sábado, 26 de febrero de 2011

And my Oscar goes to...

Fíjense esta noche en los rostros de los perdedores cuando aplauden a los ganadores. Contemplen ustedes la mejor actuación de su vida
(Bob Hope, considerado el maestro de ceremonias por excelencia de la gala de los Oscars, presentándola nada menos que en 17 ocasiones)

Mañana tendrá lugar la 83 edición de los Premios Oscar. Pero no voy a hablaros aquí de las nominaciones de este año, no. Voy a hacer algo que me apetece mucho más y me hace muchísima más ilusión.

Entregar mis propios Oscar de la Academia a aquéllos que no lo recibieron aún mereciéndolo, y mucho. Y aunque me es muy difícil seleccionar, me voy a lanzar a premiar a cinco en las diferentes categorías principales.

¿Qué por qué hago esto? Pues porque no me parece justo que no sean premiadas una serie de películas, directores, actores, actrices… por el hecho de competir con otros de su misma calidad. O no, porque también ha habido perdedores injustos en estas ceremonias. Ya veréis, ya.


Oscar a la MEJOR PELÍCULA
“Las uvas de la ira”, “Ciudadano Kane”,
“Un tranvía llamado deseo”, “Vencedores o vencidos” y “Matar un ruiseñor”
 

Oscar al MEJOR DIRECTOR
John Ford por “La diligencia”, Laurence Olivier por “Hamlet”,
Sidney Lumet por “Doce hombres sin piedad”, Bob Fosse por “All that Jazz”
e Ingmar Bergman por “Fanny y Alexander”

A los miembros de la Academia: quisiera que volviesen a ver “Veredicto final” y me explicasen qué debe hacer Paul Newman para ganar un Oscar
(Anuncio aparecido en el Daily Variety al día siguiente de la ceremonia de 1983)
 

Oscar al MEJOR ACTOR PRINCIPAL
Henry Fonda por “Las uvas de la ira”,
Marlon Brando por “Un tranvía llamado deseo”,
Michael Caine por “Alfie”, Paul Newman por “Veredicto final”
y Anthony Hopkins por “Lo que queda del día”

Oscar especial por no estar ni siquiera nominado:
Alec Guinness por “Ocho sentencias de muerte”

¿Cómo demonios me puede gustar haber estado tantos años en este negocio y ver cómo uno de mis hijos gana el Oscar antes que yo?
(Henry Fonda en 1969, año en que nominaron a Jane como actriz por “Danzad, danzad, malditos” y a Peter como guionista por “Buscando mi destino”)


Oscar a la MEJOR ACTRIZ PRINCIPAL
Bette Davis por “Eva al desnudo”, Vanessa Redgrave por “Isadora”,
Meryl Streep por “Memorias de África”,
Brenda Blethyn por “Secretos y mentiras”
y Juliette Binoche por “Chocolat”

Oscar especial por no estar ni siquiera nominadas:
Mary Stuart Masterson y Kathy Bates (imposible elegir una de las dos)
por “Tomates verdes fritos”

Jack Lemmon recibió en 1955 el Oscar al mejor actor secundario por “Escala en Hawaï”. Más adelante fue nominado por “Con faldas y a lo loco”, “Días de vino y rosas” y “El apartamento”, sin lograr ninguna de las estatuillas.

Al recibir en 1973 el Oscar al mejor actor secundario por “Salvar al tigre” comentó: “Tenía un discurso preparado desde 1959. Pero se me ha olvidado”.
 

Oscar al MEJOR ACTOR DE REPARTO
Jack Palance por “Raíces profundas”,
Sessue Hayakawa por “El puente sobre el río Kwai”,
Montgomery Clift por “Vencedores o vencidos”,
John Cassavetes por “Doce del patíbulo”
y Haley Joel Osment por “El sexto sentido”

Oscar especial por no estar ni siquiera nominado:
Jason Robards por “El destino también juega”

Los premios son siempre muy agradables, pero preferiría tener trabajo
(Jane Darwell, Oscar a la mejor actriz de reparto por “Las uvas de la ira")


Oscar a la MEJOR ACTRIZ DE REPARTO
Judith Anderson por “Rebeca”, Mary Badham por “Matar un ruiseñor”,
Mildred Natwick por “Descalzos por el parque”, Jodie Foster por “Taxi driver”
y Abigail Breslin por “Pequeña Miss Sunshine”

Oscar especial por no estar ni siquiera nominada:
Virginia Weidler por “Historias de Filadelfia”

Con una orquesta, los jesuitas
hubiesen podido someter a todo el continente
 

Y, finalmente, le doy el Oscar a Ennio Morricone por “La Misión”.

