“Maycomb
era todavía una vieja y aburrida población en 1932 cuando yo la conocí…”
En
1960 la escritora estadounidense Harper Lee publicaba “Matar a un ruiseñor”, un ya maravilloso clásico de la
literatura moderna que le valió a su autora el Premio Pulitzer.
Sin
embargo, pese al rotundo éxito de la novela, los estudios de Hollywood no
parecieron mostrar demasiado interés en llevarla a la gran pantalla… Hasta el
feliz día en el que Isabel Halliburton, una joven agente del mundo del cine,
decidió mostrarle el libro a Alan J. Pakula, por aquel entonces productor de un
único título cinematográfico llamado “El precio del éxito” (1957), película ésta
que suponía también el primer trabajo cinematográfico como director de Robert
Mulligan. Tanto éste como Pakula se mostraron al momento entusiasmados con la
novela de Harper Lee y decidieron convertirla en su siguiente proyecto
conjunto.
La
escritora accedió a llevar al cine su novela pero no así a hacerse cargo de la
adaptación del guión. Así que Pakula y Mulligan se lo ofrecieron a Horton
Foote, dramaturgo y guionista estadounidense que había dado sus primeros pasos
en el mundo televisivo. En 1962, Horton nos regalaba el mágico guión de “Matar
a un ruiseñor”, trabajo que a punto estuvo de no aceptar por miedo a no hacerle
justicia a la novela. Tras ese título, Foote vería adaptada al cine una de sus
más exitosas obras, “La jauría humana”, y escribiría él mismo el guión de otros
títulos cinematográficos como “La noche deseada”, “Gracias y favores”, “Regreso
a Bountiful” o “De ratones y hombres”.
Rock
Hudson fue, curiosamente, la primera opción para dar vida en la pantalla a
Atticus Finch, el maravilloso padre de esta novela. También le fue ofrecido este
papel a James Stewart.
Muy,
muy, muy afortunadamente para la historia del cine, Pakula y Mulligan le
enviaban también el guión de este proyecto a Gregory Peck, quien lo aceptaba de
inmediato.
“Yo
no los conocía, pero empecé a leer el guión que me enviaron y no pude dejarlo
en toda la noche. Supuse que querían que interpretara a Atticus y les llamé a
las ocho de la mañana para preguntarles que cuándo empezábamos. La novela me
pareció espectacular. De hecho ganó el Premio Pulitzer y aún se estudia en las
universidades en las clases de literatura. Pero sobre todo sentí que era un
personaje con el que me podía identificar, que sería capaz de ponerme en su
lugar y de andar con sus zapatos. Y también conocía bien a esos dos niños
porque mi infancia fue muy parecida, corriendo descalzo en verano y pasando la
mitad del tiempo subido a los árboles”
“Las llaves del reino”, “Recuerda”, “Duelo al
sol”, “La barrera invisible”, “El proceso Paradine”, “El pistolero”, “El
hidalgo de los mares”, “El mundo en sus manos”, “Las nieves del Kilimanjaro”…
... “Vacaciones
en Roma”, “El hombre del traje gris”, “Moby Dick”, “Mi desconfiada esposa”,
“Horizontes de grandeza”, “Los cañones de Navarone”, “El cabo del terror”, “La
conquista del Oeste”…
“No
había nadie capaz de explicar las cosas con tanta claridad como Atticus. Y
aunque esa cualidad suya no nos sirviera para despertar la admiración de
nuestros amigos, Jem y yo teníamos que admitir que en eso era un maestro”
Gregory
Peck era ya toda una estrella cinematográfica cuando dio vida,
maravillosamente, a Atticus Finch en esta película, título que se convertiría
en el favorito de toda su carrera.
“Honestamente
puedo decir que en los años que llevo haciendo películas nunca un papel ha
estado tan cerca de mí como el de Atticus Finch. Puse todo lo que tenía en él.
Todos mis sentimientos y todo lo aprendido en 46 años de vida. Y mis
sentimientos acerca de la justicia racial y la desigualdad"
Boaty
Boatwright, por aquel entonces un joven ayudante de dirección, fue enviado al sur
de Estados Unidos para buscar a los pequeños actores que interpretarían a los
hijos de Atticus Finch. Tras una larga lista de candidatos, fueron elegido
finalmente Mary Badham y Phillip Alford.
“Atticus,
Jem dice que algún día este reloj le pertenecerá… Y
a mí, ¿qué me vas a dar?”
Hermana
pequeña del director John Badham (quien nos dejó títulos como “Fiebre del
sábado noche”, “El trueno azul”, “Juegos de guerra” o “Cortocircuito”), Mary Badham debutaba como actriz
en “Matar a un ruiseñor” como Jean Louis “Scout” Finch, la adorable hija de
Atticus. Mary tan sólo aparecería después en “Propiedad condenada”, en otros
dos títulos cinematográficos más y en otras dos series televisivas.
