La primera vez que visitó Hollywood, en 1940, fue rechazado por casi todos los grandes estudios de cine, al considerar que no podría hacer una película hollywoodiense.
Finalmente, el afamado productor estadounidense David O. Selznick le ofreció un contrato de siete años en su estudio. Su primer proyecto iba a girar sobre el Titanic, pero Selznick desechó la idea porque "no se pudo encontrar un barco para hundir".
Finalmente, el afamado productor estadounidense David O. Selznick le ofreció un contrato de siete años en su estudio. Su primer proyecto iba a girar sobre el Titanic, pero Selznick desechó la idea porque "no se pudo encontrar un barco para hundir".
Decidió entonces asignarle la dirección de “Rebeca” (1940), película que obtuvo 2 galardones y 9 nominaciones más en la ceremonia de los Premios Oscar.
Así comenzaba en Estados Unidos la carrera cinematográfica como director de Alfred Hitchcock.
Nacido en Leytonstone, Londres, el 13 de Agosto de 1899, Alfred Joseph Hitchcock creció en una muy estricta familia católica. Su primer trabajo fuera del negocio familiar fue en 1915 como perito para la Henley Telegraph and Cable Company, pero en esta epoca ya empezaba a interesarle el mundo del cine.
Alrededor de 1920 consiguió un empleo como diseñador de títulos en un estudio cinematográfico de Londres. Ya como asistente de dirección, tuvo que terminar él mismo el corto “Always tell your wife” por caer enfermo su director. Los jefes del estudio, impresionados por su buen resultado, le dieron su primera oportunidad en la dirección con un nuevo corto: “Number 13”, trabajo que Alfred no pudo acabar por el cierre del estudio en Londres.
Hitchcock fue entonces empleado por Michael Balcon para trabajar como director auxiliar en la compañía que más adelante se conocería como Gainsborough Pictures. Aquí realizó, además, tareas de guionista, diseñador de títulos y director artístico.
Finalmente, en 1925, tuvo la ocasión de dirigir su primera película, una coproducción británico-germana titulada “El jardín de la alegría”. En 1926, ya dejó su primera marca personal dirigiendo “El enemigo de las rubias”.
Patricia y Alma Reville
Ese mismo año contrajo matrimonio con Alma Reville, montadora y guionista, con la que tuvo a Patricia, su única hija, quien aparecería más adelante en títulos como “Pánico en la escena”, “Extraños en un tren” o “Psicosis”.
Alfred continuó cosechando éxitos con una serie de películas en Inglaterra como "Alarma en el expreso” (1938) o “La posada de Jamaica” (1939), títulos que también triunfaron en América.
David O. Selznick, Joan Fontaine y Alfred Hitchcock
Fue entonces cuando David O. Selznick se puso en contacto con él, trasladándose Hitchcock a los Estados Unidos para dirigir una adaptación de "Rebeca", una maravillosa novela de Daphne du Maurier.
Un gran trabajo del director inglés que, con el resto de su filmografía en América, ha pasado ya a la historia del cine.
“El miedo no es tan difícil de entender. Después de todo, ¿no nos asustábamos todos cuando éramos niños? Nada ha cambiado desde Caperucita Roja frente al lobo feroz. Lo que nos asusta hoy es exactamente el mismo tipo de cosas que nos daba miedo ayer. Es sólo un lobo diferente”
Hitchcock a menudo utilizó la figura del “hombre equivocado” como tema central de sus películas. “Yo confieso”, “Falso culpable” o “Con la muerte en los talones” son buena prueba de ello.
Otro motivo recurrente en sus films era el del asumir una identidad a cambio de la propia, como es el caso de “Vértigo”, “Psicosis” o “Marnie, la ladrona”.
Trabajó frecuentemente con el montador George Tomasini, el compositor Bernard Herrmann, la diseñadora de vestuario Edith Head y el director de fotografía Robert Burks.
Al actor James Stewart le hizo protagonista de cuatro de sus films: “La soga”, “Vértigo”, “La ventana indiscreta” y “El hombre que sabía demasiado”, siendo esta última un aceptable remake del film que el propio Hitchcock había dirigido con el mismo título en 1934.
“Sospecha”, “Encadenados”, "Atrapa a un ladrón" y “Con la muerte en los talones” tenían como protagonista a Cary Grant, actor al que Hitchcock admiraba especialmente, y a cuyos personajes otorgó ese cierto toque cómico que el espectador, de alguna manera, esperaba siempre de Grant.