Y por “Hasta que llegó su hora”, “Novecento”, “Érase una vez en América”,
“Los intocables de Eliot Ness”, “Cinema Paradiso”,
“La leyenda del pianista en el océano”…
 

Realmente, no sé por qué me dan ustedes el premio. Debe de ser porque me quedan pocos minutos de vida. O quizá también porque desde hace cosa de un mes casi todas las publicaciones dicen que yo jamás he tenido un Oscar.
Quisiera que recordaran ustedes que en 1940 fui nominado por mi trabajo en una película de John Ford basada en una novela de John Steinbeck y titulada “Las uvas de la ira”. Si no la recuerdan, podrán verla el Miércoles en el canal 7. De todas formas, muchas gracias

(Henry Fonda al recoger en 1981 el Oscar Honorífico que le fue entregado
por un orgulloso Robert Redford)

lunes, 21 de febrero de 2011

Hannah y sus hermanas

Tres hermanas de diferentes caracteres, hijas de un maduro matrimonio de actores, tienen vidas entrelazadas. Hannah, la mayor de ellas, es una actriz teatral de éxito y perfecta esposa de Elliot, un rico empresario. Lee vive con un intelectual pintor por el que siente más admiración que amor. Y Holly, la oveja negra de la familia, es una artista frustrada con un enorme complejo de inferioridad.


El 7 de Febrero de 1986 se estrenaba en Estados Unidos “Hannah y sus hermanas” (Hannah and her sisters), uno de los títulos más completos de Woody Allen.

Producción de Jack Rollins y Charles H. Joffe para la Orion Pictures Corporation con guión original de Woody Allen, “Hannah y sus hermanas” combina la correcta fotografía de Carlo Di Palma con música clásica de Puccini y Bach y, cómo no, canciones americanas de los años 30 y 40 tan míticas como “You made me love you”, “Where o when”, “The way you look tonight” o “Isn’t it romantic”.

Y como suele ser habitual en el cine de Woody Allen, esta historia nos viene contada a través de un interesante plantel de grandes actores, en este caso sin ningún personaje que adquiera más protagonismo que otro.


Hannah, la hermana que da nombre al film, nos llegaba de la mano de Mia Farrow, entonces compañera sentimental del cineasta y musa de sus películas que ya había aparecido anteriormente en otros títulos suyos como “”La comedia sexual de una noche de verano”, “Zelig”, “Broadway Danny Rose” y “La rosa púrpura de El Cairo”.

Y volvería a aparecer tras “Hannah y sus hermanas” en otros como “Días de radio”, “Septiembre”, “Otra mujer”, “Edipo reprimido” (tercera historia de ”Historias de Nueva York”), “Delitos y faltas”, “Alice”; “Sombras y niebla” y “Maridos y mujeres”.


Lloyd Nolan y Maureen O’Sullivan nos ofrecían dos magníficas interpretaciones como los padres de las tres hermanas. Tristemente Nolan, actor clásico del cine y la televisión, no llegó a ver esta película pues falleció pocos meses antes de su estreno.


Maureen O’Sullivan, madre en la vida real de Mia Farrow, nos decía adiós en 1998, aunque siempre estará en nuestro recuerdo como la mejor Jane de Johnny Weissmuller, sin duda también el mejor Tarzán.

En “Hannah y sus hermanas” además aparecían cuatro de los hijos en la vida real de Mia Farrow. Dos de ellos como sus hijos en la película y los otros dos como jóvenes invitados al Día de Acción de Gracias.
 

Muchas de las escenas en las que sale Hannah fueron rodadas en el propio apartamento de Mia Farrow. Woody Allen contó un tiempo después que Mia tuvo una vez la extraña experiencia de estar viendo la película por televisión y, por tanto, su propio apartamento, mientras ella misma estaba en él.

