domingo, 7 de febrero de 2010

PINOCHO

Geppeto crea una marioneta de madera a la que decide llamar Pinocho. Y el Hada Azul hace realidad su deseo de que Pinocho sea un niño de verdad dando vida a la marioneta. Asignando a Pepito Grillo como su conciencia para que lo aleje de todo tipo de problemas y portándose bien, consigue convertirse Pinocho en un niño de verdad.


Pinocho, el Hada Azul, Pepito Grillo, Gepetto, Cleo, Fígaro, el honrado Juan y Gedeón, el titiritero Strómboli, Polilla… Personajes todos ellos de una de las historias más mágicas que nos ha mostrado la gran pantalla.

Segundo largometraje animado de la factoría Disney, “Pinocho” tuvo su triunfal estreno en Estados Unidos el 7 de Febrero de 1940.


Y, como muchas de las maravillosas películas Disney, “Pinocho” está basada en un libro, “Las aventuras de Pinocho”, publicado en 1883 por Carlo Collodi.


Carlo Lorenzini, auténtico nombre de Collodi, tomó este apellido de la ciudad natal de su madre. Collodi es una población ubicada en la provincia de Pistoia, en la región de la Toscana italiana.


Desde 1956, en Collodi se encuentra también el Parque de Pinocho, una mágica creación con jardines y mosaicos, que cuentan las aventuras de esta famoso personaje, y zonas de recreo para los niños.


Nacido en Florencia el 24 de Noviembre de 1826 en el seno de una familia humilde, Carlo ejerció la profesión de periodista. Su contribución literaria, desde artículos a libros, es extensa. Pero su aportación más interesante sigue siendo la literatura infantil. Comenzó en 1876 con la publicación de excelentes traducciones de cuentos de hadas franceses (Perrault, Madame Leprince de Beaumont, Madame d'Aulnoy). A partir de entonces, Collodi se consolidó ya como un escritor de literatura infantil.

En 1880, el periódico semanal "Il Giornale per bambini" solicitó a Collodi un cuento en episodios. "Pinocho" fue escrito de Julio de 1881 a Enero de 1883. Ese mismo año se publicó la obra íntegramente. Obra que ha llegado a las 187 ediciones y ha sido traducida a 260 idiomas y dialectos.


Antes de gozar del merecido éxito, Collodi murió repentinamente en Florencia el 26 de Octubre de 1890. Pero el éxito de “Las aventuras de Pinocho” se extendió por el mundo entero.


Pinocho” fue la primera película de animación en ganar un Oscar en una categoría competitiva. Concretamente obtuvo dos galardones: a la mejor banda sonora y a la mejor canción original (“When you wish upon a star”). Anteriormente, “Blancanieves y los siete enanitos”, otra maravilla de Disney, había obtenido un Oscar Honorífico por su contribución al mundo de la animación.

Mel Blanc, conocido como la voz de Bugs Bunny, el Pato Lucas y muchos otros personajes de la Warner Bros, le puso aquí la voz al gato Gedeón, siendo la única vez que Mel trabajó para Disney.


Sin embargo, finalmente, Walt decidió hacer cambios en este personaje y todo el diálogo que grabó Mel fue eliminado, exceptuando un solitario hipo que se puede oir dentro de la Red Loobstern Tavern.


Los distintos modelos de relojes que fabrica Gepetto fueron construidos en la realidad, como guía para los animadores.


El diseño del personaje de Polilla, el muchacho pelirrojo que se convierte en amigo de Pinocho en la Isla de los Juegos, es en realidad una caricatura de Fred Moore, uno de los animadores de la factoría Disney.


Y para el personaje del Hada Azul, los animadores se fijaron en la bailarina Marjorie Belcher, quien anteriormente también había servido de modelo para Blancanieves.

La animación de los destellos producidos por la magia del Hada Azul fue diseñada por el animador Oskar Fischinger.


Fischinger fue también el artífice de la secuencia de “Tocata y fuga” de "Fantasía" (1940).

Gustav Tenggren, ilustrador de libros infantiles, ayudó a crear el diseño de los fondos, las calles de la ciudad y las escenas bajo el mar. Su maravillosa creación influyó también en los trabajos de diseño de Disneylandia.


Gustav Tenggren fue un pintor e ilustrador sueco influenciado por el estilo de Arthur Rackham. Realizó ilustraciones de libros como Heidi o Wonderbook and Tanglewood y a finales de la decada de los años 30 trabajó como ilustrador jefe en la factoría Disney en títulos como "Blancanieves y los siete enanitos", "Pinocho" o "Bambi".


Una preciosa, mágica e inmortal historia animada. 


Esto es lo que sucede cuando le pides un deseo a una estrella.

3 comentarios:

Cartelia dijo...

(Espero que lo apruebes, aunque no haga aportaciones fundamentales al tema tan magistralmente expuesto.)
Muy lindo el post.
Qué mayor ya, Pinocho.
Y una confesión: la parte en la que el niño se va de pingo con los amigotes nunca me gustó. Ya no me da el mal rollo que me daba de pequeña, pero creo recordar que sólo disfrutaba de la peli cuando aparecía también Gepetto, aunque estuviese en las tripas de la ballena.
Veo que ya empiezas a coger ritmillo: está bien, pero no te me dispares.
Besos fraternales.

Clementine dijo...

Aprobada estás, Cartelia, que tu leal aportación a este blog bien lo merece. Vive Dios.
Sí, Pinocho ya es mayor, pero sigue siendo una pequeña obra maestra. Ya sólo los fondos animados hablan por sí mismos.
Y sí, tengo ya cogido el ritmillo, espero no dispararme pero me debo a mi guión.
Es lo que manda el teneros debidamente informados, queridos lectores cinematográficos.
Fraternales abrazos.

Jose Chapete dijo...

Este nombre absurdo que me he puesto es porque me suena que de niño mi madre me contaba que había unos cuentos que se llamaban "Pinocho y Chapete".
Yo sólo puedo añadir que este verano (porque tu post es de febrero, pero mi comentario es de este verano) me voy a Sicilia, y que una de las cosas que voy a ver es el volcán Stromboli, que se llama igual que el titiritero. La versión de Disney que homenajeas es espectacular, aunque debo decir que siempre me pareció absurdo que la conciencia del muñeco fuera un grillo, porque en la vida real los grillos parecen cucarachas y sería asqueroso, pero Pepito Grillo más bien parece Fred Astaire, y entonces todo mola más.
Pero si hablamos de Collodi más que de Disney, debo decir que de niño hubo un Pinocho que me marcó más que el de dibujos: una serie de televisión de, digamos, 1976, donde el muñeco de madera daba un miedo que te cagas y el hada madrina era Gina Lollobrigida, que tenía un casoplón en un lago que quitaba el hipo y que a mí me parecía guapísima y maravillosa, y que yo creo que es la primera vez que sentí un cosquilleo en la cosita del amor.
Pero a quién le importará esto, Dios mío.
Gracias por el post.