lunes, 10 de diciembre de 2012

La huella

En noviembre de 1970, el autor teatral y guionista cinematográfico Anthony Shaffer estrenaba en los escenarios de Broadway su obra “Sleuth”.


Interpretada en sus principales papeles por Anthony Quayle y Keith Baxter, la obra llegaba a las 1.222 representaciones y obtenía el Premio Tony  a la mejor obra teatral.

Apenas un par de años más tarde, el propio Anthony Shaffer se encargaba de escribir el guión de esta obra para una adaptación cinematográfica…


… que se iba a convertir en el último (y magistral) título a toda pantalla dirigido por el estadounidense Joseph Leo Mankiewicz.


“La diferencia entre la vida real y las películas es que un guión tiene que tener sentido. La vida, no”


Mankiewicz había debutado tras las cámaras con “Backfire” y “El castillo de Dragonwyck”, y nos había dejado también ya “El fantasma y la señora Muir”, “Carta a tres esposas”, “Eva al desnudo”, “Julio César”, “La condesa descalza”, “De repente, el último verano”, “Cleopatra”, “El día de los tramposos”… Muy grande Joseph Leo.


La huella” contaba con la magistral fotografía de Oswald Morris, quien ya nos había regalado las imágenes de títulos como “Moulin Rouge”, “La burla del diablo”, “Moby Dick”, “Adiós a las armas”, “Mirando hacia atrás con ira” o “Nuestro hombre en La Habana”.  Y con un acertadísimo montaje a cargo de Richard Marden, una impecable dirección artística de Peter Lamont...


Y la sugerente y brillante música de John Addison, compositor inglés educado en la Royal Academy of Music de Londres que ya nos había dejado en la gran pantalla las bandas sonoras de títulos como “El animador”, “La soledad del corredor sin fondo”, “Tom Jones”, “Cortina rasgada” o “Mujeres en Venecia”.

En “La huella” también disfrutábamos de Cole Porter a través de temas musicales suyos tan maravillosos como “Just one of those things”, “You do something to me” y “Anything goes”.

Extraña velada para dos pesos pesados de la interpretación
(Javier Ocaña, Cinemanía)

“¿De veras llegó a pensar que le entregaría mi mujer y las joyas a usted? ¿Tan imbécil me cree como para hacer una cosa así?”


“Fuego sobre Inglaterra”, “Cumbres Borrascosas”, “Rebeca”, “Más fuerte que el orgullo”, “Lady Hamilton”, “Los invasores”, “Enrique V”, “Hamlet”…


… “Carrie”, “Ricardo III”, “El príncipe y la corista”, “El animador”, “Espartaco”,  “Escándalo en las aulas”, “Otelo”, “Las sandalias del pescador”, “La batalla de Inglaterra”, “Nicolás y Alejandra”…


En el cine desde 1930, Laurence Olivier era ya toda una institución en el mundo de la actuación, tanto teatral como cinematográfica. A través de Andrew Wyke, su personaje en “La huella”, el elegantísimo y magistral actor inglés confeccionaba otra extraordinaria interpretación que añadir a su ya brillantísima carrera.



En la película, Andrew Wyke lucía en su casa un retrato de Marguerite, su esposa. La pintura tomaba como modelo a la actriz Joanne Woodward.


Wyke también lucía en esa misma casa un Edgar Allan Poe, premio éste que le había sido otorgado en la vida real al propio Anthony Shaffer por su obra “Sleuth”. Curiosamente, Mankiewicz también había obtenido uno por su película “Operación Cicerón”.

“¿Aquí? ¿Que alguien me vio entrar aquí? ¡Si yo no encontraría este lugar ni con la ayuda de un plano!”


“Zulú”, “Ipcress”, “Alfie”, “La caja de las sorpresas”, “Funeral en Berlín”, “Un cerebro de un billón de dólares”…


… “Un trabajo en Italia”, “La batalla de Inglaterra”, “Comando en el mar de China”, “El último valle”, “Asesino implacable”…


En la gran pantalla desde 1956, Michael Caine tenía ya su nombre hecho en el mundo del cine a base de una enorme profesionalidad. Con su espléndida composición de Milo Tindle, su personaje en “La huella”, Michael reforzaba aún más el prestigio que ya ostentaba como actor.

Cada elemento se integra en un sistema, cada componente remite a otro, toda relación es la metáfora de otra relación. El espectador no puede interrumpir el encadenamiento de significaciones, como ni Wyke ni Tindle pueden interrumpir el juego. El movimiento íntimo del film repercute en el espectador, La ilusión deviene realidad
(Alain Garsault, crítico francés)

En el extraordinario guión elaborado por Anthony Shaffer se recogían muchas aportaciones sugeridas por Mankiewicz pues entre ellos, durante el rodaje, hubo un absoluto entendimiento.


Entre las ideas aportadas por Mankiewicz se encontraba el ya mítico laberinto y la inclusión de los diversos autómatas que van tomando protagonismo en la historia.




“Las marionetas tampoco estaban en el guión y empezaron casi a dirigirme. Para cada película me gusta pasar por lo menos un día completo solo junto al decorado enteramente montado. De este modo pasé toda una tarde en disponer las marionetas en diversos sitios. Y mientras el film avanzaba tenía el sentimiento de que cada uno de estos muñecos poseía una personalidad distinta… Pensé más en estos muñecos que en los personajes reales”




Curiosamente, la risa que emitía el autómata marinero Jolly Jack Tar era del mismísimo Laurence Olivier.