Me producía una sensación extraña estar rodando escenas en mis propias habitaciones… mi cocina, mis cazuelas, mis propios hijos pronunciaban algunas frases, Michael Caine con un albornoz en mi cuarto de baño revolviendo mi botiquín, o yo tumbada besando a Michael mientras Woody miraba


A Lee, una de las dos hermanas de Hannah, la conocíamos a través de Barbara Hershey, excelente actriz californiana que llevaba ya una extensa carrera televisiva y a la que habíamos visto anteriormente en títulos cinematográficos como “El ente”, “Elegidos para la gloria” o “El mejor”. Tras “Hannah y sus hermanas” vendría su papel de María Magdalena en “La última tentación de Cristo” y otros títulos como “El ojo público” o “Retrato de una dama”.


Lee vive en esta historia con Frederick, personaje interpretado magistralmente por Max von Sydow, actor predilecto de Ingmar Bergman, gran cineasta idolatrado a su vez por Woody Allen.

Cuando Barbara y Max terminaron de rodar su última escena juntos, el equipo de la película se puso en pie para ovacionarles. Y no era para menos.


Holly, la otra hermana de Hannah, era interpretada por Dianne Wiest, actriz de una gran vis cómica y bastante habitual también en la filmografía de Allen, a la que habíamos visto ya en “La rosa púrpura de El Cairo” y volveríamos a ver después de “Hannah y sus hermanas” en otros títulos como “Días de radio”, “Septiembre” o “Balas sobre Broadway”.


Y por último, Elliot, personaje en apariencia secundario con una relevancia, sin embargo, crucial en esta historia. Papel hecho a la medida de Michael Caine, cuyas sobradas dotes para la comedia ya habíamos admirado en otros títulos como “California Suite” o “Lío en Río”.

El reparto se completaba a la perfección con nombres como Sam Waterston, John Turturro, Carrie Fisher o Daniel Stern.


Hannah y sus hermanas” obtuvo, entre otros muchos premios, el Oscar al mejor guión, al mejor actor de reparto (Michael Caine) y a la mejor actriz de reparto (Dianne Wiest). También fue nominada a la mejor película, director, montaje y dirección artística.

Woody Allen obtuvo un ALFS Award al mejor guionista del año en el London Critics Circle Film Awards y un premio como actor en los American Comedy Awards. También obtuvo un David di Donatello al mejor guión en lengua extranjera.


En los británicos Premios Bafta, “Hannah y sus hermanas” fue galardonada a la mejor dirección y mejor guión original, siendo también nominada a mejor película, mejor actor (Woody Allen y Michael Caine), mejor actriz (Mia Farrow y Barbara Hershey) y mejor montaje.

Los Globos de Oro también la reconocieron nominándola al mejor director, actor de reparto (Michael Caine), actriz de reparto (Dianne Wiest) y guión original.

Y fue también nominada como mejor película extranjera en los franceses Premios César y en los Premios de la Academia Japonesa.


En definitiva, una muy humana historia sobre la relación entre tres hermanas narrada a la perfección por ese genio cinematográfico llamado Woody Allen.

miércoles, 16 de febrero de 2011

ISABEL GARCÉS

Debutó sobre un escenario con tan sólo siete años de edad, aunque fue en los años veinte, principalmente en la Compañía de Gregorio Martínez Sierra, cuando empezó a manifestarse su popularidad al especializarse en papeles cómicos. Su disposición para trasladar el humor de la calle a la escena la convirtió pronto en una estrella del teatro español, escribiendo para ella algunas obras el propio Jacinto Benavente.


Su exitosa carrera la consolidó como la primera actriz del Teatro Infanta Isabel de Madrid, del que fue cabeza de cartel durante más de treinta años.

Allí estrenó, entre otras, obras de Jardiel Poncela como “Angelina o el honor de un brigadier”, “Cuatro corazones con freno y marcha atrás”, “Un marido de ida y vuelta”, “Tú y yo somos tres”…

De Miguel Mihura, “La canasta”, “Carlota”, “Melocotón en almíbar”… Y de otros autores como Jacinto Benavente (“Ha llegado Don Juan”), Tono (“Guillermo Hotel”) o Alfonso Paso (“Cosas de papá y mamá”).

