“Una
comedia frenética en la que están implicados Katharine Hepburn, Cary Grant,
un terrier, un leopardo, un esqueleto de
brontosaurio y una excéntrica colección de chismosos de Connecticut”
El
10 de abril de 1937 aparecía publicado en el magazine Collier’s Weekly un
relato corto escrito por Hagar Wilde que recibía por nombre “Bringing Up Baby”.
La
RKO compraba esta historia pensando en Katharine Hepburn como protagonista. También
se contaba con la propia escritora de este relato y con Dudley Nichols para convertirla
en guión cinematográfico, así como con Howard Hawks, entonces con escasa experiencia
en el género de la comedia pero ya con cierto prestigio como director de cine.
“Dirigida con pericia por Howard Hawks, que
mantiene toda la película al ritmo marcado por su estrella, ‘La fiera de mi
niña’ se gana un sitio entre las comedias más destacadas del cine y es, con
diferencia, la compilación de absurdos más divertida estrenada en lo que va de
año”
Howard
Hawks había debutado tras las cámaras en 1926 con “El camino de la gloria” y ya
nos había dejado títulos como “Scarface, el terror del hampa”, “Ciudad sin
ley”, “La comedia de la vida” o “Rivales”, codirigida esta última con William
Wyler, otro grande.
El
californiano Russell Metty llevaba a cabo la correcta fotografía de “La fiera
de mi niña”, bien complementada con la dirección artística a cargo de Van Nest
Polglase.
Y
el neoyorkino Roy Webb firmaba su banda sonora. En el cine desde 1929, Webb
llevaba ya tras de sí títulos tan clásicos como “Sueños de juventud”, “Los
últimos días de Pompeya”, “La gran aventura de Sylvia”, “La osa mayor y las
estrellas”, “Olivia” o “Damas del teatro”.
Banda
sonora la de “La fiera de mi niña” que incluía “I can’t give you anything but
love, Baby”, hoy ya mítica canción que fue compuesta en 1928 por Jimmy McHugh y
Dorothy Fields y presentada ese mismo año en Nueva York por Adelaide Hall en la
“Blackbird Revue” estrenada en Broadway.
“Katharine
Hepburn construye su papel de una manera sensible, testaruda, triunfalista, y
con esa manera de ser ilógicamente serena que sólo puede ostentar la gente que
ha recibido una muy buena educación. Sin la inteligencia de su interpretación,
el público no habría comprendido al personaje y la hubiese odiado. Con su
manera de interpretarlo, podemos aceptarla y quererla tal como es”
Katharine
Hepburn había debutado en la gran pantalla a las órdenes de George Cukor en “Doble
sacrificio” (1932) y llevaba ya en su carrera títulos como “Gloria de un día”,
“Las cuatro hermanitas”, “Sueños de juventud”, “La gran aventura de Sylvia”,
“María Estuardo” o “Damas del teatro”.
“He
dicho buenos días
y le he preguntado si quiere un leopardo…”
En
“La fiera de mi niña”, Kate era para nosotros la genuina Susan Vance.
“Es
difícil que haga un movimiento equivocado, siempre tiene un equilibrio
perfecto. Tiene esa hermosa combinación que te permite pararte y girar sin
perder el equilibrio. Esto le da
un increíble sentido del ritmo”
Cierto,
Howard. Sí, como cabía esperar, Hepburn estuvo maravillosa en su papel.
Fue
el propio Howard Hawks quien sugirió a Cary Grant como protagonista masculino.
La RKO se lo había ofrecido antes a Leslie Howard, Robert Montgomery, Ronald
Colman, Ray Milland y Fredric March, pero los cinco actores rechazaron la oferta.
Y…
Sí, eso, muy, muy, muy afortunadamente para la historia del cine fue aceptada
la propuesta de Hawks de escoger a Grant como el David Huxley de esta
película.
“Es
muy difícil pensar en otro intérprete que no sea Cary Grant metido en este tipo
de material. Es tan bueno en él que no hay nadie con el que pueda ser
comparado”
El
público americano ya conocía a este guapísimo actor desde 1932 y por clásicos
como “La Venus rubia”, “Lady Lou”, “Alicia en el país de las maravillas”, “La pícara
puritana”... Y “La gran aventura de Sylvia”, donde Cary compartía por vez primera
cartel con Katharine Hepburn.