Milo: “Estos días vamos a llamarnos por nuestros nombres, Andrew”
Andrew: “Claro que lo haremos, usted y yo necesitamos ser amigos, ¿no cree?”


“Me iba aproximando gradualmente a la mayor prueba de mi carrera: actuar frente a Laurence Olivier en ‘La huella’. De algún modo inconsciente, me había preparado psicológicamente para el gran combate contra aquel campeón mundial
que por entonces era Olivier…


… Por fin llegó el gran día, cuando empezaron los ensayos que iban a tenernos ocupados las dos primeras semanas del programa”


“En los ensayos, vi que Michael Caine era un compañero estupendo, siempre divertido y muy buen actor”

“Desde que me incluyeron en el reparto de ‘La huella’ había tropezado con un problema típicamente inglés. Laurence Olivier tenía título nobiliario y sería de mala educación dirigirme a él de otro modo que no fuera ‘My Lord’…


… Fue Olivier, sin embargo, quien resolvió el problema, con su peculiar premeditación. Dos semanas antes de rodar me había enviado una carta que empezaba diciendo: ‘Se me ocurre que quizá te preguntes cómo dirigirte a mí cuando nos encontremos. Creo que sería una gran idea que me llamaras Larry’”




Tan sólo nominada al Oscar al mejor director, actor principal (Laurence Olivier y Michael Caine) y mejor banda sonora…




… y en los Globos de Oro a la mejor película y actor principal (tanto Olivier como Caine)...


La huella” sí obtuvo un Premio Edgar como mejor película en los Edgar Allan Poe Awards entregados anualmente por Mistery Writers of America. Y Laurence Olivier recibió por su magnífica interpretación en esta película un NYFCC Award en los Premios del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York y el italiano David di Donatello como mejor actor extranjero compartido, eso sí, con Yves Montand por “Ella, yo y el otro”.


Extraordinaria producción de Morton Gottlieb para Palomar Pictures International, “La huella” (Sleuth) era estrenada el 10 de diciembre de 1972.


Así es como vivimos, intentamos ajustar la vida a nuestros fantasmas. Lo que me fascina es la idea del juego, el juego en el interior del juego, y el hecho de que jugamos tanto tiempo que, al final, es el juego el que juega con nosotros
(Joseph Leo Mankiewicz)

10 comentarios:

Stardust dijo...

Siempre me pareció un peliculón. Es de esas películas donde el guión, la dirección y la interpretación tienen que ser perfectas ya que no hay paisajes,efectos especiales ni secundarios que permitan la distracción.
s2!!

miquel zueras dijo...

Una gran película que mantiene la tensión sin ocultar su origen teatral. Es curioso que en 1982 Caine repitiera en una obra similar: "La trampa de la muerte" con Christopher Reeve dirigida por Sidney Lumet, una trama con crimen por medio y dos personajes en un mismo decorado. Besos. Borgo.

Manderly dijo...

Gran película llena de giros que te atrapan desde el primer momento... con sólo dos actores, pero dos de los grandes!!
Saludos.

deWitt dijo...

Uno de mis directores favoritos y una película fantástica que no me canso de ver. Duelo actoral, brillante historia. Genial.
Gracias por todas las curiosidades que nos has traido.

Saludos

El Tirador Solitario dijo...

Hace mucho que no veo La huella (la última fue por tve, en un ciclo de Mankiewcz) pero la recuerdo como un filme fascinante, lleno de giros y recovecos, que la hacen deliciosa...mientras escribo, me acuerdo de un amigo común con Cahiers, que nos comentaba, supongo de chanza, que le encantaría enredarnos en una broma de ese calibre...Por supuesto nunca llegó a cumplir su amenaza, a Dios gracias...

Clementine dijo...

Es que es un peliculón, Stardust, todo en ella es perfecto. Más saludos para ti.

No estoy yo muy segura de haber visto "La trampa de la muerte", Miquel, y no es por falta de ganas, siendo de Lumet y con Caine promete desde luego. Besos, Borgo.

Desde el primer momento te engancha, Manderly, y vaya dos actores, de lujo. Saludos.

También es Mankiewicz uno de mis favoritos de siempre, deWitt. Duelo actoral de altura, sin duda. Gracias a ti por asomarte a esta entrada. Más saludos.

Fascinante es la palabra, Tirador, y deliciosa también le va. Menudos amigos (comunes) tenéis Cahiers y tú, tú y Cahiers, así quién necesita enemigos...

Marcos Callau dijo...

Una película tan desconcertante como maestra. Otra excusa para volver a verla. Besos.

Clementine dijo...

Es tan maestra, Marcos, que ni siquiera le hace falta excusa alguna. Besos.

Alicia dijo...

Peliculón y actorazos donde los haya. Muy interesante todo lo que cuentas, me encanta la frase sobre la necesidad del guión de tener sentido, al contrario que la vida.

Clementine dijo...

Es que Mankiewicz sabía muy bien lo que decía, Alicia, esa frase es buenísima.