Y recibió, entre otros merecidos galardones, el Premio Nacional de Teatro.


Nacida en Madrid el 28 de Enero de 1901, Isabel Garcés Cerezal debutó en la gran pantalla en 1959, junto a Alberto Closas y José Luis López Vázquez y a las órdenes de Luis César Amadori, con “Una gran señora”, título cinematográfico por el que fue ya reconocida al año siguiente con el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos y el Premio de Sindicato Nacional del Espectáculo.


A los dos años llegaría su disparatado papel de Gabriela en “Mi noche de bodas”, comedia dirigida con gran acierto por el argentino Tulio Demicheli donde Isabel compartía cartel con nombres como Rafael Alonso, Concha Velasco, Tony Leblanc, Gracita Morales, Mari Carmen Prendes, Agustín González, José Orjas… Una delicia, vamos.


Ese mismo año también dio vida a la entrañable Herminia de “Ha llegado un ángel”, primer encuentro en la gran pantalla de Isabel con Marisol, la estrella infantil del momento.

Una perfecta combinación que disfrutaríamos más adelante en otros cinco títulos más: “Marisol rumbo a Río”, “Búsqueme a esa chica”, “Las 4 bodas de Marisol”, “Solos los dos” y “El taxi de los conflictos”.


Tras películas como “Mentirosa” o “Las hijas de Helena”, Isabel volvió a trabajar a las órdenes de Luis César Amadori en 1963 en “La casta Susana”, esta vez en el papel de Delfina y de nuevo junto a Rafael Alonso, Gracita Morales y José Orjas.

Más adelante, compartió también cartel con Pili y Mili en “Como dos gotas de agua” y con Rocío Dúrcal en “Cristina Guzmán”, Las leandras” (donde Isabel daba vida a la directora del Liceo), y “La novicia rebelde”.


Los años 70 le trajeron títulos como “No desearás al vecino del quinto”, “Pierna creciente, falda menguante” o “Busco tonta para fin de semana”.

Y en 1973 rodó su, quizá, papel más entrañable dirigida por Pedro Lazaga en “El abuelo tiene un plan”, comedia escrita por Alfonso Paso donde Isabel, aquí como Elena, era, precisamente, el “plan” de Leandro (Paco Martínez Soria), un abuelo de familia de lo más juvenil. José Sacristán, Manuel Zarzo, Elvira Quintillá y Erasmo Pascual, entre otros, secundaban a la perfección a la pareja protagonista.

“Cómo matar a papa… sin hacerle daño”, “Una abuelita de antes de la guerra” y “Las bodas de Blanca” fueron sus últimos trabajos para la gran pantalla, trabajos a los que otorgó siempre un especial toque humorístico y una gran entrañabilidad.
 

Con una dilatada carrera en el teatro y la cinematografía españoles (estrenó más de trescientas obras y participó en un centenar de películas), Isabel Garcés fue siempre muy querida por su público espectador y por sus compañeros de profesión.

Tristemente nos dejó, a los 80 años de edad, hace ya 30 años, el 3 de Febrero de 1981. Pero también nos hizo herederos de sus películas, donde siempre, siempre derrochó ternura, simpatía y mucho, mucho sentido del humor.

Gracias, Isabel , sencillamente por ser como fuiste.

sábado, 12 de febrero de 2011

Drácula

Yo soy Drácula. Bienvenido…

Hoy se cumple el 80 aniversario de “Drácula”, película clásica de terror estrenada en Nueva York el 12 de Febrero de 1931.


Producción de la Universal dirigida por Tod Browning, la película fue una adaptación a la gran pantalla de Hamilton Deane y John L. Balderston sobre la obra de teatro del primero, obra que a su vez estaba basada en la novela homónima de Bram Stoker.

La fotografía en blanco y negro de Karl Freund, la dirección artística de Charles D. Hall y la inmortal música de Tchaikovsky y Wagner enriquecían la tétrica ambientación de esta terrorífica historia. Y los grandes decorados construídos para el castillo de Transilvania y la Abadía fueron aprovechados para otras películas de la Universal.