Hitchcock en “Atrapa a un ladrón”
Otros actores con los que repitió en sus rodajes fueron Gregory Peck (“Recuerda y “El proceso Paradine”), Joseph Cotten ("La sombra de una duda" y "Atormentada") o John Forsythe (“Pero ¿quién mató a Harry?” y “Topaz”).
“Las rubias son mejores víctimas.
Son como la nieve virgen que muestra las huellas sangrientas”
Imprescindibles las mujeres rubias en las películas de Hitchcock: Madeleine Carroll, Janet Leigh, Eva Marie Saint, Kim Novak o Doris Day .
Trabajando también con algunas de ellas en más de una ocasión, como fue el caso de Grace Kelly (“Atrapa a un ladrón”, “Crimen perfecto” y “La ventana indiscreta”) o Tippi Hedren (“Marnie, la ladrona” y “Los pájaros”).
Y Vera Miles, que si bien en "Psicosis" se veía relegada a un segundo plano como hermana de Janet Leigh, en "Falso culpable" brillaba por su magnífico papel como la mujer de Henry Fonda, víctima indirecta de la trama del film.
Hitchcock también rodó más de un título con actrices como Joan Fontaine ("Rebeca" y "Sospecha") e Ingrid Bergman ("Recuerda", "Encadenados" y "Atormentada").
Imprescindibles también fueron sus fugaces apariciones en casi la totalidad de las películas que dirigió. Dándole incluso a estas apariciones un toque más o menos divertido y, en cualquier caso, más que curioso.
Imprescindibles también fueron sus fugaces apariciones en casi la totalidad de las películas que dirigió. Dándole incluso a estas apariciones un toque más o menos divertido y, en cualquier caso, más que curioso.
A Alfred Hitchcock no le gustaba rodar en exteriores. Prefería hacerlo en el estudio, donde tenía control total de la iluminación y demás factores. En muchos de sus films, más sobresaliente en los de blanco y negro, utilizó las sombras para crear suspense y tensión.
La escena del vaso de leche en “Sospecha” o la sombra de los títulos de crédito iniciales de “Sabotaje” son ya clásicos de la historia del cine.
“Es una buena película cuando el precio de la entrada,
el de la cena y el de la niñera valieron la pena”
Premio Irving Thalberg al conjunto de su carrera en 1968 en la ceremonia de los Premios Oscar, nunca obtuvo uno de estos galardones como director.
Aunque sí fue reconocido en un total de cinco nominaciones a esa estatuilla: “Rebeca”, “Naúfragos”, “Recuerda”, “La ventana indiscreta” y “Psicosis”.
“No hay terror en la explosión, sólo en su previsión”
En dos ocasiones (“Vértigo” y “Con la muerte en los talones”) obtuvo la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián, siendo nominado en otras tres (“Encadenados”, “Yo confieso” y “El hombre que sabía demasiado”) en el Festival de Cannes y en una más (“Atrapa a un ladrón”) en el Festival de Venecia.
Premio Cecil B. De Mille en los Globos de Oro, fue nominado además en estos galardornes por “Frenesí”, siéndole otorgado finalmente el Globo de Oro por “Alfred Hitchcock presenta”, trabajo por el que fue también reconocido en los Premios Emmy con dos nominaciones más.
A finales de los años 60 y principios de los 70, el ya mundialmente reconocido director prestó su nombre y su imagen a una serie de libros dirigidos al público juvenil. Llevaban el título genérico de "Alfred Hitchcock y los tres investigadores" y el propio director escribió el prólogo de algunos de ellos.
El 29 Abril de 1980, desde Los Ángeles (California), nos decía adiós el indiscutible mago del suspense. Hoy, 30 años después, le siguen descubriendo los que aún no le conocían.
Y los que hemos tenido la satisfacción de revisar sus películas, una y otra vez, desde hace ya muchos años, le seguimos considerando no sólo como un gran cineasta, sino también como un gran conocedor del espectador cinematográfico.
Un espectador que llegaba a sentir las mismas emociones que el personaje hitchconiano de turno. Ése que Hitchcock había elegido para mantenernos en vilo durante el metraje de su película.
“Para hacer una buena película se necesitan tres cosas:
el guión, el guión y el guión”
(ALFRED HITCHCOCK)