“Le
dijiste a tu tía que yo estaba loco, ¿verdad? Y, sin que yo lo supiera, que mi
nombre era Hueso… También le dijiste que yo era un gran cazador…
A todo el
mundo le cuentas lo que se te ocurre, pero a mí nunca me dices nada…”
"La
fiera de mi niña” fue su segundo título juntos y ese mismo año volverían a
coincidir en la maravillosa “Vivir para gozar”. Sin duda alguna, una auténtica
pareja de lujo para la historia del cine.
May
Robson era una espléndida tía Elizabeth. May había interpretado ese mismo año
de 1938 a la tía Polly en “Las aventuras de Tom Sawyer” y llevaba en el cine
desde 1908 con títulos tras de sí como “La pelirroja”, “Si yo tuviera un
millón”, “Cena a las ocho”, “Dama por un día”, “Ana Karenina” o “Ha nacido una
estrella”.
El
divertido Comandante Applegate era magníficamente interpretado por Charles
Ruggles, excelente actor estadounidense desde 1914 en la gran pantalla y ya con
títulos a sus espaldas como “Peer Gynt”, “Ámame esta noche”, “Un ladrón en la
alcoba” o “Si yo tuviera un millón”.
Y
Gogarty nos llegaba a través de un extraordinario Barry Fitzgerald, genial
actor irlandés en el cine desde 1924 quien, sin embargo, tan sólo había
aparecido en un total de cinco títulos cinematográficos antes de su papel en
“La fiera de mi niña”.
El
espectador aún tendría que esperar un poco más para maravillarse con su
entrañable Padre Fitzgibbon de “Siguiendo mi camino”, su mágico Henry Twite de
“Un corazón en peligro” o su genuino (y homérico) Michaleen Oge Flynn de “El
hombre tranquilo”.
Redondeaban magistralmente el reparto Walter
Catlett (Comisario Slocum), Fritz Feld (Dr. Lehman), Leona Roberts (Mrs.
Gogarty), George Irving (Mr. Peabody) o Tala Birell (Mrs. Lehman). También Ward
Bond, Jack Carson…
…
y Skippy como George. Este
ilustre fox terrier debutaba a toda pantalla en 1933 en “Matando en la sombra”,
título en el que William Powell interpretaba al detective Philo Vance. Un año
después, Skippy compartía con el propio Powell y con Myrna Loy, en los papeles
de Nick y Nora Charles, una serie de películas sobre “El hombre delgado” de
Dashiell Hammett.
Tras
esto llegaría su personaje de Mr. Smith en “La pícara puritana”, el de George
en “La fiera de mi niña” y el de Mr.
Atlas en “La pareja invisible se divierte”. Muy grande Skippy, muy grande.
Producción
de Howard Hawks para la RKO Radio Pictures, "La fiera de mi niña" (Bringing up
Baby) se estrenaba en San Francisco, California, hace hoy ya 75 años, el 16 de
febrero de 1938.
“Todo
un clásico del cine… Transforma las situaciones más cotidianas en un complicado
y divertido juego de sentimientos. Irresistible y genial”
(Fernando
Morales, Diario El País)
En
su estreno tuvo muy buena acogida por la crítica pero no así por el público,
quien la consideró demasiado disparatada. Y, aunque hoy nos parezca increíble,
tampoco optó a premios o nominaciones de ningún tipo.
Cary
Grant tardó en aceptar el papel protagonista porque no encontraba la manera de
interpretar a un científico de tales características. Hasta que Hawks le
preguntó: “Habrás visto alguna película de Harold Lloyd, ¿no?”. Lloyd había
sido uno de los ídolos de Grant, así que las gafas que lleva Cary en la película
hicieron buena parte del trabajo.
Durante
el rodaje de "La fiera de mi niña", Cary Grant desempeñó también otras funciones, como el
servir de asesor en el montaje del film. O, con la colaboración de Walter Catlett (que
hacía en esta historia el papel del genuino Comisario Slocum), ayudar a
Katharine Hepburn a desenvolverse de la mejor manera posible en este difícil
género de la comedia cinematográfica.
Durante
casi toda la película, el trabajo de Grant consistía en mantenerse serio ante
Katharine Hepburn. Fácil para Grant pues
anteriormente ya había interpretado al “hombre serio” en varios dúos de
vodevil.
Pero
para Katharine suponía su primer papel de comedia, así que tuvo que aprender la
mejor manera de llevarlo a cabo con efectividad.
Con
la ayuda de Catlett, de Grant y del propio Howard Hawks, quien le aconsejó a
la actriz que no intentase hacerse la graciosa sino que se comportara de la
manera más natural posible, Hepburn conseguía en esta película uno de los
mejores papeles de su carrera cinematográfica.