La adaptación teatral del actor británico Hamilton Deane sobre la novela de Stoker tuvo un rotundo éxito. La primera representación tuvo lugar el 5 de Octubre de 1927, prolongándose hasta un total de 261 representaciones por todo el país. Y el actor que encarnaba en esta obra al Conde Drácula no era otro que Bela Lugosi.

Cuando Carl Laemmle, fundador y director de Universal Pictures, se trasladó a California en 1914, uno de sus primeros proyectos fue el de llevar al cine “Drácula”, objetivo que no lograría hasta quince años más tarde. Su idea original era la de hacer una adaptación de alto presupuesto que se ciñera a la novela de Bram Stoker. Pero tras la caída de la bolsa en 1929 y el comienzo de la Gran Depresión, Laemmle decidió no arriesgarse en una gran inversión y adaptar la menos costosa obra de teatro de Hamilton Deane que tanto éxito había obtenido.

Tras comprar los derechos de la obra de Broadway, Lon Chaney fue el primer actor considerado por la Universal para interpretar al Conde Drácula. Pero el actor falleció en 1930 y se tuvieron que barajar otros nombres como Paul Muni y Conrad Veidt.


Bela Lugosi, en el cine desde 1917, ansiaba conseguir en cine el papel que tanto éxito le había dado en Broadway. Y antes de ser elegido como el Conde Drácula se prestó como intermediario entre la Universal y la viuda de Bram Stoker para intentar que ésta rebajara el precio de los derechos del libro. Lugosi tuvo éxito en su empeño, asegurándose así el papel principal en la película.


Y aunque fue su personaje más famoso, sólo lo interpretó otra vez en la comedia “Abbott y Costello contra los fantasmas”. Sin embargo, sí dio vida después a infinidad de personajes parecidos al Conde Drácula en títulos como ”El regreso del vampiro” o “Plan 9 del espacio exterior”.


Para el papel de Mina, la protagonista de esta historia, estuvo considerada la mismísima Bette Davis, contratada en esa época por la Universal. Finalmente el papel fue para Helen Chandler, actriz que ya llevaba en el cine desde 1927. Y Laemmle le dio un pequeño papel a Carla Laemmle, su sobrina, que aparece brevemente en la escena inicial de la película.


En el reparto también figuraban nombres como Edward Van Sloan en el personaje de Van Helsing, papel que ya había interpretado este actor en la obra de teatro de Broadway junto a Lugosi.


Y en el papel de Renfield, el actor Dwight Frye, que junto al citado Van Sloan aparecía ese mismo año en “El doctor Frankenstein”, el otro gran clásico de terror de 1931.


Durante el rodaje de “Drácula”, el director Tod Browning no estaba muy a gusto con el incipiente cine sonoro. Para él el sonido era una complicación innecesaria y además no le gustaba filmar diálogos.

En “Drácula” hay gran cantidad de silencios que vienen de maravilla para reforzar la atmósfera tétrica y la sugerencia del relato.


Qué grande, Bela.

Claro que me gustaba Lugosi. Hizo un buen trabajo en “The thirteen chair” y en Broadway era Drácula
(Tod Browning)

martes, 8 de febrero de 2011

Milagro en Milán

La anciana Lolotta encuentra un niño en su huerto encima de un repollo. Decide criarlo con el nombre de Totò y lo educa a su manera. A la muerte de su madre adoptiva, Totò es llevado a un orfanato y cuando sale, ya mayor, se une a un grupo de indigentes que viven en unas barracas a las afueras de Milán.


El 8 de Febrero de 1951 se estrenaba en Italia “Milagro en Milán” (Miracolo a Milano), uno de los mejores y más mágicos títulos en la filmografía de Vittorio De Sica y una película emblemática del neorrealismo italiano producida por el propio cineasta.


Alegoría fantástica sobre la pobreza y la injusticia social basada en “Totò il buono”, novela de Cesare Zavattini, fue adaptada al cine por Suso Cecchi D’Amico, De Sica y el propio Zavattini, acompañando a unas bellas imágenes en blanco y negro la maravillosa música de Alessandro Cicognini.