Por
su magistral interpretación en “Matar a un ruiseñor”, Mary se convertía, a sus
diez años de edad, en la actriz más joven en ser nominada en los Premios Oscar.
El galardón, sin embargo, se lo llevaba esa noche otra jovencita de 16 años
llamada Patty Duke Astin que nos dejaba también maravillados con su extraordinaria
composición de Helen Keller en “El milagro de Ana Sullivan”.
Durante
el rodaje, Mary y Gregory desarrollaron una estrecha amistad que perduró hasta
el fallecimiento en 2003 del actor, al que ella siempre llamó Atticus.
“Atticus,
Jem está subido al árbol. Dice que no bajará hasta que tú le digas que jugarás
al rugby con los metodistas…”
Philip
Alford interpretaba magníficamente a Jem, hijo de Atticus y hermano de Scout. Philip debutaba también aquí como actor,
apareciendo después tan sólo en otro título cinematográfico más, “El valle de
la violencia”, y en algún que otro programa televisivo, retirándose de la
actuación en 1972 y convirtiéndose en un exitoso hombre de negocios.
“Oye,
Jem, te apuesto dos cromos de Gulliver contra uno de Tom Sawyer a que no te
atreves a entrar en el jardín de Boo Radley…”
Y
John Megna era para nosotros Dill Harris, o Tití, compañero de juego de los
dos hermanos en los veranos de Maycomb. John nos regalaba también una maravillosa
recreación de su personaje, que estaba basado en los recuerdos que tenía Harper
Lee de Truman Capote, vecino suyo en la infancia y desde entonces amigo íntimo
de la escritora.
Tras
“Matar a un ruiseñor”, John seguiría apareciendo en diversas series televisivas
y en títulos cinematográficos como “Canción de cuna para un cadáver”, “El
padrino. Parte II” o “Los locos de Cannonball”.
Mary
Badham y Robert Mulligan
Durante
el rodaje, Robert Mulligan dejaba a los niños comportarse como tales,
dejándoles jugar en ocasiones y colocando la cámara y el resto del equipo a
distancia, y procurando interrumpirles lo menos posible…
El
resultado fue una interpretación espectacularmente natural de los tres pequeños.
Robert
Mulligan habia debutado como director en la pequeña pantalla a principios de
los años 50. Tras “Matar a un ruiseñor”, nos dejaría otros clasicos del
cine como “Amores con un extraño”, “La rebelde”, “Verano del 42”, “El otro” o
“El próximo año, a la misma hora”. Muy tristemente, Mulligan se nos iba en 2008
pero su magia y su tremenda sensibilidad se quedaban para siempre con nosotros.
El
californiano Russell Harlan firmaba la maravillosa fotografía de esta película.
Harlan ya nos había dejado su buen hacer en títulos como “Río Rojo”, “El
enigma… de otro mundo”, “Semilla de maldad”, “Tierra de faraones”, “El loco de
pelo rojo”, “Testigo de cargo”, “Río Bravo”, “Operación Pacífico”,
“¡Hatari!”... Otro genio.
La
parte técnica de la película era redondeada con el acertado montaje de Aaron
Stell, la extraordinaria dirección artística de Henry Burnstead y Alexander
Golitzen…
…
y la magistral banda sonora de Elmer Berstein, excepcional compositor
neoyorkino que debutaba a toda pantalla en 1951 y ya nos había dejado
auténticas joyas musicales en títulos cinematográficos como “El hombre del
brazo de oro”, “Los diez mandamientos”, “Los siete magníficos”, “Los
comancheros”, “La gata negra” o “El hombre de Alcatraz”.
Tras
“Matar a un ruiseñor”, una de las bandas sonoras con mayor sensibilidad de toda
la historia del cine, Bernstein nos regalaría otras maravillas musicales en “La
gran evasión”, “La batalla de las colinas del whisky”, “Los cuatro hijos de
Katie Elder”, “Tarón y el caldero mágico”, “Aterriza como puedas”, “Mi pie
izquierdo”, “El prado” o “La edad de la inocencia”. Muy grande Elmer Bernstein,
muy grande.
Los inolvidables títulos de crédito iniciales de “Matar a un ruiseñor” fueron creados por Steve Frankfurt, excelente diseñador creativo contratado por Alan J. Pakula. Más adelante, Frankfurt
diseñaría también los créditos de “La semilla del diablo”, “Network, un mundo implacable”
o la serie de television “Medicos de Los Ángeles”.
Robert
Mulligan esperaba poder rodar en el mismo lugar donde transcurría la acción en
la novela, pero Monroeville (Alabama) era para entonces una ciudad demasiado
moderna. Así que la ciudad fue reconstruída en los Universal Studios. Asimismo,
la sala del tribunal era también una recreación del interior del Monroe County
Courthouse de Monroeville.
Harper
Lee asistió al rodaje de esta película y llegó a asegurar que la recreación de la
ciudad en estudio era perfecta y que la historia recogía los personajes y
sentimientos básicos de la novela.
