Debutó sobre un escenario con tan sólo siete años de edad, aunque fue en los años veinte, principalmente en la Compañía de Gregorio Martínez Sierra, cuando empezó a manifestarse su popularidad al especializarse en papeles cómicos. Su disposición para trasladar el humor de la calle a la escena la convirtió pronto en una estrella del teatro español, escribiendo para ella algunas obras el propio Jacinto Benavente.
Su exitosa carrera la consolidó como la primera actriz del Teatro Infanta Isabel de Madrid, del que fue cabeza de cartel durante más de treinta años.
Allí estrenó, entre otras, obras de Jardiel Poncela como “Angelina o el honor de un brigadier”, “Cuatro corazones con freno y marcha atrás”, “Un marido de ida y vuelta”, “Tú y yo somos tres”…
De Miguel Mihura, “La canasta”, “Carlota”, “Melocotón en almíbar”… Y de otros autores como Jacinto Benavente (“Ha llegado Don Juan”), Tono (“Guillermo Hotel”) o Alfonso Paso (“Cosas de papá y mamá”).
Y recibió, entre otros merecidos galardones, el Premio Nacional de Teatro.
Nacida en Madrid el 28 de Enero de 1901, Isabel Garcés Cerezal debutó en la gran pantalla en 1959, junto a Alberto Closas y José Luis López Vázquez y a las órdenes de Luis César Amadori, con “Una gran señora”, título cinematográfico por el que fue ya reconocida al año siguiente con el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos y el Premio de Sindicato Nacional del Espectáculo.
A los dos años llegaría su disparatado papel de Gabriela en “Mi noche de bodas”, comedia dirigida con gran acierto por el argentino Tulio Demicheli donde Isabel compartía cartel con nombres como Rafael Alonso, Concha Velasco, Tony Leblanc, Gracita Morales, Mari Carmen Prendes, Agustín González, José Orjas… Una delicia, vamos.
Ese mismo año también dio vida a la entrañable Herminia de “Ha llegado un ángel”, primer encuentro en la gran pantalla de Isabel con Marisol, la estrella infantil del momento.
Una perfecta combinación que disfrutaríamos más adelante en otros cinco títulos más: “Marisol rumbo a Río”, “Búsqueme a esa chica”, “Las 4 bodas de Marisol”, “Solos los dos” y “El taxi de los conflictos”.
Tras películas como “Mentirosa” o “Las hijas de Helena”, Isabel volvió a trabajar a las órdenes de Luis César Amadori en 1963 en “La casta Susana”, esta vez en el papel de Delfina y de nuevo junto a Rafael Alonso, Gracita Morales y José Orjas.
Más adelante, compartió también cartel con Pili y Mili en “Como dos gotas de agua” y con Rocío Dúrcal en “Cristina Guzmán”, Las leandras” (donde Isabel daba vida a la directora del Liceo), y “La novicia rebelde”.
Los años 70 le trajeron títulos como “No desearás al vecino del quinto”, “Pierna creciente, falda menguante” o “Busco tonta para fin de semana”.
Y en 1973 rodó su, quizá, papel más entrañable dirigida por Pedro Lazaga en “El abuelo tiene un plan”, comedia escrita por Alfonso Paso donde Isabel, aquí como Elena, era, precisamente, el “plan” de Leandro (Paco Martínez Soria), un abuelo de familia de lo más juvenil. José Sacristán, Manuel Zarzo, Elvira Quintillá y Erasmo Pascual, entre otros, secundaban a la perfección a la pareja protagonista.
“Cómo matar a papa… sin hacerle daño”, “Una abuelita de antes de la guerra” y “Las bodas de Blanca” fueron sus últimos trabajos para la gran pantalla, trabajos a los que otorgó siempre un especial toque humorístico y una gran entrañabilidad.
Con una dilatada carrera en el teatro y la cinematografía españoles (estrenó más de trescientas obras y participó en un centenar de películas), Isabel Garcés fue siempre muy querida por su público espectador y por sus compañeros de profesión.
Tristemente nos dejó, a los 80 años de edad, hace ya 30 años, el 3 de Febrero de 1981. Pero también nos hizo herederos de sus películas, donde siempre, siempre derrochó ternura, simpatía y mucho, mucho sentido del humor.
Gracias, Isabel , sencillamente por ser como fuiste.
Esta actriz era genial. Lo hacía con mucha naturalidad y como dice JLin, tenía una voz particular, bastante cálida. No sabía que tenía una carrera tan dilatada!
ResponderEliminarYo tampoco lo sabía, Gustavo. Imaginaba que venía del teatro pero no que tenía ese nivel.
ResponderEliminarEs curioso como los comentarios hacen referencia a la voz tan peculiar de nuestra protagonista.
ResponderEliminarPero es que eso era común en los grandísimos actores, ya fueran protagonistas, o de carácter, que que hubo en España desde los años 40 hasta casi los 90. Y no es por despreciar a las nuevas generaciones de intérpretes, que ese es territorio de la anfitriona, y sabe mucho, mucho.
Pero esos actores de antaño, ¡es que tenían unas voces! Eran todos tan especiales, tan característicos, hablaban tan bien, una dicción tan soberbia...
Tenia que haber sido una maravilla verla actuar en teatro, debo buscar a ver si hay algunos Estudios 1 por la red; y es que adoro a Mihura, Poncela, y con Isabel Garcés en esas obras tenía que ser una delicia.
Muy merecido tu homenaje, Clementine.
Estoy de acuerdo contigo, Tirador, los grandes actores de antes eran profesionales absolutos y de una naturalidad asombrosa. A mi me encanta ver las películas españolas de esta época principalmente por el reparto. Y ver a Isabel Garcés interpretando las obras de Mihura y compañia hubiera sido realmente un lujo.
ResponderEliminarIsabel Garcés junto a Gracita Morales no solo tenían unas voces privilegiadas, sino además un talento natural sin artificios ni edulcorantes.
ResponderEliminarAdemás son dos actrices que, a poco que salgan en una película, centran la atención del espectador en ellas. Como pasa, por ejemplo, con Manolo Gómez Bur, Manuel Alexandre o Agustín González. Qué grandísimos actores había antes, Cahiers.
ResponderEliminarIsabelita la llamaban, ¿no?, Era más rica...
ResponderEliminarBuen dato ése que aportas, Alicia. Sí, para muchos era Isabelita Garcés. Y era muy rica también, muy entrañable.
ResponderEliminarMis recuerdos de esta artistaza con todas las letras van relacionados con los entrañables personajes de las películas de Marisol.
ResponderEliminarGracias a tu entrada, ahora sé que detrás de estos personajes se encontraba la sólida actriz cómica que sospechaba. A mí también me hubiera gustado verla en el teatro interpretando algo de Mihura.
Yo sin embargo, Roberto, no recuerdo haberla conocido por las películas de Marisol, sino más bien por las de Paco Martínez Soria y compañía. Pero siempre me he alegrado de verla en el reparto. Era realmente una actriz cómica magistral.
ResponderEliminarSiempre la recuerdo en Mi último tango con Sara Montiel, en una escena en que se hace la ingenua y despluma en la mesa de juego a un grupo de "caballeros" que pensaban hacer el agosto a su costa. Realmente genial y entrañable.
ResponderEliminarAh, pues ahí no la he visto yo, Dickson, tomo nota. Sí, era única también para ese tipo de escenas.
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