Esta preciosa historia nos es contada, además, a través de unos mágicos personajes. Como Totò, su protagonista, interpretado con gran maestría por Francesco Golisano, actor nacido en Roma en 1929 que murió prematuramente a los 28 años de edad en un accidente de tráfico.


Golisano tan sólo nos dejó seis películas, pero su personaje de Totò le proporcionó merecidamente un sitio de honor en la historia del cine.


O como la anciana Lolotta interpretada por Emma Gramatica, célebre actriz italiana de teatro y cine que en 1916 fundó su propia compañía, en 1932 dirigió “La vieja dama” y en 1954 escribió el guión de “Peppino e la nobile dama”.


O como Edvige, la muchacha protagonista interpretada en esta historia por Brunella Bovo. Nacida en Padua, Brunella rodaba aquí su segunda película.


O como el egoísta y malvado Rappi al que da vida magistralmente Paolo Stoppa. Actor italiano de títulos tan conocidos como “Estación Termini”, “Mi tío Jacinto”, “Rocco y sus hermanos”, “El gatopardo” o “Hasta que llegó su hora”, a Stoppa le recordaremos siempre por su papel de Don Salvador, el genuino maestro de “Los Jueves, milagro”.


Y un auténtico reparto de lujo que completa uno de los mejores conjuntos de personajes de la historia del cine.


Para los efectos especiales de la película, Vittorio De Sica se trajo de América al especialista en efectos Ned Mann, que aquí hacía su último trabajo pero ya había dejado su huella en otros como “La Pimpinela Escarlata”, “El fantasma va al Oeste”, “Rembrandt”, “Fuego sobre Inglaterra” o “Ana Karenina”.


Milagro en Milán” obtuvo el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes y fue elegida como la mejor película de habla no inglesa por el Círculo de Escritores Cinematográficos de Nueva York. También recibió el Silver Ribbon a la mejor escenografía en los Italian National Syndicate of Film Journalist y fue nominada a la mejor película y mejor actor (Francesco Golisano) en los británicos Premios Bafta.


Y ya no os cuento más. Sólo os daré un buen consejo. Si ya la habéis visto, es el mejor momento para disfrutarla de nuevo. Y si no la conocéis, no os demoréis en descubrirla.

Porque “Milagro en Milán” es una de esas películas que, tras verla, te hace querer ser tan buena persona como Totò, su protagonista. O, como poco, parecerte a él.


Y es que estamos hablando de Vittorio De Sica, un excelente director que, además, estaba lleno de magia.

C’era una volta...

sábado, 5 de febrero de 2011

Chaplin en estado puro

Debido a su pobreza, una mujer se ve obligada a abandonar a su propio hijo. El niño es encontrado por un vagabundo, que decide acogerlo y criarlo a su manera.

Una película con una sonrisa, y quizá con una lágrima


"El chico" ("The kid"), una de las indiscutibles obras maestras de Charles Chaplin, era estrenada en Nueva York el 21 de Enero de 1921, hace ya 90 años.

Producida, dirigida y escrita por el propio Chaplin, quien también fue el artífice de su montaje, “El chico” fue la primera película de largo metraje del genial cineasta.

Hay casi tantas lágrimas como risas, lo cual prueba la aseveración de que Charlot es casi tan buen trágico como cómico. El chico puede ser considerada como una obra maestra de la pantalla
(Theatre Magazine)


La madre del chico más famoso de la historia del cine fue interpretada por la actriz Edna Purviance, quien ya había intervenido en más de veinte cortometrajes de Charles Chaplin antes de este film y completaría más adelante su filmografía con el director con “Una mujer de París”, “Monsieur Verdoux” y “Candilejas”.

La presentación de su chico golfillo sentado en el bordillo de la acera y sus instrucciones al niño en normas de conducta profesional quedarán registradas como una de las mejores cosas que Chaplin haya hecho jamás
(Variety)
 

Seis años tenía Jackie Coogan cuando fue elegido por Chaplin para esta película. “El chico” fue la tercera interpretación cinematográfica del pequeño actor tras “Skinner’s baby” y “Un día de placer”. Interpretación que sólo puede calificarse de genial.