El
personaje de Tom Robinson, el hombre negro acusado de abusar de una chica
blanca al que Atticus defendía, era maravillosamente interpretado por Brock
Peters, quien tras debutar a toda pantalla en 1954 con “Carmen Jones”, añadiría
a su filmografía otros títulos como “Porgy and Bess” o “La habitación en forma
de L”.
Tras
“Matar a un ruiseñor”, seguimos viendo a Peters en películas como “Mayor
Dundee”, “Cuando el destino nos alcance”, “Pánico en el estadio”, “Las aventuras de Huckleberry Finn” o “Fantasmas
del pasado” y en series de televisión como “La ley del revólver”, “Baretta”,
“Raíces: las siguientes generaciones” o “Star Trek: Espacio profundo 9”. Y el
16 de Junio de 2003, Brock leía el elogio fúnebre a Gregory Peck.
Paul
Fix daba vida al Juez Taylor. Fix llevaba en la gran pantalla desde 1925 y el
público americano ya le había visto en otros títulos cinematográficos como
“Scarface, el terror del hampa”, “Almas en el mar”, “La patrulla del coronel
Jackson”, “Río Rojo”, “La legión invencible”, “Johnny Guitar” o “Gigante”.
James
Anderson nos hacía una magnífica composición de Bob Ewell, su personaje. James
había debutado como actor en la gran pantalla en “El sargento York” (1941),
película a la que siguieron otras muchas como “Piratas del Mar Caribe”, “Camino
de la horca”, “Hoguera de odios” o “La gran prueba” e infinidad de
intervenciones en diferentes series de la pequeña pantalla antes de su
intervención en “Matar a un ruiseñor”, tras la que Anderson también aparecería
en otros tres míticos títulos cinematográficos: “Toma el dinero y corre”, “La
balada de Cable Hogue” y “Pequeño gran hombre”.
Mayella,
la hija de Ewell, era magistralmente interpretada por Collin Wilcox Paxton,
quien tan sólo había aparecido en el mundo televisivo cuando fue elegida para este
papel. Después, Collin siguió interviniendo en diversas series televisivas y en
títulos cinematográficos como “Trampa 22”, “Fluke” o “Medianoche en el jardín
del bien y del mal”.
Completaban
el magnífico reparto nombres como Estelle Evans (Calpurnia), Rosemary Murphy
(Maudie Atkinson), Frank Overton (Sheriff Heck Tate), Ruth White (Mrs. Dubose),
Alice Ghostley (Stephanie Crawford), William Windom (Mr. Gilmer), Crahan Denton
(Walter Cunningham) o Kim Stanley (como la voz narradora de Scout adulta).
Y
un debutante y extraordinario Robert Duvall como el mágico Boo Radley. El
guionista Horton Foote conocía a Duvall por su anterior trabajo televisivo en
diversas series. La elección de este actor no pudo ser más afortunada.
Para
una mejor composición de su papel, Robert permaneció seis semanas alejado del
sol y se tiñó el pelo de rubio. Y, sin emitir una sola palabra, consiguió
transmitirnos la fascinante sensibilidad de su personaje. Grande, grande, grande Robert
Duvall. Enorme.
Producida
por Alan J. Pakula para Universal Pictures, “Matar a un ruiseñor” (To kill a mockingbird) era estrenada
en Los Ángeles, California, el 25 de diciembre de 1962, hace hoy ya 50 años.
Al
año siguiente era premiada con el Oscar al mejor actor (Gregory Peck), guión
adaptado y dirección artística, siendo además nominada en las categorías de película,
director, actriz secundaria (Mary Badham), fotografía y banda sonora.
También
recibía el Globo de Oro al mejor actor (Gregory Peck) y a la mejor banda sonora.
En el Festival de Cannes, Robert Mulligan obtenía el Gary Cooper Award por su
maravilloso trabajo y Gregory Peck el italiano David di Donatello como mejor
actor extranjero.
ATTICUS:
“La verdad es que se ha hablado mucho en esta población respecto al hecho de
que no debería defender a ese hombre…”
SCOUT:
“Si no deberías defenderle, entonces ¿por qué lo haces?”
ATTICUS:
“Entre varias razones, porque si no lo hiciera no podría ir con la cabeza bien
alta y ni siquiera podría deciros a ti y a Jem qué es lo que debéis hacer”
El personaje de Atticus Finch tenía como modelo a Amasa Lee, el padre de Harper.
Amasa era abogado y Finch el apellido de soltera de la madre de Harper Lee. Gregory
Peck quiso conocer a Amasa, creciendo pronto una buena amistad entre ellos. Amasa
Lee murió durante el rodaje y Harper le regaló posteriormente a Peck su reloj y
su cadena. Cuando Peck recogió su Oscar al año siguiente llevaba ese mismo
reloj.
“Para
mí, el de “Matar a un ruiseñor” ha sido su mejor papel porque él tiene mucho de
ese personaje…
Él fue entonces, y lo seguirá siendo, mi Atticus”