Y
luego estaba su relación con el leopardo de la historia. Pero aquí Kate no tenía
el menor problema. Aceptaba de buena gana las indicaciones de Olga Celeste, la cuidadora
del precioso felino, como el tener que aplicarse un perfume que al leopardo le
volvía juguetón o untar resina en las suelas de sus zapatos para evitar
resbalones que pudieran asustar al animal.
Todas
las mañanas, antes del rodaje de sus escenas, Katharine le hacía una visita al
leopardo. La cuidadora del felino llegó a comentar que la actriz hubiera sido
una excelente domadora de fieras porque, además, no les tenía miedo alguno.
“El
guión de ‘La fiera de mi niña’ era bueno. Cary Grant estuvo maravilloso. Yo también
estuve bien. Y en cuanto al leopardo, excelente”
(Katharine
Hepburn)
9 comentarios:
Grandísima película!! Y es que lo tiene todo: un gran guión y un trío de lujo: Hawks, Hepburn y Grant!
La escena en la que se le rompe el vestido de noche es buenísima!!!
Saludos.
Tengo ese relato con las mismas ilustraciones en un ejemplar de "Noel Coward Magazine" de los años cincuenta. Cómo echo de menos aquellas publicaciones con relatos cortos.
No me extraña que el público no valorara la película, tenía un ritmo muy acelerado para la época (screwballs, creo que llaman a esas comedias) entonces el cine aún era encorsetado y teatral.
Lo de la resina en los zapatos me recordó a lo que me dijo un domador: si un felino adiestrado ve a un humano caer al suelo lo toma por una presa y puede atacarle. Podría ser otro motivo.
Besos y muy buen fin de semana, Clementine. Borgo.
¿Es "La fiera de mi niña" la mejor comedia de la historia del cine? Desde luego es una de las más rápidas, brillantes, absurdas y geniales que se hayan filmado nunca. Discrepo de mi buen amigo Zueras, ya que el público de esos años si debiera estar acostumbrado a esas screwballs comedys, que eran moneda común de esa época...y que tiene su origen en el cine mudo de los grandes maestros...
De todos modos, aconsejo ver y oír esta joya en versión original, y es que pierde muchísimo doblada...y añadir esa línea de diálogo que es sencillamente prodigiosa...la del cartero que entrega el envío a Cary Grant (un hueso importantísimo de dinosaurio), y ante la alegría de Grant, que le refiere que se casa mañana, el funcionario de correos le espeta de forma socarrona y genial: "No deje que le pesquen, amigo"...
Fabuloso!!!
Hace mucho que no la veo pero gracias a ti Clementine voy a tratar de verla porque es una película genial.
Tal vez hayan pasado 20 años desde que la vi pero recuerdo que lo pase genial junto a mi padre así que es un buen momento para disfrutar con unas risas.
Al final, cuando están todos entre rejas, la película toma tonalidades absurdas muy al estilo de los hermanos Marx. La película es una obra maestra, divertidas sin paliativos. Sobre esa frase de "No deje que le pesquen amigo", digamos que era muy popular entre el Tirador y un servidor y, al final, uno de los dos acabó pescado y el otro aún se resiste a cierta profecía que le augura familia numerosa.
Es delirante esta comedia, Clementine. En la actualidad, es imposible verla sin reírse... pero reírse a carcajada limpia. Cuando el tío de Kate Hepburn imita el sonido del guepardo, Cary Grant pone una cara que es un poema. Es mi momento favorito de la película. Gracias por traerla aquí, Clementine. Besos.
Eso es lo que me ha pasado a mí al verla esta última vez, me he reído de lo lindo y eso que me la sé prácticamente entera. Katharine está aquí maravillosa pero Cary Grant se sale, tiene momentos magistrales. Besos, Marcos.
Sí, yo también tengo la sensación de sabérmela de memoria. Y la escena que más me gusta es la de la cena, claro.
La volveré a ver en breves,seguro que sí (esta vez no hay petición, que me autoabastezco solita)
(Por qué esos actores rechazaron la peli?? Entiéndeme, yo me alegro por Grant, pero ¿por qué lo harían? Einn?)
Yo tampoco entiendo cómo se puede rechazar hacer esta peli, Alicia, a saber por qué lo harían... A lo mejor por simple amabilidad, por dejar que disfrutáramos con Grant.
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