El chico es la comedia que ya se presentía en los primeros trabajos cortos de Chaplin. También hay que hacer mención a una nueva figura de su compañía, fuente de inmensas delicias, un maravilloso niño que se llama Jackie Coogan. Aunque sea inconscientemente, resulta un actor tan acabado como todo el conjunto de actores cinematográficos que le acompañan. Es “el chico” por excelencia, y siempre será recordado junto con la imagen de Charlot
(The New York Times)

*****

Un vagabundo conoce a una muchacha ciega, vendedora de flores, y de forma indirecta se convierte en su benefactor.


Hace ya 80 años, el 30 de Enero de 1931, se estrenaba en Los Ángeles otra obra cumbre de Charles Chaplin, “Luces de la ciudad” ("City lights").

Producida, dirigida y escrita por Chaplin, que también firmaba su música y montaje, fue la primera película del cineasta en la nueva era del sonido.

La voz rompe la fantasía, la poesía, la belleza del cinematógrafo y de sus personajes. Hacerlos hablar es aniquilar todo su encanto


Convencido de que “Luces de la ciudad” debía ser un film mudo, Chaplin consiguió finalmente rodarla así, pese a las presiones que recibió a su alrededor. Y con su acostumbrada maestría, el acompañamiento musical ocupó el lugar de las palabras y los efectos sonoros subrayaron las secuencias más cómicas.

Luces de la ciudad demostró que el silencio - si es Chaplin quien se mantiene silencioso - es todavía oro. Si el film hubiera sido hablado, las risas y los aplausos del público durante la proyección habrían ahogado las palabras
(New York Evening Journal)


A pesar de no tener experiencia previa como actriz (tan sólo había aparecido como extra tres años atrás), Virginia Cherrill consiguió el papel de la vendedora de flores entre varias candidatas. Personaje clave hoy en la filmografía del mítico Charlot.

Luces de la ciudad” era la película favorita de Orson Welles. Su estreno lo compartió Charles Chaplin con Albert Einstein. George Bernard Shaw acompañó al cineasta en su estreno en Inglaterra.


Luces de la ciudad confirma la perennidad del arte de Chaplin, no sólo como actor sino también como realizador. Mientras continúe haciendo cine así, puede permitirse ignorar las películas habladas
(New York Evening Post)

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Apresado por la era del modernismo, Charlot es obrero en una fábrica en cadena, consistiendo su trabajo, prácticamente, en apretar los tornillos en una cinta móvil.


El 5 de Febrero de 1936, hace hoy 75 años, tenía lugar el estreno de “Tiempos modernos” ("Modern times"), otro título inmortal en la filmografía de Charles Chaplin.

Producida, dirigida y escrita por Chaplin, que también fue el autor de su música y montaje, fue la última película que rodó sin diálogos, aunque sí contaba con efectos sonoros e incluso se oía su propia voz entonando una pequeña canción.


Me pareció un buen tema para una película. Producimos mucho, pero nos encontramos con que no podemos disponer de lo que producimos. Para simbolizar nuestro tiempo, he presentado grandes máquinas en las cuales me extravío


Su compañera en esta historia fue Paulette Goddard, actriz que ya llevaba en la gran pantalla desde 1929. Durante el rodaje de “Tiempos modernos”, Paulette continuó trabajando como corista para los estudios Goldwyn. Y en el mismo año de la película, 1936, contrajo matrimonio con Chaplin.

"Chaplin conserva su modo característico de hacer comedias basándose estrictamente en la pantomima, tanto en lo que se refiere a su propio trabajo como al del cuadro de actores que lo secundan
(New York Daily News)


Originalmente se filmó un final muy distinto al que conocemos, sufriendo el vagabundo un ataque de nervios y siendo atendido en el hospital por la chica, ahora convertida en monja. Pero Chaplin lo desechó finalmente, rodando ese maravilloso final, más esperanzador, que forma ya parte de la mítica película.

La película es una brillante sucesión de gags y proezas, unidas entre sí de acuerdo con el tradicional y personalísimo estilo de Chaplin"
(New York Post)

“El chico”, ”Luces de la ciudad” y “Tiempos modernos”… Chaplin en estado puro.