la habíamos visto ya como la hermana de Janet Leigh en "Psicosis", la mujer de
Henry Fonda en "Falso culpable" o la sufrida novia de Jeffrey Hunter
en "Centauros del desierto".
Woody
Strode era un maravilloso Pompey. Woody debutó en la gran pantalla como “hombre en el saloon” a las órdenes del
propio John Ford en “La diligencia” (1939), siendo también dirigido por él
después en “El sargento negro”, “Dos cabalgan juntos” y “Siete mujeres”, último
título del genial director. Strode también nos dejó su impactante presencia en otros clásicos como “El cáliz de plata”, “Los diez mandamientos”, “Espartaco” o “Hasta
que llegó su hora”.
Edmond
O’Brien daba vida en esta historia a Dutton Peabody, editor del Shinbone Star.
O’Brien debutó como actor en 1939 con "Esmeralda, la zíngara" y
también había aparecido ya en infinidad de series televisivas y otras tantas
películas cinematográficas como "Mi encantadora esposa",
"Forajidos", "Al rojo vivo", "Silver city",
"El mayor espectáculo del mundo", "Julio César", "La
condesa descalza" o "Traidor a su patria".
William
H. Clothier había debutado en la gran pantalla como director de fotografía en 1935 y
ya nos había regalado las imágenes de "Fort Apache", "Misión de
audaces", "El Álamo" o "Los comancheros". Tras “El
hombre que mató a Liberty Valance” coincidiría de nuevo con John Ford en
"La taberna del irlandés" y "El gran combate".
“Era realmente un genio. Escuchaba, pero si eras listo pasabas mucho tiempo escuchándole a él. Sabía más de fotografía que ningún hombre que hubiera trabajado nunca en el cine. Me colocó en situaciones en las que yo tenía que espabilar y tomar nota. El
color se estaba haciendo cada vez más necesario a ojos del estudio y a mí me
gustaba trabajar en color. Él dijo: ‘Maldita sea, vamos a hacerla en blanco y
negro; no tiene que ser en color’”
Contra
la voluntad de Clothier y de la propia Paramount, Ford rodó la película en
blanco y negro… Afortunadamente para la historia del cine.
El
comisario Link Appleyard venía de la mano de Andy Devine, genuino actor que
debutó en 1927 en la gran pantalla y nos dejó su personal huella en títulos
como "Ha nacido una estrella", "La vuelta al mundo en ochenta
días", "Dos cabalgan juntos" y, por supuesto, "La
diligencia", a través de su peculiar cochero Buck.
John Qualen interpretaba a Peter Ericson. Ya para entonces rostro conocido de la pequeña pantalla, debutó en la grande en 1931 dejando después su buen hacer en clásicos como “Luna nueva”, “Casablanca”, “El fabuloso Andersen”, “Anatomía de un asesinato” o “El fuego y la palabra”. Qualen trabajó también con Ford en “Las uvas de la ira”, “Hombres intrépidos”, “El fugitivo”, “Centauros del desierto” y “Dos cabalgan juntos”.
Nora
Ericson nos llegaba a través de Jeanette Nolan, también ya popular rostro televisivo que debutó en el
cine en 1948 con “Macbeth”. El espectador
la había visto ya en la gran pantalla en títulos como “Los sobornados”,
“La ciudad sin ley”, “La ley de la horca” o, dirigida por el propio John Ford, en “Dos cabalgan juntos”. Y, curiosamente, también se la había oído ya como la voz de
la madre de Norman Bates en “Psicosis”, voz que resultó de la mezcla de la de
Jeanette Nolan con las de los también actores Paul Jasmin y Virginia Gregg.
La
banda sonora de “El hombre que mató a Liberty Valance” venía firmada por el
compositor británico Cyril J. Mockridge, quien había debutado en el cine en 1933
y ya nos había dejado su huella musical en clásicos como "El signo del
zorro", "Jennie", "Incidente en Ox-Bow", "Pasión
de los fuertes", "De ilusión también se vive", "La novia
era él", "Cómo casarse con un millonario", "Río sin
retorno", "Papá, piernas largas" o "Bus Stop". Tras
“El hombre que mató a Liberty Valance”, Mockridge volvería a trabajar con John
Ford en "La taberna del irlandés".
“Severamente
criticado y tratado con aire condescendiente a su estreno, pero hoy considerado
como un clásico norteamericano por casi todos los estudiosos de Ford; uno de
los grandes westerns”
(Leonard Maltin,
TV Movies Video Guide)
John
Carradine era el Mayor Cassius Starbuckle. Rostro ya muy conocido tanto de la pequeña
pantalla como de la grande, donde debutó en 1930, este maravilloso actor ya nos
había dejado su inconfundible huella en títulos cinematográficos tan clásicos
como “La novia de Frankenstein”, “Capitanes intrépidos”, “Tierra de audaces”,
“Johnny Guitar”, “Sinuhé, el egipcio”, “Los diez mandamientos” o “La vuelta al
mundo en ochenta días”. A las órdenes de John Ford, Carradine había trabajado
ya en “La diligencia”, “Corazones indomables”, “Las uvas de la ira” y “El
último hurra”. Extraordinario John Carradine.
Reese,
uno de los ayudantes de Liberty Valance, nos llegaba a través de Lee Van Cleef,
ya carismático actor de la pequeña pantalla que había debutado en el cine en
1952, lo que son las cosas, también como ayudante del malvado Frank Miller en
“Solo ante el peligro”. Después vendrían “La ley de la horca”, “Duelo de
titanes”, “Cazador de forajidos”, “El baile de los malditos” o “El vengador sin piedad”. Y, tres años
después de “El hombre que mató a Liberty Valance”, tendría lugar su relanzamiento a toda
pantalla de la mano de Sergio Leone y sus magistrales “La muerte tenía un
precio” y “El bueno, el feo y el malo”.
Y
Strother Martin era Floyd, el otro ayudante de Liberty Valance. Otro habitual
rostro televisivo el de Martin que había debutado en el cine en 1950 con “The
damned don’t cry” y “La jungla de asfalto”, títulos a los que seguirían después otros como “Ha
nacido una estrella”, “El cáliz de plata” o “El beso mortal”. Con John Ford había
trabajado ya en “Misión de audaces” y tras “El hombre que mató a Liberty
Valance” le veríamos también en otros dos clásicos del cine: “Dos hombres y un destino” y “La leyenda del
indomable”.
Producción
de Willis Goldbeck y John Ford para la Paramount Pictures y penúltimo western en
la filmografía del genial director, "El hombre que mató a Liberty Valance" (The
man who shot Liberty Valance) fue estrenada el 22 de Abril de
1962 con buenos resultados de taquilla y unos ingresos en Estados Unidos de casi
tres millones y medio de dólares. Al año siguiente, recibía tan sólo una
nominación al Oscar en la categoría de mejor diseño de vestuario en blanco y
negro.
“Obra
memorable, que revoluciona el género mediante la transgresión de sus propios
códigos. Una reflexión de lirismo inaudito, de desatado romanticismo, acerca
del significado del honor, de la distancia entre realidad y leyenda, todo ello
retratando a unos personajes crepusculares y atormentados, repletos de matices.
Una maravilla”
(Miguel Ángel Palomo, Diario El País)
Al
hombre que adora esta historia, al hombre que adora a John Ford, al hombre que
adora a James Stewart, al hombre que adora a John Wayne…
Al
portentosamente genuino Tirador Solitario